Cirugía
revela primeros resultados de implantes.
- ( Esta historia reúne información
presentada por el hipnoterapista Derrel Sims y el físico Roger Leir
en una junta pública en Thousand Oaks, California, en Febrero 23 de
1996 y realizada por la sede local de MUFON
( red mutual de investigación de OVNI ). Agradecemos a Debra
Lindemann por escribir esta historia ).
- El Dr. Roger Leir es un cirujano
de California quien ha extraído los que podrían ser actuales
implantes extraterrestres en dos personas, quienes fueron enviadas a
él por el hipnoterapeuta e investigador de abducciones Derrel Sims de
Houston, Texas. Sims fue el principal orador en una conferencia pública
de MUFON el 23 de Febrero de 1996, pero cedió el podio al Dr. Leir
para dar la parte médica de la presentación.
- En Agosto 19 de 1995, varios
supuestos "implantes" fueron quirúrgicamente extraídos de
dos abducidos que habían estado trabajando con Sims. Si
descubrimientos preliminares son confirmados por los próximos
estudios de laboratorio, estos implantes podrían proveer duras
evidencias de que el fenómeno de abducción es una realidad.
- El Dr. Leir extrajo un total de
tres objetos, dos de un paciente y otro de un segundo paciente. Ambos
objetos en el primer paciente, una mujer, fueron localizados en su
dedo grande del pie uno sobre cada lado del dedo. El tercer objeto fue
extraído del dorso de la mano izquierda del segundo paciente, un
hombre, ligeramente sobre el área de la membrana entre el pulgar y el
dedo índice.
Según Sims, estas personas no tenían conocimiento alguno,
originalmente, que tenían estos implantes. Los objetos fueron
descubiertos accidentalmente en rayos X tomados por razones no
relatadas.
- Al mismo tiempo, estos individuos
estaban viendo a Derrel, y había indicaciones que ellos habían
tenido una historia de abducción. Después de extensas entrevistas
tomadas por Derrel, éste ordenó copias de sus registros médicos y
estos ojetos aparecieron bajo escrutinio. No hubo dolor asociado con
estos implantes, y ni siquiera el paciente tuvo alguna sensación
previa de un objeto extraño dentro de su cuerpo. Otro hecho peculiar
es que estos implantes no habían dejado marcas de su ingreso al
cuerpo, y si fue mediante una incisión sanó tan perfectamente que no
dejó ninguna cicatriz visible.
- Para ayudar a localizar específicamente
los implantes antes de la cirugía, el Dr. Leir utilzó un stud finder
y un gauss meter. Éste último mide los campos electromagnéticos.
Cuando fue colocado cerca de la mano del hombre, el gauss meter se
"volvió loco". El Dr. Leir probó el aparato en el hombre
en una habitación cerrada, luego lo llevo hacia otro sitio alejado
fuera de toda posible influencia magnética. El resultado fue
exactamente el mismo. Similarmente cuando utilizó el stud finder, éste
se iluminó sobre la mano del hombre, así que sabía que algo allí
había.
- Antes de la cirugía, ambos
individuos recibieron un tipo de anestecia local la cual normalmente
anestecia el área de cirugía por más de seis horas. Mientras el Dr.
Leir buscaba, dentro del dedo de la mujer el primer implante, tocó el
objeto accidentalmente y el paciente "casi salta de la mesa de
operaciones". El Dr. Leir explicó que la única forma que una
cirugía tenga este tipo de reacción de pánico bajo anestecia es
cuando algo, en este caso el objeto, está muy cercano a la fibra
nerviosa que estimula directamente la sensación de dolor en el
cerebro del paciente, fuera del alcance de la anestecia. Cuando los
objetos fueron extraídos, ambos pacientes tuvieron la misma reacción
de dolor. El Dr. Leir concluyó que estos objetos fueron de alguna
manera injertados a los nervios.
- El primer objeto extraído era
plano y de forma aproximadamente triangular, de cerca de medio centímetro
de cada lado. Aunque metálico por dentro, estaba cubierto con una
gruesa y densa membrana gris. El Dr. Leir trató de cortar en la
membrana con un escalpelo pero no pudo.
- Cuando cuerpos extraños están
por mucho tiempo dentro del cuerpo humano, quedan cubiertos con una
densa y fibrosa envoltura, pero por lo general ese tipo de material
puede ser removido con algo filoso. En este caso, la membrana fue casi
imposible de remover. Una envoltura similar fue encontrada en los tres
objetos.
- Derrel Sims llevó los implantes a
Houton para posteriores análisis, mientras que el Dr. Leir envió las
muestras de tejido a un patólogo local cuando fueron extraídos. Se
le informó que el tejido fino alrededor de los objetos era de un
color gris descolorido, no del color que normalmente se observa en
tejido circundante a una inflamación por ingreso de un objeto extraño.
También recibió tres reportes del patólogo, uno por cada muestra de
tejido. El Dr. Leir se entusiasmó al ver que ninguna de estas
muestras tenían signos de inflamación.
- Normalmente hay una respuesta
inflamatoria hacia cualquier objeto extraño en el cuerpo. Esto ocurre
debido a que las células blancas en la sangre tienen actividad en
estas áreas, intentando librar al cuerpo de algo que consideran
basura que no pertenece allí. Si el objeto es algo blando, como una
hebra, el cuerpo es capaz de desintegrarlo y sacarlo hacia el exterior
de a una pieza por vez. Si el cuerpo no puede remover el objeto extraño
millones de células se juntan en un proceso llamado diferenciación,
cambiando forma y acorralando el objeto para aislarlo y separarlo del
resto del cuerpo. Cualquier tipo de cuerpo extraño introducido en el
cuerpo, tanto por accidente,como una astilla, o algo introducido quirúrgicamante
por un doctor, mostrará este tipo de inflamación. Así que fue
extremadamente extraño que la patología reportase que ninguno
presentaba este tipo de inflamación celular en lo más mínimo.
- Similarmente extraño fue el
descubrimiento que en los tejidos alrededor de cada implante, hubiese
numerosas terminaciones nerviosas que no pertenecían allí. Ninguno
de los investigadores pudo explicar por qué estaban allí estas
terminaciones nerviosas. Esto podría sugerir la posibilidad que los
implantes son algo así como un dispositivo de monitoreo agregado al
sistema nervioso.
- Cuando Derrel Sims llevó los
objetos a Houston, su primer test fue exponerlos a luz ultravioleta.
Encontró que todos ellos resplandecían brillantemente en verde
fluorecente.
Derrel encontró en sus investigaciones con personas abducidas que
estos presentaban una sustancia invisible al ojo humano que al ser
expuesta bajo luz negra, aparecía algunas veces en los cuerpos de
estas personas luego de la abducción; esto posiblemente resulte del
contacto físico con el abductor. Con todo esto en mente, Derrel dice
que no se sorprendió al ver que los tres objetos fueran fluorecentes.
- Más tarde, Derrel desecó los
tres objetos y las membranas circundantes se volvieron quebradizas.
Entonces fue capaz de quitar algo de material de la membrana y
enviarlo al Dr. Leir para análisis. Luego de quitar toda la membrana
quebradiza, encontró un material extremadamente magnético, metálico
y negro brillante.
- Cuando el Dr. Leir recibió las
tres diferentes muestras de membranas, las envió a tres diferentes
patólogos. Cuando los reportes llegaron indicaban que el componente
principal de estas membranas era algo simple producido por la sangre.
En esta masa sangrienta había algunos gránulos marrones. Los patólogos
realizaron un test con hierro y encontraron que estos gránulos
marrones fueron hechos por el llevado de oxígeno con pigmentos desde
los glóbulos rojos humanos. Además de esto, encontraron material
llamado keratina, el cual compone las capas externas de la piel
humana, uñas y pelos.
- El Dr. Leir señaló que sí la
ciencia médica pudiese duplicar esta membrana, podríamos resolver
uno de los más grandes problemas de la medicina, como el rechazo en
transplantes. La membrana alrededor de estos objetos estaba
aparentementemente compuesta por material proveniente del mismo cuerpo
de los pacientes ANTES que los objetos fueran injertados. Si supiésemos
como relizarlo podríamos poner casi cualquier cosa en el cuerpo
humano y no sufrir rechazo alguno en lo absoluto.
Cuando se cruza
con nueve discos voladores al sureste de Seattle, el 24 de junio de
1947, Kenneth Arnold no sabe que va a pasar a la posteridad. A su
regreso, cuando cuenta su aventura, habla de "platillos" y
la expresión "platillos voladores" aparece en los titulares
de los diarios del mundo entero.
