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CIELO SAGRADA DE LOS INCAS

 

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Los cuerpos, dos niñas y un varón son mantenidos en freezers en Salta o Los estudiaron geneticamente o Habrían encontrado un pariente vivo, por vía materna, de la niña mayor

De la Redacción de LA NACION
por: Gabriela Navarra

Cuesta creer que esta muchacha de 28 años, pequeña y sencilla, que habla rápido y apasionadamente, es la misma que hace poco más de dos años -en marzo de 1999- halló, en la cumbre del volcán Llullaillaco, cerca de la frontera con Chile, a unos 500 kilómetros de la capital salteña y a más de 6700 metros de altura, el santuario sagrado ubicado más cerca del cielo del que se tenga registro en toda la historia de la humanidad.
Allí, en un recinto con esteríllado de paja de cerca de 1,60 metro de altura, realizado con cordelería de cabello humano e inexplicablemente mantenido durante 500 años del frío, nevadas y vientos, había tres momias incaicas: dos femeninas (una niña de 6 a 8 años y una adolescente de unos 14) y otra masculina (un varón menor de 10). Son las momias mejor conservadas del periodo prehispánico.
-Ahora se mantienen en tres freesers dispuestos por la Dirección de Patrimonio ¡o Cultural de Salta, en cuya capital vive Constanza Ceruti, arqueóloga de alta montaña, la autora de la epopeya.
En esa misión, Ceruti, que tiene una beca del Conicet, compartió la codirección con el estadounidense Johan Reinhard. Hace unos días, la arqueóloga estuvo en Buenos Aires, su ciudad natal, para ofrecer la conferencia "Momias y santuarios incaicos en las cumbres de los Andes".

Espíritu andino

Si fuera cierto aquello de que las almas no tienen origen, color o edad, podría bien creerse que algo de ese espíritu andino vive en esta inquieta muchacha, recibida a los 23 años con medalla de honor en la UBA, que desde los 14, cuando ascendió por primera vez al cerro La Banderita, en La Falda, Córdoba, se enamoró para siempre de la montaña y su magia.
-Viví en Tilcara (Jujuy) durante dos años -dice sonriendo---En una casa de adobe, con techo de paja, al pie del Pucará. Adoré esa casa; fue el nido desde donde salí a las cumbres. He subido ya más de 70 montañas y en la mayoría de ellas encontré algo de huaqueo: aventureros que usurpan parte de los santuarios, se llevan las ofrendas... Por eso es tan importante preservar estos lugares. Én este etapa mi tarea es de labora Lojip, con barbijo y guardapolvo estudiamos a las momias. Y hubo serpresas interesantes.

-¿Cuáles?

-Habitualmente a partir de las momias sólo puede reconstruírse un porcentaje mínimo de datos geneticos En este caso es la primera vez que a partir de un estudio de ADN antiguo se reconstruye y amplifica la totalidad de la secuencia genética. En este sentido se determinó que los niños no eran hermanos y apareció un posible parentesco por vía materna entre la niña mayor y alguien de origen quechua que vive en los Estados Unidos, cuyo ADN forma parte de la base de datos de 19 personas que lo ofrecieron voluntariamente en estudio.

-¿Por qué se han mantuvieron en tan buenas condiciones?

-Una tumba a 6739 metros de altura tiene condiciones especiales de frío, ausencia de microorganismos, ambiente seco. Esto ayudó a la preservación. No tienen la fisonomía de momias habituales. Aún no llevan nombres definitivos. Por ahora son El Niño, La Niña del Rayo (cuando estaba enterrada fue tocada por un rayo y tiene quemaduras) y La Doncella.

-Debe ser durísimo trabajar a tanta altura...

-Sin duda. En el caso del Llullaillaco, estuvimos 15 días a más de 6700 metros: nunca se hizo un trabajo científico a esa altura. Las condiciones son difíciles un frío que puede llegar a 40' bajo cero, vientos fortísimos que hacen casi imposible tomar nota porque las ráfagas literalmente arrancan las hojas y es difícil concentrarse a tanta altura para anotar números y datos en un ambiente hiperbárico. El cerebro no responde igualaríamos y pies siempre estan al borde del congelamiento. Hay buena ropa para montaña, y a veces conseguí que me la prestaran. Todavía no tengo mi propio equipo.

-Cómo bajaron las momias?

-Teníamos un teléfono satelital que nos permitió comunicarnos con Salta. En tierra, ayudaron el Ejercíto.

El sentido de los sacrificios

¿Qué significado tenían para los Incas los enterratorios en las cumbres de las montañas andinas?
Algo dificil de entender para nosotros -afirma Constanza CerutiEl sacrificio de estos niños era parte de una ceremonia sagrada. Haber sido elegidos era un honor. Por su pureza se los enviaba al más allá como representantes del Inca. Pero además, estas ceremonias tenían sentido sociopolítico y económico, legitimaban la dominación del Imperio inca
Los elegidos solían ser hijos dé nobles o curacas jefes políticos regionales. 'Al brindar un hijo en ofrenda --dice Constanza Ceruti- el padre de éste obtenía ventajas políticas a cambio."
"No hay acuerdo acerca de la periodicidad con que se realizaban estas ceremonias-, arqueóloga- Pero parece que ocurrían al designarse un nuevo inca La procesión partía de Cuzco y participaba todo el pueblo. Honraban al Inca que se iba pero, además, tomaban contacto las distintas regiones del Imperio. Iban a pie hasta la montaña elegida. Al enterratorio en cambio, ascendía una minoría."

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