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Sir Arthur Conan Doyle (1855-1930), conocido mundialmente como el autor
del carismático personaje Sherlock Holmes, nos relata un suceso muy curioso
acaecido durante los tristes años de la Primera Guerra Mundial. Doyle, fue un
ferviente defensor del espiritismo, muy en boga en aquellos años, y escribió un
libro relatando la vida y obra de muchos médium de la época y sucesos anómalos
ocurridos durante la guerra, llamado “Historia del Espiritismo”. El caso al que
nos referimos, sucedió el 4 de noviembre de 1914 (recién iniciada la Guerra
Mundial). Él mismo nos lo cuenta:
“Citaré el caso que se ha llamado de
“Telepatía del frente de batalla”. El 4 de noviembre de 1914, la señora Fussey,
de Winblendon, cuyo hijo “Tab” servía en Francia en el 9º. de Lanceros, se
hallaba sentada en su casa, cuando de pronto sintió en un brazo la sensación
lacerante de una herida. Se levanto con sobresalto gritando: “¡Cómo escuece!” ,
y se frotó el brazo. Sui marido se levantó para asistirla, pero no vio nada
anormal. La señora Fussey continuó quejándose de dolores, y de pronto exclamó:
“Tab” está herido en el brazo, estoy segura. Y el lunes siguiente, una carta
llegada de Francia del hijo del soldado, decía a sus padres que había sido
herido de un balazo en un brazo y que se hallaba en el hospital. El caso
coincide con las experiencias perfectamente contrastadas de varios psíquicos
que, por una ignorada ley de simpatía, sufrieron golpes simultáneamente con
accidentes ocurridos a amigos o a extraños que se encontraban en países
lejanos.
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