LOS
OVNIS
Su observación
inspira confianza, puesto que el tiempo está completamente despejado
por encima de las Rocallosas y que el testigo es un ingeniero, piloto
experimentado y poco inclinado a dejarse impresionar por un fenómeno
aéreo natural en pleno día. La
noticia recorre rápidamente el mundo entero y los Objetos Voladores
No Identificados, como se prefiero llamarlos pronto, se transforman en
uno de los más grandes misterios de la segunda mitad del siglo XX.
COMITÉS
EN SERIE
Los
relatos más antiguos acerca de objetos voladores se remontan a la
antigüedad. Pero es durante el curso de la Segunda Guerra Mundial que
los testimonios se multiplican; los dos campos hablan entonces de
"cazas fantasmas". En 1946, la primera ola importante de
observaciones tiene lugar en Escandinavia. Luego, entre 1947 y 1948
los incidentes son cada vez más frecuentes y tienen un vuelco
dramático. Después de
la muerte del capitán Mantell, quien fue supuestamente
"abatido" por un OVNI, la Fuerza Aérea de los Estados
Unidos se ve obligada a reaccionar. Se nombra enseguida una serie de
comités encaergados oficialmente de investigar estos fenómenos, pero
de hecho comisionados para demostrar que no son más que el resultado
de una ilusión. El más famoso de todos estos comités es el llamado
Proyecto Libro Azul (Project Blue Book), que cesa sus actividades en
1969, luego de que un comité científico civil, llamado Comité
Condon, concluye que los OVNIs no existen.
Sin embargo, incluso antes de la entrega de sus conclusiones, la
prensa publica un informe confidencial que prueba que el Dr. Condon
tuvo por misión desde el principio llegar a una conclusión negativa
y desacredita de este modo el informe. Más aún, los miembros
militares o científicos del Proyecto Libro Azul, que al principio
dieron a conocer su posición profundamente escéptica, se declararon
poco a poco convencidos de la realidad de este fenómeno que fueron
encargados de reducir a la nada. Comités
dispuestos a realizar las mismas investigaciones y de los cuales los
gobiernos esperaban también conclusiones negativas fueron creados en
Europa y en los países del este. El problema de los OVNIs fue
abordado además en numerosas ocasiones por parlamentarios de varios
países, entre ellos Inglaterra y Francia, así como por la ONU.
Ninguna de estas instancias oficiales llegó jamás a una conclusión
probatoria; la existencia misma de objetos venidos del espacio
repugnaba demasiado a las mentes racionales que las componían, por lo
que los debates no estaban del todo libres de prejuicios.
UN
RECHAZO DE ANTEMANO
Para el profesor
Hynek, director del observatorio atómico y que fue durante 20 años
el experto de la Fuerza Aérea norteamericana en materia de OVNIs, el
fenómeno parece "tan extraño, tan inaceptable que tanto en las
esferas científicas (...) como militares (no se acepta) otorgarle
más que un interés superficial". Encantador eufemismo para
definir la actitud de quienes prefirieron ridiculizar el fenómeno en
vez de estudiarlo en forma científica.
Solamente las autoridades de los Estados Unidos se interesaron
seriamente en los OVNIs sin prejuzgarlos, precisamente durante los
últimos años de la década de 1940, porque sospechaban entonces que
los "platillos" podrían ser un rama secreta entregada a los
científicos soviéticos por los científicos alemanes tomados
prisioneros al término de la Segunda Guerra Mundial. Esta actitud de
reseva o de negación sistemática tuvo un efecto negativo: dejó
libre curso a cualquier iniciativa individual o colectiva privada,
tanto a investigaciones serias realizadas por los escasos técnicos o
científicos desprovistos de prejuicios como a lucubraciones de
iluminados o de sectas que describen sin ninguna perspectiva los
"mensajes" enviados por los extraterrestres.
Los Testimonios
a través del Tiempo
Los
archivos históricos están llenos de relatos de fenómenos aéreos
inexplicables y de encuentros con seres venidos del cielo. He aquí
algunos de ellos:
En la Roma Antígua.-
En su Historia Natural, libro II, pág. 34, Plinio el Anciano señala
que en el año 100 antes de nuestra era, en Italia, un "escudo
ardiente atravesó el cielo de este a oeste, durante la puesta de sol,
lanzando chispas..." La obra de este gran observador de la
naturaleza se refiere a muchos otros casos similares.
En el Japón Medieval.-
En el Kojiki, que data del 712, el chambelán Hixedano-dare informa
que en el otoño del año 692 "se vió en la noche a los planetas
Matrte y Jupiter acercarse uno al otro y luego alejarse cuatro veces
seguidas, resplandeciendo y apagándose alternativamente". Con
toda seguridad no pudo tratarse de los dos planetas nombrados.
En los Tiempos Modernos.-
Según las crónicas de la época, unos sucesos extraordinarios
aterrorizaron a la población que habitaba entre Marsella y Génova a
comienzos de agosto de 1608. Según estos textos, durante varios días
se realizaron combates aéreos entre unos "monstruos
voladores", a tal punto que se les dispararon en vano 800
cañonazos, para ponerles fin. El fenómeno habría estado acompañado
de grandes lluvias se "sangre" entre Marsella y Niza y
también de un extraño y ruidoso combate aéreo entre dos misteriosos
"aviones" de guerra por encima de Martigues.
En Norteamérica Durante el Siglo XX.-
En 1897, habrían sobrevolado en los Estados Unidos durante varios
meses unos veloces "cigarros voladores" metálicos, si se
puede creer el testimonio de innumerables personas que los vieron,
tanto en las ciudades como en el campo. Se habrían realizado
contactos múltiples con los "ocupantes" de estas máquinas,
que se parecían a los hombres de la época y que, según dijeron
algunas personas, entablaban fácilmente conversación con ellos. Esta
ola de observaciones fue la primera en tener un eco en la prensa y en
retener la atención de la población.
A
50 AÑOS DEL PRIMER OVNI
"LOS
OVNINAUTAS SON ANGELES CON ESCAFANDRA"
Una
charla con el periodista Alejandro Agostinelli
Por
Juan Guillermo Prado
(Un
extracto de esta entrevista ha sido publicado por el
diario "La Ultimas noticias", Santiago de
Chile, el 24 de junio de 1997, extraido de CAIRP)
"Mi
generación -la de los que ahora peinamos treinta y
pico- fue la primera que creció impregnada de la
cultura extraterrestres. Nos autodenominábamos ufólogos
con mucho orgullo y nos sentíamos pioneros. El problema
es que nos creímos todo de un trago. A lo mejor fue por
eso que nos costó tanto recular, y reconocer que íbamos
por el camino errado. Y que nuestros maestros nos habían
vendido gato por liebre. Ahora, que somos grandecitos,
debemos aconsejar a los chicos que se apasionan con los
OVNIs luego de ver películas como Día de la
Independencia o series como X-Files y
sugerirles el atajo. Es decir, que elijan investigar
antes que creer. Es mejor equivocarse por cuenta propia
que quedarse extasiado ante las revelaciones de un
sabelotodo que probablemente es un charlatán".
Este no es el
testimonio de un ovniadicto arrepentido sino el del
periodista Alejandro Agostinelli. Ya no cree en OVNIs
extraterrestres. Pero sigue fascinado con el fenómeno y
está orgulloso de haber continuado investigando.
"De lo contrario, la única historia sería la que
cuentan los vendedores de misterios al mejor postor. Y
los que vivimos a fondo esa época tenemos mucho para
decir". Redactor de la revista de divulgación
científica argentina Descubrir y productor
televisivo en América 2, Agostinelli se inició
en el periodismo en 1984. Pasó por varias redacciones
cubriendo los más diversos temas y se especializó en
creencias contemporáneas, muchas de las cuales se
encuentran en las llamadas paraciencias. En 1990,
fue cofundador del Centro Argentino para la Investigación
de las Pseudociencias (CAIRP), junto con ilusionistas
expertos en fraudes paranormales y epistemólogos de la
talla de Gregorio Klimovski y Mario Bunge.
Hoy recuerda
con nostalgia su adolescencia, cuando soñaba tomar
contacto con inteligencias superiores. "En
1977, cuando cursaba la secundaria, formé mi primer
grupo ufológico. Tenía 14 años y estaba lleno de
inquietudes. Pero no me gustaba el tipo de cosas que me
enseñaban en la escuela. Por entonces, como muchos
chicos de mi edad, quería ser astronauta. Pero, sobre
todo, estaba convencido de que el encuentro con los
extraterrestres era inminente y que iban a dar vuelta el
conocimiento humano. Entonces, ¿para qué estudiar? Me
llevé siete materias a marzo y todavía los estoy
esperando". Más adelante -ya fuera de broma- se
sincera con el cronista: "En realidad era un holgazán,
pero nadie va a negar que mi pretexto era
vanguardista".
