La Acrópolis o Ciudad Alta de Atenas ,Partenón, estuvo habitada desde unos 2.800 años a. C., pero sus ruinas deben su
belleza al genial Pericles
La Acrópolis ateniense se ve desde distintos puntos de la ciudad, y constituye el principal atractivo para los millones de visitantes que llegan a la capital griega cada año. Rep resenta el origen de la civilización occidental, y por ello su presencia intimida. Por la misma razón, muchos visitantes recomiendan una especie de ritual previo al encuentro. Dicen que no hay que acercarse a ella de forma directa, precipitada, sino hacerlo pausadamente, dando rodeos que retrasen el encuentro. Sugieren recorrer antes la ciudad, en un paseo en el cual la Acrópolis aparece y desaparece de a ratos. Se la ve desde distintas avenidas y plazas; desde las bocacalles del barrio antiguo de Plaka, justo a sus pies, o desde la colina Likavitos, que se eleva 277 metros en pleno centro de la ciudad. Se percibe, incluso, tras el smog en el que suele hundirse la capital griega, víctima de su caótico tránsito.
La Acrópolis, o "Ciudad Alta", se ubica sobre la cima de una colina, a 92 metros, y atesora las ruinas de una serie de edificios milenarios, la mayoría construidos durante el siglo V antes de Cristo por el gobernante Pericles. Se calcula que la colina
está habitada desde fines de la era neolítica (alrededor del 2.800 antes de Cristo). Sus ruinas pertenecen tanto al siglo XIV a. C. como al "Siglo de Pericles" -época de florecimiento de la vida intelectual y artística- y a las posteriores ocupaciones de romanos y turcos.
En sus inicios, la colina fue sede de la ciudad-estado, pero en el 510 a.C. el oráculo de Delfos -principal centro espiritual de la antigüedad- ordenó que fuera terreno de los dioses. Entonces pasó a ser un lugar sagrado dedicado a las divinidades.
Fue destruida por los persas a comienzos del siglo V a.C. y luego reconstruida por distintos gobernantes, principalmente Pericles, quien encargó los trabajos al escultor Fidias y a un grupo de arquitectos.
Los edificios fueron bien conservados hasta los siglos V y VI cuando
varias esculturas se usaron para enbellecer Constantinopla .En 1687
sufrieron los daños del bombardero al que lo sometieron los venecianos durante su asedio a la ciudad, entonces ocupada por los turcos. Para acceder a la Acrópolis se sigue el trazado de la antigua vía sacra, atravesando las columnas de los Propileos, construídos entre 437 y 432 a.C., y la reconstrucción del templo de Atenea Niké.
Una, entre las ruinas que atesora la explanada, capta especialmente las miradas: el grandioso Partenón, coronación de la Acrópolis de Pericles y obra maestra del arte griego. Dedicado a Atenea Partenos, el santuario, de casi 70 metros de largo y 31 de ancho, totalmente construido en mármol, tiene 8 columnas en los frentes y 17 en los laterales. Sus columnas son acanaladas, levemente ensanchadas en el centro, y las de los ángulos se ubican en forma ligeramente convergente. Sutiles detalles que corrigen el efecto óptico producido por las largas líneas horizontales, revelando la maestría de los arquitectos.
El Partenón original, construido entre 447 y 432 a.C., estaba decorado con numerosos frisos y esculturas -algunos se conservan; otros se exhiben en el museo-, y se mantuvo casi sin modificaciones durante 17 siglos. Para los cristianos fue iglesia, y para los turcos mezquita y depósito de pólvora.
Luego fue saqueado por Occidente: muchas piezas fueron llevadas a Inglaterra a principios del siglo XIX, y se exhiben en el Museo Británico de Londres. Los griegos quieren recuperarlas, y hacen saber su reclamo en los folletos "La restitución de los mármoles del Partenón", que entregan en el museo de la Acrópolis ("¿por qué Londres y no Atenas?", preguntan).
Frente al Partenón, el Erecteón es una obra maestra del estilo jónico. Su construcción finalizó en 406 a.C., y sufrió grandes transformaciones al convertirse en iglesia en el siglo VII y en harén en el XV. En su lado sur deslumbra el pórtico de las Cariátides, uno de los monumentos más famosos del mundo; una galería que, a modo de columnas, utiliza seis extraordinarias esculturas de korai, figuras sagradas femeninas. Sin embargo, las que se observan actualmente son copias; uno de los originales está en Londres, y los restantes, desde 1977, en el museo de la Acrópolis, a salvo de la corrosión y la contaminación. El museo exhibe también restos hallados en excavaciones realizadas en 1833.
Al pie de la colina se despliegan las rui^ nas del antiguo Teatro de Dionisio, del 330 a.C., y muy cerca el Odeón de Herodes Atico, teatro construido en el año 161, y luego restaurado, que actualmente alberga conciertos y representaciones teatrales,
En el extremo de la colina, un mirador permite una magnífica vista de la ciudad.
Al descender de la Acrópolis, desandando el camino de la vía sacra, es recomendable recorrer las encantadoras callejuelas del barrio de Plaka, repletas de tabernas y tiendas de souvenirs. Y, de tanto en tanto, elevar la vista para contemplar nuevamente la milenaria Ciudad Alta, aquella que alguna vez el poeta francés Lamartine llamó "el más perfecto poema de piedra'
MINIGUIA
Dónde alojarse. En Atenas hay una gran cantidad de hoteles de entre dos y cinco estrellas, además de albergues de la juventud y campings. Reservar para los meses de mayor demanda, entre junio y agosto.
Idioma. Griego (imposible de entender si no se lo estudió porque utiliza caracteres diferentes). En sitios turisticos también hay información en español, inglés y alemán. El inglés permite manejarse bien en Atenas.
Moneda. Dracma. El cambio es de aproximadamente 360 dracmas por cada dólar.
Dónde informarse. Embajada de Grecia. Te¡. 4342-4958 (no tiene oficina de turismo). Información oficial en Internet: www.gnto.gr, 0 www.culture.gr. En español (no oficial): www.grecianuncamuere.com.ar
|
Las ruinas mejor conservadas de la Acrópolis son las de los Propileos, el Templo de Atenea Niké, el Erecteón y el Partenán, edificios construidos en el siglo V a.C.
cuidadela de atenas
|