Estos días
acaba de entregar a una editorial sudamericana un libro
dedicado a explorar las relaciones entre la mitogía
extraterrestre y la formación de nuevos movimientos
religiosos. Por otro lado, completa el guión de Santhar,
una miniserie para la televisión que -si los
comandantes alienígenas lo permiten- será "el
primer thriller cibermístico de ciencia ficción que se
verá en la pantalla argentina".
- ¿Existe el
fenómeno OVNI?
- El fenómeno
existe. El problema es cómo definirlo. En primer lugar,
es imposible definir el fenómeno OVNI como manifestación
de una realidad objetiva. Hablar de fenómeno (en
singular) implica aceptar que existen pruebas de que las
experiencias con OVNIs responden a una causa única o
exclusiva. Y esto sería caer en un error, porque muchos
casos no identificados, cuando se investiga lo
suficiente, pueden convertirse en identificados. En
general, no hay razones para pensar que los casos que
siguen inexplicados -los OVNIs en un sentido estricto-
posean un origen común o pertenezcan a una única
tipología de fenómenos, sea conocida o desconocida.
Por desgracia, llamar a un caso "no
identificado" no garantiza nada. En realidad, se
trata de una categoría y, como forma de conocimiento,
es pobre y ambigüa. Me explico: el relato de alguien
que divisó una cañita voladora se puede parecer mucho
al relato de alguien que vio caer un barrilete
iluminado, sobre todo si -por alguna razón- los
testigos no pudieron identificar el origen de la luz o
pensaron enseguida en un OVNI. Un testimonio exagerado,
en cualquiera de los dos casos, puede derivar en un caso
"no identificado" por el solo hecho de que
nadie encontró la cañita o el barrilete. Pero estaríamos
mezclando alfajores con zanahorias. Por eso, el rótulo
"no identificado" es algo forzosamente
provisional. El objeto volador que no se identifica no
dice NADA sobre la naturaleza específica del objeto.
Dice, apenas, que no se sabe lo que es. Y es una
clasificación provisoria porque en cualquier momento
puede aparecer el barrilete o los residuos del cartucho
de la cañita y ¡chau OVNI! De ahí que, en general,
sea mucho más interesante tratar de comprender el
significado simbólico de la experiencia OVNI que buscar
una eventual explicación racional.
- Eso
significa que el fenómeno OVNI no existe, o que no
existe nada que relacione a un caso con otro...
- En realidad,
el factor aglutinante existe. Lo que da coherencia y
sentido al tema y permite hablar de fenómeno -el
hilo conductor que une, por así decir, a un caso con
otro- es la mitología extraterrestre. Sin el mito de
las visitas alienígenas, la estructura del fenómeno
-que es el estereotipo popularizado por los medios- se
desmoronaría. Sin ese imaginario, los casos no
tendrían solución de continuidad. Entre otras razones,
¡porque no habría nada interesante para contar!
Las crónicas
platillistas necesitan de una sombra de sospecha
extraterrestre. La industria cultural también los
necesita: sin marcianos no hay historia, y sin historia,
no hay mercancía. A los ufólogos -todos, incluidos los
de buena fe- les cuesta horrores renunciar a la idea
extraterrestre porque es una especulación atractiva que
contiene a la temática en un marco cultural socialmente
aceptable y que de paso otorga la ilusión de que existe
un fenómeno compacto y homogéneo.
En un sentido
más general, entonces, se puede decir que el fenómeno
OVNI es el conjunto de narraciones, percepciones,
experiencias y creencias determinadas por la idea de que
somos visitados por seres de otros mundos. Esta idea la
propuso el investigador italiano Paolo Toselli y me
parece la más clara para comprender cómo funciona el
enigma, sobre todo desde el punto de vista de la
psicología de la percepción y de la antropología
cultural.
- Si los
platos voladores son un mito, ¿quiénes lo inventaron?
- Los mitos no
son patrimonio de tal o cual persona jurídica sino de
ciertos portavoces que entran en acción a partir de una
serie de circunstancias sociales y de momentos históricos.
Entre otras cosas, el fenómeno de los platos voladores
surgió porque existía un contexto geopolítico que lo
hizo posible. El polo de difusión de las primeras
noticias no fue España ni Andorra. La oleada de 1947 se
centró en los Estados Unidos, una sociedad que -si bien
emergía triunfante de la Segunda Guerra Mundial-
entraba de lleno en la paranoia de la era MacCarthy, en
el frente interno, y en la guerra fría, en el externo.
Se vivían tiempos sociales agitados y había grandes
expectativas de cambio, tanto en el plano político como
en el económico y religioso.
Antes de
pensar en invasores de Marte, que fue el concepto que
enseguida tuvo más consenso, los medios occidentales
especularon que los platillos podían ser un arma
secreta soviética. Esa amenaza, y no la hipótesis
interplanetaria, fue la que justificó el interés de la
Fuerza Aérea y de la CIA, por ejemplo.
En aquellos
tiempos, el viaje espacial se había convertido en la
gran aventura posible. La tecnología desarrollada
durante la guerra permitía diseñar prototipos que
pudieran colocar un satélite y hasta una nave tripulada
en órbita. Conquistar el espacio estaba dejando de ser
una utopía; ya era un objetivo que figuraba en los
programas militares y gubernamentales. Los asuntos
ligados al espacio llamaban la atención y, como mirar
hacia afuera era una manera de alejarse de la Tierra y
de sus problemas, también se convirtieron en un tema
interesante para religiosos y políticos.
Todo esto
significa que se respiraba un clima cultural apto, un
clima que favorecía la gestación de un folklore de la
era espacial. El mito extraterrestre maduró a fines de
los ‘40, una década de gran producción entre los
primeros escritores de ficción científica que
publicaban en Amazing Stories, por ejemplo, el pulp
del que se desprendió Fate, la primera revista
que publicó en portada la aeronave que describió
Kenneth Arnold. Aquí vale la pena recordar que la
invención de la expresión platillo volador no fue de
Arnold sino del redactor de la noticia, que malinterpretó
su testimonio. Es muy instructivo -para entender la
matriz cultural del fenómeno- que la gente empezara a
ver platillos voladores aunque esa forma no tuviera nada
que ver con la descripción de Arnold, que habló de
objetos con forma de boomerang...
- ¿Por qué,
si son un mito, los platillos han perdurado con el
correr de los años? ¿Cómo se explica su permanencia?
- Es
fundamental entender que la creencia en la venida de los
platillos voladores surgió en la posguerra. Yo siempre
digo que el mito nació entre la pesadilla de la bomba
atómica y el sueño de la conquista espacial. Aquellos
fueron años bisagra, y por entonces la humanidad dio
una vuelta de tuerca decisiva para pasar del salvajismo
a la modernidad: la misma tecnología con la que se
construyó el horror luego sirvió para lanzarnos a las
estrellas.
Desde el punto
de vista psico-social, sin el temor a la invasión, la
controversia platillista no hubiera causado tanto
impacto y se hubiera diluído. Tampoco creo que hubiera
perdurado sin una creencia previa en la posibilidad de
que los extraterrestres nos estuvieran visitando. Para
explicar la persistencia del fenómeno sólo se puede
conjeturar. ¿Por qué sigue creciendo el espiritismo,
cuando las hermanas Fox reconocieron que el ruido no lo
causaban los difuntos desde el más allá sino que era
provocado por ellas mismas, chasqueando los dedos de los
pies? El espiritismo permanece porque sus revelaciones
se integraron en un movimiento religioso. Tal vez, el
fenómeno de los OVNIs continúa porque sucedió algo
parecido: muchos conocimientos creados por los ufólogos
se tormaron verdades dogmáticas y se consolidaron
dentro de centenares de grupos religiosos y cuasi-religiosos;
y en esto soy bien amplio, ya que, entre ellos, incluyo
algunos que -por su lenguaje y objetivos declamados-
parecen científicos, pero en el fondo son religiosos.
Cuando el mito extraterrestre devino en fuerza mágico-religiosa,
se convirtió en un movimiento cultural incontenible.
Porque la experiencia o la afirmación religiosa, por
naturaleza, se sustrae de la verificación empírica.
Esto no es ninguna novedad: la religiones nacen cuando
la intelligentzia menos se lo espera...
- ¿Pero qué
son los OVNIs de los que habla la gente?
- Veámoslo de
esta manera: el informe OVNI está determinado por las
narraciones de las personas que afirman haber estado
involucradas en un caso interpretado a la luz de lo que
se podría llamar "hipótesis OVNI". Y el
relato de una experiencia OVNI es una contrucción
social de la que forman parte los protagonistas de estas
experiencias, los periodistas que los entrevistaron o
comentaron el suceso, los investigadores que buscaron
explicar los hechos, los religiosos que le descubrieron
un significado, los escépticos que trataron de
restarles gravedad...
Por eso, para
reconstruir la historia de un caso OVNI, hay que buscar,
primero, quién le puso la cascabel al gato, es decir,
quien decidió etiquetar "OVNI" al estímulo
percibido. Que nadie se sorprenda si descubre que muchísimas
veces no son los testigos los que categorizan así su
experiencia sino los investigadores, y son ellos quienes
-en vez de tratar de determinar las causas del informe-
pontifican sobre las sacrosantas verdades ufológicas.
Una vez que el
testigo descarta toda explicación convencional (¡como
si eso fuera posible para un lego!), trata de
racionalizar la experiencia en términos de algo
"desconocido-conocido". Si aquello "no
puede ser" un satélite, una estrella o un avión...
entonces es un OVNI. En general, el OVNI no es lo que
enseña la sigla, es decir, un no identificado. Para
cualquier persona de educación media, el OVNI es un
objeto de naturaleza extraordinaria, casi siempre con
connotaciones interplanetarias.
Para el público,
entonces, el OVNI es un vehículo extraterrestre. Y para
las ciencias humanas, y para la ciencia en general, OVNI
es, simplemente, un rótulo social que
"identifica" un fenómeno cuyo significado
simbólico está íntimamente relacionado con la mitología
extraterrestre.
- Si el OVNI
es lo que se cree de él, ¿cómo ha evolucionado la
creencia?
- Creer en los
OVNIs hoy no es lo que era hace 20 años. Hoy es un
concepto que tiene connotaciones religiosas más
intensas. En los ‘70, los buscadores de platillos no
creían tanto en extraterrestres heroicos que iban a
salvar a la humanidad. Los E.T. eran, más bien, antropólogos
del espacio que aterrizaban en sus máquinas y
exploraban nuestro ecosistema vaya uno a saber con qué
fines.
Los seres que
describían los testigos de los encuentros cercanos eran
casi de la familia: verdes o rubios, altos o petisos,
eran mucho más parecidos a los marcianos que habían
imaginado los filmes de ciencia ficción clase B que lo
que muchos ufólogos estarían dispuestos a admitir.
Bien mirados, eran demasiado humanos. Tan humanos que
usaban escafandras y naves con escalerillas, como
nuestros astronautas.
La actividad
que desplegaban era la de un técnico en misión de
reconocimiento: recogían una muestra de terreno por allí,
espiaban a través de una ventana por allá... Los
"descensos" era algo sin sentido. ¿Qué clase
de infradotados eran los extraterrestres aquellos, que
recorrían cinco, diez años luz para meterle miedo a un
campesino? En los primeros tiempos, esta pregunta, que
parece tan simple, no encontraba a nadie que la
formulara; y esto, creo yo, pasaba por una mezcla de
ingenuidad y falta de perspectiva histórica.
Aquellas
historias eran "disparatadas" pero tenían un
tufillo convincente. Y lo eran porque se informaban
extraterrestres adaptados a lo que esperábamos que
fueran: futuristas, pacíficos, huidizos... Pero esta lógica
interna de la casuística no se podía mantener sin
cambios por mucho tiempo: aquello era el apoteosis del
platillo-circus... pero no llevaba a ninguna parte. Era
la ostentación fascinante -pero a la vez previsible- de
una tecnología indistinguible de la magia. ¿Por qué
previsible? Porque, después de todo, los escenarios no
eran mucho más fantásticos que aquellos que podía
imaginar cualquiera que se detuviera a pensar en
extraterrestres en fase de aproximación.
Así lo
dictaminaba la grilla mental de la época: la
experiencia OVNI estaba
determinada por
las expectativas culturales de los que construían su
realidad social: testigos, medios, miltares y ufólogos
moldeaban la historia imaginaria del primer desembarco
extraterrestre como lo habían enseñado nuestros
antecesores, los escritores de fantaciencia, los tecnólogos
que discutían cómo iba a gatear el hombre en el
espacio, los bioastrónomos que creían posible que
hubiera vida inteligente ahí fuera, los cineastas que
jugaban con la idea de los colonizadores
extraterrestres...
Hasta
entonces, el contacto parecía más evitado que buscado.
Los testigos relataban historias que causaban gran
impacto emocional. Pero les faltaba remate. Todo
terminaba en una gran insatisfacción. Esto fue
remediado cuando comenzaron a recrudecer las
experiencias contactistas, y llegaron a su momento
caliente cuando, a fines de los ‘80, regresaron las
abducciones. Ellas completaron el cuadro otorgándole un
sentido a los encuentros cercanos. Era la última fase
del programa...
Pero las
grandes preguntas fueron las mismas de siempre: Los
testigos... ¿mienten o alucinan? ¿Malinterpretan o son
perceptores fidedignos de un fenómeno real? Las
explicaciones iban a variar según el caso. Pero, como
siempre, la controversia gira alrededor de la ecuación
"creer o no creer". Aquellos testimonios eran,
como lo siguen siendo, relatos de buena fe. En lo
fundamental, no hay cambios. Por eso siempre insisto en
que la ufología debería ser aprovechada por los científicos
sociales, que tienen la oportunidad única de estudiar
la evolución de una creencia moderna. La esperanza de
encontrar evidencias de que los OVNIs son cacharros de
tuercas y tornillos hizo perder un tiempo precioso.
- ¿Descarta
todas las evidencias físicas que presentan los ufólogos?
- No, no se
pueden descartar todas. Descarto, apenas, las que
conozco, que a lo mejor son las más conocidas. Pero
hasta los mismos ufólogos reconocen que las evidencias
existentes son muy cuestionables. Las relaciones de
causa-efecto con alteraciones en el terreno, fotografías
o videos, están contaminadas por las mismas
expectativas socio-culturales que los testimonios. En
los casos de presuntas naves accidentadas, nadie encontró
residuos de aleaciones desconocidas. Y en las historias
de rapto extraterrestre, se ha llegado a hablar de
implantes de microchips para monitorear a cobayos
humanos, cuando entre los supuestos
"implantados" se ha encontrado restos de un
material raro u original. Los investigadores culturales,
en cambio, sí encontraron muchos antecedentes de estas
historias en la literatura de ciencia ficción. Y cuando
un investigador serio averigua qué hay entre los
"implantes" de los abducidos, enseguida se
descubre que son artefactos orgánicos o elementos
ordinarios. Es decir, nada sobrenatural. Y si las
pretendidas pruebas son infalsables -es decir,
imposibles de comprobar- no son evidencias. Y colorín
colorado...
- Luego
llegaron los contactados. Y, más tarde, sectas como
Puerta del Cielo, que no dudaron en suicidarse en plan
de un viaje cósmico...
- Tanto hoy
como ayer, los ufonautas son ángeles con escafandra. Es
decir: son extraterrestres demasiado humanizados. Y si
los humanoides de los encuentros cercanos se parecen a
los marcianos de las historietas, ¿qué queda para los
mensajes de los contactados? Hasta sus preocupaciones
son las nuestras: las advertencias sobre catástrofes
ecológicas, el reencuentro con una vida más
espiritual, la fraternidad universal... Difundir estas
filosofías no tiene nada de malo, a menos que se
considere malo que repitan lo mismo que muchas
religiones. Claro, si lo dice un monje que responde a un
movimiento religioso tradicional, es respetable. Pero si
lo dice un médium o el canalizador de un grupo nuevo,
con o sin extraterrestres, los bienpensantes se rasgarán
las vestiduras. La religión platillista existe desde
hace medio siglo. Es una realidad social que hay que
empezar a aceptar y, por lo tanto, a respetar.
- Las
creencias de los contactados, ¿han cambiado con el
correr del tiempo? ¿Están más integrados?
- La integración
depende de la actitud que los demás adopten hacia
ellos. La inmensa mayoría de comunidades que buscan
establecer contacto con extraterrestres son movimientos
religiosos integrados por gente altruista. Algunos,
mientras esperan el descenso de Jesús o de los Hermanos
Mayores de una nave espacial, apoyan iniciativas
solidarias y, a su manera, tratan de hacer del mundo un
lugar mejor. Una de las iglesias platillistas más
antiguas, por ejemplo, es la Aetherius Society,
fundada por el inglés George King a principios de los
‘50. Sus devotos suben a ciertos montes, meditan, e
invocan a una fuerza energética "X" creyendo
que así conseguirán conjurar los dramas de la
humanidad. Algunos desprecian su filosofía o les toman
el pelo. Yo prefiero tomármelos en serio. Convengamos
en que sus técnicas no deben ser gran utilidad práctica.
Pero, ¿es justo exigirles pruebas que no dan
confesiones religiosas establecidas desde hace siglos?
Los aetherianos, al menos, tratan de irradiar fuerzas
bienhechoras entre sus semejantes. Es decir, practican
todo lo contrario que muchas religiones nuevas donde
prevalece el egoismo de predicar una salvación para el
puñado de elegidos que puede pagar el curso, como pasa
con Insight o la Iglesia de la Cienciología...
¿Es justo meterlas a todas en la bolsa de las sectas
destructivas?
En cuanto a su
sistema de creencias, también ha habido cambios. Las
naves en las que creen los contactados de los ‘90, por
ejemplo, son más espirituales que las de los ‘50.
Antes, el plan era viajar en cuerpo físico en
astronaves impulsadas con una misteriosa fuente de energía
electromagnética que los llevaría a otro planeta o al
centro del universo. El itinerario actual es más
variado, y oscila entre las propuestas más humildes
(como las de aquellos que proponen viajes a
"regiones íntimas de universo interno") hasta
las más descabelladas, como la de Marshall
"Do" Applewhite, el gurú de Puerta del Cielo.
En cuanto a
este punto, quiero pensar que la proximidad del fin del
milenio no conduce, inevitablemente, a nuevos suicidos
en masa, y que la difusión que alcanzó la tragedia en
San Diego actuará más como un aversivo que como un
ejemplo a seguir. Obviamente, el peligro siempre existe,
sobre todo en comunidades de poca interacción social
lideradas por individuos que toman decisiones por sus
adeptos. En estos casos, la mejor herramienta preventiva
es difundir buena información. Por experiencia
personal, me preocupan más los desastres provocados por
un exceso de celo de ciertos especialistas que a la
iniciativa de algún profeta delirante. Un ufólogo
norteamericano, por ejemplo, reconoció que iba a las
conferencias de los seguidores de "Do"
Applewhite en plan de ataque o para mofarse de ellos. Si
les hubiera conversado amigablemente y no hubiera
actuado como un "luciferino" (la explicación
que daba "Do" sobre el comportamiento de los
críticos), a lo mejor hubiera podido salvar alguna
vida. Hay ufólogos que, para evitar ser confundidos con
los contactados, parecen dispuestos a iniciar verdaderas
cacerías de brujas. Para mí, la mejor manera de
impedir que los adeptos al movimiento contactista se
fanaticen es acercándose a ellos para mostrarles que
puede haber otros puntos de vista. Si se los hostiga o
se los ridiculiza sin respetar sus ideas -que son
religiosas, no científicas- se corre el riesgo de
fomentar sus tendencias más paranoicas.
Desde finales de los
años 70 ha habido un enfoque inaudito en la subcultura
OVNI y en los medios de comunicación sobre el asunto llamado
'abducciones extraterrestres'. Una corriente constante de libros,
videos, películas, conferencias y similares ha servido para mantener
este asunto en la vanguardia de nuestro conocimiento. Por todos los
EU, numerosas ciudades tienen sus propios 'grupos de apoyo para víctimas
de abducción', y un número creciente de terapeutas ha empezado a
asesorar y aconsejar a los que alegan ser víctimas de abducciones por
extraterrestres.
Pero hemos descubierto que está sucediendo algo mucho más extraño
que las 'abducciones extraterrestres', y la verdad sobre este asunto
es mucho más extraño que la idea de los Extrataterrestres llevando
mujeres a bordo de los OVNIs para crear bebés que incuban en el
espacio.Antes de explorar lo muy extraño - y temible - que está
sucediendo con este fenómeno, permítanos primero establecer lo que
es obvio para todos menos para los verdaderos creyentes y para los
aficionados del material de abducción: No todo lo que brilla es oro,
y estamos tratando con una multiplicidad de fenómenos, no un solo fenómeno,
como ahora sostiene la sabiduría convencional.Por favor, nadie
concluya que lo que sigue a continuación es un rechazo de la
posibilidad que algún, raro y directo contacto humano-extraterrestre
ha ocurrido. Es probable que así sea, pero estos casos son como
pepitas de oro puro que, deliberadamente y a través de la tontería
humana, han sido escondidas bajo una montaña de oro falso. En la
superficie puede parecer el mismo, y brillar de la misma manera - pero
la diferencia es inmensa.Aquí nosotros entramos a una mezcla de gran
misterio, decepción deliberada y secreta, desenfrenada tontería
humana y tráfico de miedo, todo mezclado junto en un sistema de
creencia que, al retarlo, somete al retador a ataques provenientes de
una miríada de fuentes. Yo estoy consciente de que al compartir las
siguientes perspectivas, provocarán en muchos una contestación
reaccionaria de 'dispararle al mensajero'. Pero ruego por su
paciencia, y por que cuestionen esto con un poco de mente abierta,
para que no perdamos para siempre esa pequeña cantidad de pepitas de
oro entre las crecientes montañas de oro falso.Para comenzar a poner
nuestra mente alrededor de este asunto, uno debe ser conocedor y
estudiante de:la mente humana, el espíritu y todo el potencial de la
experiencia humana, convencional y original; el tema ONVI en
general; la capacidad de las tecnologías humanas
secretas, esotéricas y exóticas, sobre todo aquellas empleadas por
proyectos de profundo encubrimiento que tratan con el asunto OVNI/ET y
que están usando tecnologías extraterrestres con motivos de control
mental y guerra psicológica; una cosmología más extensa
que toma en cuenta las experiencias y capacidades terrestres y
extraterrestres, ya sean físicas, mentales, no-locales/espirituales,
etc.
Mirando el datos brutos y reportes de alegado contacto humano-extraterrestre,
yo estimaría que menos del 10% de los casos es lo que parecen ser. El
90% de los casos es una combinación de lo siguiente:
Incorrecta identificación de otras experiencias raras que,
debido a que la cultura pop está cautivada con todo lo extraterrestre,
las etiquetan como 'abducción'. Éstas incluyen las llamadas (y
mal llamadas) experiencias paranormales relacionadas con sueños lúcidos,
experiencias fuera del cuerpo, experiencias cercanas a la muerte,
encuentros en 'cuerpo astral' con otras entidades no-humanas (pero
igualmente no-extraterrestres), y fenómenos similares. La necesidad
de una visión cosmológica más amplia del potencial de experiencia
humana debe ser obvia: Es muy fácil etiquetar equivocadamente
una experiencia si no sabes cuáles son las posibilidades. (Se le
sugiere al lector leer el documento 'Los
Extraterrestres y la Nueva Cosmología' por Steven M. Greer M.D.
para un tratado de más profundidad sobre la cosmología) Esto
es semejante a un doctor que tiene sólo un diagnóstico para dolor
del pecho - un ataque cardíaco. Dicho médico, faltando lo que se
llama un adecuado 'diagnosis diferencial' diagnosticará
equivocadamente todo dolor de pecho como un ataque cardíaco, cuando
pudiera ser que la persona estaba experimentando un colapso de pulmón,
una infección pulmonar, rotura de una aorta, varias dolencias del estómago
que se presentan como dolor del pecho, etc.
Sin embargo en este caso, muchos investigadores tienen puestos
'lentes de color de rapto' y por eso ven a la mayoría de estas otras
experiencias originales como abducciones. Faltando un adecuado
'diagnosis diferencial' que incluyan otros numerosos tipos de posibles
experiencias, tales experiencias son etiquetadas como abducciones y al
que lo experimenta, como 'abducido'. Aquellos que investigan dichas
experiencias le deben a los que las experimentan, y al campo de
conocimiento, el estar mejor informados con respecto a un amplio
diagnosis diferencial. De otra manera, continuaremos teniendo
una mayoría de casos con diagnosis equivocado.
La confabulación, los que quieren ser, el síndrome de memoria falsa
y la enfermedad mental también son parte de la mezcla de casos.
Nosotros sabemos de un famoso caso de abducción en donde la persona
mintió acerca de su previa y seria enfermedad mental, y de otro en
donde el 'abducido', quien dijo haber sido embarazada por ETs después
admitió haber tenido otra relación que resultó en el embarazo.
Ahora, esto no es el tipo de cosas que los proponentes del campo de
abducciones y Ovnis quieren que se hable. Pero cubriendo estos tipos
de errores sólo aumentan la superstición, la ignorancia y la
desinformación que ya abundan en esta área de estudio.
Ha sido notada la existencia del uso de drogas
alucinógenas entre algunos auto-llamados 'secuestrados', así como
también investigadores. Ciertamente, un cuadro ya oscurecido se hace
más oscuro por el uso de drogas psicoactivas.
Lo más importante es que hay un segmento significativo de más
del 90% de los casos de eventos de contacto mal identificados que son,
fuera de cuestión, de orígen humano y secreto. Esta es el área que
será la más extraña para el lector, y la más perturbadora, y la
mayor parte del resto de este documento concierne a este problema.Las
abducciones y el 'síndrome de la abducción' como se le llama comúnmente,
es en gran parte una creación de los proyectos humanos de
encubrimiento para la desinformación. Las tecnologías
empleadas y las agendas o intenciones que los motiva a usarlas son
verdaderamente perturbadoras. La mayoría no va a querer escuchar lo
siguiente, pero sentimos que ha llegado la hora de decir la verdad,
para que aquellos que escuchen dejen de ser manipulados con información
falsa.
(Para más información sobre la naturaleza de operaciones humanas
secretas que tratan con el asunto OVNI/ET, leer "Sin
Reconocer" por Steven M. Greer M.D.)Para entender las
capacidades, el poder de desinformación de actuales y recientes
proyectos secretos que tratan con el asunto OVNI/ETI, es necesario
mirar eventos históricamente, empezando en los años cuarenta (y quizás
antes de). La adquisición de material extraterrestre avanzado a
mediados de los años 40 llevó a los proyectos súper secretos de investigación
y desarrollo relacionados con la ingeniería invertida de las tecnologías
extraterrestres. Mientras la mayoría de los investigadores en el
campo se han enfocado en la generación de energía (punto-cero) y los
sistemas de propulsión usados por vehículos ET para 'transportarse'
a través del espacio interestelar, el área de avanzadas
comunicaciones extraterrestres se ha ignorado grandemente. Pero no por
los proyectos secretos humanos de Investigación y Desarrollo.
Si evidentemente es verdad que las naves ET no están usando
combustible de aviones de reacción y motores de combustión interna
para viajar a través del espacio interestelar, debe ser igualmente
verdad que ellos no están usando microondas de AT&T, radioondas u
ondas electromagnéticas para comunicar. ¿Por qué? Porque estas
ondas electromagnéticas que viajan a la velocidad de la luz (186,000
millas por segundo) son demasiado lentas para comunicar eficazmente en
tiempo real por distancias interestelares. Incluso a la velocidad de
luz, se necesitan 100 años terrestres para que una radioonda viaje sólo
100 luz-años de distancia. Esto significa que una conversación
bilateral con el planeta hogar tomaría 200 años, y ésto es sólo
para el intercambio inicial: "Hola, control, este es Alpha 1, cómo
están hoy?" "Éste es control, estamos bien, cómo estás
Alpha 1?" A menos que una especie viva miles de años como formas
de vida biológicas, una conversación de rutina no podría ser
completada antes de la muerte de ambos comunicadores!
Por lo tanto, los sistemas de comunicación usados por formas
avanzadas de vida extraterrestre emplean avanzadas tecnologías
no-locales y que NO dependen de la velocidad lineal de la luz. Ellos
utilizan tecnologías basadas en las leyes de física que aún no han
sido elaboradas por los cieníficos humanos en el mundo convencional,
no-secreto. Y éstas son tecnologías que directamente conectan con la
mente y el pensamiento.Esto explica por qué tantos individuos han
visto una nave ET y luego han proyectado un pensamiento espontáneamente
para que regrese, o se mueva de una manera u otra - y oh sorpresa ésta
lo hace. Así como un holograma o la televisión le parecerían magia
sobrenatural a alguien de hace 200 años, esta capacidad tecnológica
parece y suena como magia para nosotros en la última parte del siglo
20. (Y por ésto el lector puede ver porqué tanta experiencias
"paranormales" pueden ser reportadas erróneamente como
experiencias OVNI, y viceversa)
Ahora, una empresa secreta bien-consolidada que usa ingeniería
invertida de tecnologías ET mirará a todos los sistemas, no sólo
los relacionados con propulsión y generación de energía básica. Así,
como consecuencia de esta investigación, la entidad secreta que se
dedica a este asunto ha elaborado las tecnologías de comunicación de
estas formas de vida, y desgraciadamente les están dando usos muy
detestables. Una vez que las tecnologías de comunicación ET
fueron discernidas, se tomó una decisión para ver cómo se les podía
dar uso, especialmente para propósitos de desinformación. Porque
encima de todo, el proyecto que trata secretamente con el asunto
OVNI/ET ha deseado continuar el secreto, y ha deseado la continuación
del conocimiento exclusivo y control.
El problema es que los ovnis continúan siendo vistos por el mundo, así
que para que este asunto sea secreto, debe ser escondido a plena
vista. Y así es. Uno de los principios de la buena y
eficaz desinformación es que se manipule el ambiente psicológicamente
para que la gente no pueda saber lo que están mirando, aúnque lo estén
viendo. Otro es que la creación de casos muy similares de fraudes
como señuelos - si son ejecutados y jugados estratégicamente-
esconderán el fenómeno real, o por lo menos distraerá la atención
de la gente de los eventos reales. Y aún otro es que si todo esto
falla, y el secreto terminara, la gente estará tan confundida sobre
lo real contra lo memorex, que serán manipulados fácilmente para la
agenda o intención del proyecto secreto. Todo esto es la
jugada en el campo OVNI, y la piedra angular de este esfuerzo de
desinformación es el llamado 'fenómeno de la abducción'. Considere
esto simplemente por un momento: ¡Hay un documento top-secret
canadiense, escrito por Wilbert Smith que estipula que en 1950 el
asunto OVNI era el proyecto más confidencial en los EU, incluso
superando el secreto que rodea el desarrollo de la bomba de hidrógeno!
En 1996, el secreto es aun más grande, y los recursos usados para
mantener el secreto es de muchos niveles de mayor magnitud que
el de 1950. Es más, los recursos tecnológicos disponibles para este
proyecto secreto involucran tecnología ET por ingeniería invertida
en forma de naves operacionales, capacidad/poder de comunicación
no-linear, y entidades biológicas 'duplicadas'. Por ésto no es
difícil ver que extraordinarios recursos han sido usados para
mantener el secreto de este asunto. Todos en la
contra-inteligencia saben que la desinformación realmente buena
contiene algunos elementos de verdad, haciendo que la falsa información
o eventos sean más creíbles para los recipientes del plan. En el área
de los alegados 'secuestros' ET, el simulacro de encuentros
extraterrestres falsos pero creíbles se logran un número de
objetivos:
Reales eventos ET están perdidos entre montañas de casos
simulados, falsificados. Como se mencionó anteriormente, las
verdaderas pepitas de oro quedan enterradas bajo una montaña de oro
falso - y muy pocos investigadores saben que deberían de estar
haciendo análisi. Al aplastar el 'sonido' de los eventos ET que
son reales con el 'ruido' de aquellos que son simulacros de una
naturaleza cada vez más increíble, la comunidad civil de investigación
no sólo es sacada del carril siguiendo casos falsos, sino que se
desacredita cada vez más. Mientras más locos y absurdos sean los
libretos que son alimentados a las víctimas de abducciones humanas
secretas, más verán las comunidades científicas en general y los
medios de comunicación como si todo este campo fuera pura tontería.
De esta manera, las abducciones iniciadas por encubrimientos
humanos no sólo sirven como señuelos en la comunidad civil de
investigación OVNI, pero sirven para desviar a una investigación
seria de las comunidades científicas y en los medios de comunicación.
Es un golpe maestro de desinformación, en donde la comunidad civil ha
tragado el anzuelo.
El uso de la tecnología ET de comunicaciones
lograda por ingeniería invertida para propósitos de desinformación
por medio de abducciones y similares, también permite la comprobación
de tales sistemas para evaluar su eficacia y fiabilidad. Para aquéllos
que creen que la experimentación de tales armas 'no-letales' en la
población civil por operaciones secretas es inconcebible, recuerden
las pruebas secretas de substancias radioactivas en inocentes civiles
durante la Guerra Fría. En 1993, el Departamento de Energía
(anteriormente la Comisión de Energía Atómica) y su líder, Hazel
O'Leary, liberó documentos descubriendo el hecho de que inocentes
civiles habían sido contaminados deliberadamente con plutonio y otras
substancias tóxicas radioactivas simplemente para ver el efecto que
tendrían. ¡Se informó que el plutonio realmente fué puesto en el
cereal de avena de los niños en un orfanato para ver qué efecto
tendría! Los mismos excesos sociopáticos de aquéllos
proyectos de prueba de plutonio están siendo repetidos en el sector
civil con abducciones ET de humanos inocentes que son simuladas, las
llamadas mutilaciones de ganado (también en gran parte de orígen
humano secreto) y similares proyectos secretos. No vamos a querer
creer en ésto porque parece ser demasiado horrible. Pero mientras más
tiempo vivamos negándolo, más seremos llevados por el sendero fácil
de la decepción y la manipulación de nuestras mentes y emociones.
Lo más perturbador son los aparentes motivos y agendas
ocultas que manejan estos proyectos humanos secretos que tratan con
las abducciones y similares. Aparte del valor deflectivo, del señuelo
descrito arriba, el contenido de las falsas experiencias de abducción
iniciadas por humanos es definitivamente xenófobo, instigador de
miedo y furia. ¿Con qué fín? ¿Podría ser que ambos, los
'abducidos' y los millones de personas que aprenden sobre sus
horribles experiencias a través de los libros, videos, especiales de
televisión y películas están siendo preparados para odiar a la
'presencia extraterrestre' y así aceptar, en algún momento en el
futuro, los sacrificios necesarios para comprometerse en una guerra
interplanetaria? ¿Y quién se beneficiaría por
semejante libreto de 'guerra de las galaxias' ? El ejército - el
complejo industrial. Los mismos intereses sobre los cuales fuimos
advertidos por un personaje, nada menos que un general de 5 estrellas
y presidente republicano conservador Ike Eisenhower. Después de todo,
el uso clásico de armamento psicológico estaba (y está) relacionado
con la preparación de la población civil para odiar al enemigo, y
para ser encaminado en la dirección de que se haga cualquier
sacrificio para combatirlos. Podría ser que ahora estamos siendo
manipulados de tal manera, para que colectivamente aceptemos el costo
de construcción para tener el poder para una guerra interplanetaria -
un poder que extraería billones de dólares de la economía mundial?
Abducciones
Fedro
Carlos Guillén
La primera pregunta es si
el terminajo tiene algún futuro en la exacta ciencia de la
conjugación; ¿si un extraterrestre se aparece dirá:
"yo te abduciré"? ¿Un señor sometido a tal
experiencia relatará: "fui abdujido"; "ellos
me abduccionaron"? No lo sé, pero supongo que como estos
encuentros son cada vez más frecuentes, saldremos pronto de
dudas.Estoy seguro que una gran cantidad de testimoniales
sobre experiencias inexplicables es producto de la idiotez
humana que, como se sabe, es inconmensurable. Sin embargo, ¿qué
hacer cuando nos encontramos con relatos provenientes de gente
intachable y además escéptica? En este caso supongo que lo
que procede es encontrar respuestas y eso es justamente lo que
ha tratado de hacer un equipo de científicos para explicar
ciertos fenómenos paranormales. Hace unos días Jean-Christophe
Terrillon, un físico canadiense que trabaja en Japón, dio a
conocer una experiencia francamente espantosa que le ocurre
una vez por semana: "Me despierto a mitad de la noche
sintiendo la presencia de algo maligno, mis oídos zumban y
una fuerza que me deja sin aliento me oprime el pecho. Trato
de moverme o gritar y no puedo... Estoy paralizado". Dado
que el doctor Terrillon no es afecto a inhalar volátiles y no
cree en espíritus ni extraterrestres se ha preguntado
insistentemente acerca de su estado cerebral. Afortunadamente
para él se ha descrito recientemente un desorden que podría
explicar esta escena macabra: la parálisis del sueño.Este
mal es el resultado de una pérdida de conexión entre el
cerebro y las funciones motoras del cuerpo y se sabe ahora
que, por lo menos, la mitad de las personas lo han sufrido
alguna vez en su vida. Un número creciente de especialistas
asume que esta podría ser la explicación para los reportes
de personas visitadas por el zaranpangüilo o los
extraterrestres.Kazuhiko
Fukuda, un psicólogo de la Universidad de Fukushima en Japón,
que se ha dedicado al estudio de este mal poco conocido en
Occidente pero que en Japón se llama "kanashibari",
es uno de estos especialistas y expone que estudios recientes
en países occidentales sugieren que es un mal más frecuente
de lo que se cree y uno de los problemas para su poca difusión
es que la gente que lo padece (permítaseme una licencia
literaria) sale gritando cosas como "posesión" o
"abducción".Los síntomas descritos arriba aparecen
en obras literarias tan respetables como Moby Dick y en
pinturas como La pesadilla, una obra de Henry Fuselli
realizada en el siglo XVIII, en la que se muestra a un duende
sentado en el estómago de una mujer dormida. Los europeos
pensaban en brujas, los chinos en fantasmas y los japoneses en
demonios gigantes, interpretaciones culturales para estos
asaltos nocturnos cuyos síntomas son idénticos. Una
explicación más moderna y menos obsoleta (ya sabemos que las
brujas no existen) es la que culpa a los extraterrestres y a
las abducciones. Sólo en Estados Unidos un reporte publicado
en 1992 sugiere que cerca de cuatro millones de
estadounidenses reportan experiencias relacionadas con la
abducción extraterrestre. También se ha demostrado que gente
expuesta a información o películas en las que se habla de
abducciones son más proclives a reportar estos encuentros que
quienes no cuentan con esa información.Muchos científicos
han evitado la asociación entre la parálisis del sueño y
las abducciones por temor a rostizar su reputación. Sin
embargo, la creciente evidencia parece incontrovertible. Desde
luego los ufólogos (otro neologismo) ya empiezan a reaccionar
y niegan que este mal explique las operaciones que de vez en
cuando nos practican nuestros visitantes en la comodidad de su
nave espacial, inclusive algunos más astutos argumentan que
los extraterrestres son tan listos que producen en los ¿abducidos?
una reacción: ¿Cuál? Por supuesto... la parálisis del sueño.
Así cualquiera
El FENÓMENO OVNI: UNA
VISIÓN RACIONAL.
Ricardo Campo Pérez.
Desde que a finales de los años 40
los medios de comunicación norteamericanos comenzaron a difundir noticias
sobre presuntas observaciones de "platillos volantes", la
creencia en la existencia de "naves de procedencia extraterrestre"
observadas por asustados testigos es ya un hecho universal en la
actualidad. Es un ejemplo más de la influencia cultural de los Estados
Unidos en todo el mundo, y de manera especialmente notoria en Europa.
LA
COMPLEJIDAD DEL FENÓMENO OVNI
El fenómeno ovni puede ser abordado
desde numerosos puntos de vista, lo que lo hace especialmente complejo y
resistente a la reducción a cualquier disciplina con exclusividad. Esta
complejidad -entre otras razones- ha provocado un cierto abandono o
infravaloración por parte de los profesionales de algunas ramas del
conocimiento con respecto a los enfoques adoptados por otras.
Tradicionalmente los antropólogos han obviado el aspecto material de este
enigma y los estudiosos con un enfoque fisicalista no han prestado mucha
atención al fenómeno como mito y creencia social.
Pero no se propone este artículo
solventar estos desequilibrios a través de una exposición exhaustiva de
la materia ufológica (una "summa ufológica"), ni siquiera
pretende ser un compendio; sólo desea mostrar los puntos claves en esta
problemática. Al final expondré brevemente algunos casos a los que en su
momento se calificó con el término ovni, pero que tras las gestiones
oportunas se pudo asignar una explicación sencilla, labor ineludible de
todo ufólogo o investigador ovni que no quiera engañarse a sí mismo ni
a los demás.
FENÓMENOS ASTRONÓMICOS Y ATMOSFÉRICOS
Cualquier interesado o simple curioso
debe tener presente que todo lo que los medios de comunicación pasa por
ser una observación extraña puede ser explicado por parte de los
investigadores y estudiosos, en un 95% de los casos, en términos
conocidos para la ciencia. Son muchas las causas de confusión y
malinterpretación que pueden llevar a testigos predispuestos o poco
avezados a informar de la presencia en un determinado lugar y momento de
la observación de un "ovni". El orto del planeta Venus, un
espectacular bólido que cruza el espacio visible en plena noche, ciertas
manifestaciones de la electricidad en la naturaleza como los denominados
rayos globulares, entre otras muchas causas de tipo natural, algunas de
ellas tan prosaicas como la puesta del Sol y de la Luna, aunque parezca
increíble.
Este tipo de fenómenos son los que
conforman el tipo de causas o confusiones que los ufólogos denominamos,
como es fácil adivinar, "astronómicas" o "atmosféricas"
cuando se trata de procesos de ionización atmosférica. Y siendo estas
las causas más comunes de equivocación, son al mismo tiempo las que
cierto sector periodístico-sensacionalista ha ignorado premeditadamente
con mayor ahínco, intentando mantener en la ignorancia a los aficionados
sobre la frecuencia y proporción de las identificaciones correctas.
CAUSAS Y OBJETOS DE ORIGEN HUMANO
Pasemos ahora a las causas de tipo
artificial u objetos de fabricación humana susceptibles de ser
confundidos con fenómenos extraños. Los aviones, tanto civiles como
militares, han sido con frecuencia malinterpretados, aun a pesar de ser
-en el primer caso- fácilmente reconocibles gracias a sus luces de posición;
los helicópteros en vuelo nocturno, especialmente si llevan incorporado
un potente foco de rastreo, como los de la Guardia Civil; los focos que
suelen emplearse en espectáculos musicales y fiestas, cuando apuntan al
cielo y el rayo de luz choca con una capa de nubes, suele dar la impresión
a un observador lejano de estar contemplando un baile de objetos
lenticulares luminosos (como en los carnavales santacruceros); la
reentrada de chatarra espacial que se vuelve incandescente por la fricción
con la atmósfera; los gases expelidos por una prueba militar de tipo balístico
(como los espectaculares casos canarios de 22/6/76 y 5/3/79 entre otros),
etc.
LOS FRAUDES
Fuera de estas grandes categorías
hay que incluir una que es más frecuente de lo que puede parecer: los
fraudes. Estos pueden obedecer a diversas motivaciones: deseo de
notoriedad, ansia de probar que "los extraterrestres existen",
simples bromas, exageraciones periodísticas, montajes fotográficos y
descarados engaños mantenidos durante bastante tiempo. Puede darse el
caso que el testimonio haya sido originado por una observación anómala
"real" a la que el testigo, premeditadamente o no, haya añadido
o adornado con características que la dotan de una mayor extrañeza de la
que por sí tiene.
Estos casos son normalmente muy difíciles
de explicar -en principio- y, tal vez, muchos de los que forman parte de
ese 5% inexplicado no sean más que sucesos triviales enbellecidos por los
testigos; los psicólogos -percepción, recuerdo, expectativas vitales-
tienen un gran papel, y su concurso es constantemente requerido por los ufólogos
racionalistas.
CASOS SIN EXPLICACIÓN
Estos son, a grandes rasgos, los
principales motivos de confusión que pueden sufrir los potenciales
testigos; esto es, también, el fenómeno ovni, forma parte de él. No es
mi intención dar cuenta en su totalidad de las posibles confusiones que
pueden presentarse a testigos más o menos predispuestos; y tampoco
pretendo eliminar el misterio en su totalidad pues, al menos en opinión
de los ufólogos, existe un pequeño residuo -ese 5% ya citado- de casos
genuinamente enigmáticos que esperan ser abordados si no por la ciencia,
sí por encuestadores y analistas que hagan uso del sentido común. En
caso contrario los charlatanes se apoderarán por siempre de esta parcela
del conocimiento humano. Sentada esta base mínima -la existencia de un
fenómeno no muy abundante y no reductible a conocimientos actuales de la
ciencia- ¿qué pueden ser los ovnis?
Psicosis Social
Se han aventurado muchas ideas con la
intención de explicar qué se esconde tras el misterio (supuesto) de los
ovnis. Entre todas ellas han ido cobrando fuerza las que argumentan que el
fenómeno ovni es un mito o creencia social. Desde que transcurrió el
tiempo suficiente como para constatar la evolución del fenómeno, pudo
advertirse que no todos los años se observa el mismo número de ovnis,
que algunos años o temporadas -normalmente bienios- contaban con una
enorme acumulación de denuncias. Estos periodos de oleadas (así es como
se los denomina en la jerga ufológica), suelen estar provocados por algún
incidente espectacular al que los medios de comunicación han dado gran
publicidad. A continuación el público se siente respaldado para comentar
sus observaciones pretendidamente extrañas que también publican y
comentan los propagadores del misterio; de esta manera la avalancha crece
hasta que llega un momento en que los medios se saturan y dejan de lado
estas noticias, con lo que la oleada desaparece y la actividad ovni
decrece a su nivel habitual.
El detonante de esta acumulación de
denuncias puede ser un caso espectacular al que los medios magnifican,
como acabo de comentar, o la publicación de una nota de prensa oficial en
la que se pide a la ciudadanía que informe a las autoridades aéreas de
cualquier observación inhabitual de la que sean testigos, como se ha
constatado en la Península y he tenido la oportunidad de comprobar en
Canarias.
Al mismo tiempo que tienen lugar
estos fenómenos sociales pueden concurrir -también de forma
independiente- procesos psicológicos que alteran la percepción normal de
ciertos estímulos celestes. Estos procesos pueden transformar, pongamos
por caso, al planeta Venus si es observado de noche y con espectacular
brillo, con una nave lenticular situada a no mucha distancia del
sorprendido testigo. ¿Cómo es esto posible? Brevemente puede decirse que
es la alteración de una percepción visual, objeto o fenómeno luminoso,
bajo el peso del arquetipo ovni y sus características principales, forma,
color y dinámica general. No es una manifestación patológica, ocurre
simplemente cuando un individuo predispuesto, angustiado, etc., no es
capaz de identificar un estímulo que se presenta a su sistema cognitivo
como un reto o dificultad, problema que puede ser resuelto simbólicamente:
asumiendo que lo observado es una nave extraterrestre.
Comlpejos Procesos de Ionización
Atmosférica
Cierta proporción de la casuística
ovni ofrece características semejantes a ciertos procesos de ionización
atmosférica no totalmente explicados científicamente. Algunos de estos
casos describen formas luminosas esféricas, de vivos colores, que se
desplazan rápidamente o quedan estáticas. Algunos autores mencionan que
pueden penetrar en el interior de las casas sin provocar daños o bien
causar quemaduras en sus moradores; pueden tener un tamaño que oscila
habitualmente entre el de una pelota de tenis y un balón de fútbol, y
pueden desaparecer repentinamente tras una sonora explosión.
Algunos investigadores han encontrado
significativas correlaciones entre este tipo de fenómenos luminosos y las
zonas propicias en sufrir terremotos, con presencia de fallas geológicas,
retomando para la ciencia una vieja tradición existente en todas las
zonas del mundo geológicamente inestables: las "luces de la
tierra".
El Mito Extraterrestre
Una de las hipótesis más
tradicionales en torno a los ovnis es la extraterrestre. Es la más
antigua, y a la que se adhirió un mayor número de interesados. La era
espacial y la especulación exobiológica fomentaron la posibilidad de que
al menos una pequeña parte de la casuística ovni pudiese tratarse de
genuinas astronaves en labor de reconocimiento o investigación (al menos
para la lógica humana esta sería su tarea más obvia) del planeta
Tierra. El problema es que no existe ni una sola prueba contundente y
contrastable de que en alguna ocasión una hipotética nave allende del
Sistema Solar se haya acercado a nuestro planeta, por mucho que vociferen
los iluminados y predicadores de la "realidad extraterrestre".
LAS ALERTAS OVNI
Estos tres ejemplos de hipótesis
surgidas para clarificar en lo posible el enigma ovni no son
compartimentos estancos, pudiéndose dar situaciones en las que sean
necesaria su aportación simultánea para entender alguna de las
complicadas manifestaciones que tienen lugar dentro del mito ovni; por
ejemplo, las alertas ovni. En ellas tenemos habitualmente una masa de público
sensibilizada por ciertos medios de comunicación para posible observación
de luces extrañas; la gran mayoría de los que acuden a estas ferias ufológicas
son aficionados en su mayoría bastante crédulos, predispuestos a que su
mente les juegue una mala pasada ante la primera luz estática o en
movimiento que vean, como pude comprobar hace cuatro años en Las Cañadas
del Teide en aquella famosa alerta ovni organizada por algunos próceres
de la ufología y el desatino: en cuanto pasó el primer avión
sobrevolando la isla se oyeron comentarios de que se estaba viendo
"una luz extraña". Imaginemos lo que habría significado la
presencia de alguna de esas curiosas manifestaciones eléctricas de la
naturaleza en un ambiente como ese.
El panorama ufológico, como se puede
comprobar fácilmente, está bastante enrarecido por actividades que se
sitúan fuera de lo que sería esperable en un estudio metódico de un
hipotético enigma; el interés -no por descubrir la verdad precisamente-
mueve en muchas ocasiones a los introducidos en este mundillo; es una
carga con la que debemos pechar los que no tenemos interés en alimentar a
las masas ávidas de misterios.
EJEMPLOS PARADIGMÁTICOS
Por último, mostraré algunos
ejemplos de casos ovni explicados que pueden resultar de especial interés
a los lectores de Nova 87-a, ya que se trata de confusiones de objetos
astronómicos con extrañas presencias en los cielos de Canarias. De todos
ellos existe información de prensa local de la época.
El 29 de marzo de 1950, a las 09:25
horas, gran cantidad de personas que transitaban por las calles de Santa
Cruz de Tenerife pudieron contemplar un punto u "objeto"
luminoso, similar al resplandor de una gran estrella. "La
Tarde", en su edición del mismo día señala que "fueron miles
de personas las que apostadas en las azoteas, balcones y aceras de la
población intentaban desentrañar el misterio que se desarrollaba en las
alturas". La propia prensa aclara el misterio al día siguiente, pues
se trató simplemente del planeta Venus, que se encontraba sobre el
horizonte con una elevación de unos 48§, luciendo a pleno día debido a
su gran brillo, -5.3.
El 27 de agosto de 1968, a las 21:30
horas, fue observado desde el norte de Gran Canaria y Tenerife una
espectacular luz azul y larga cola de fuego que según algunos testimonios
llegó a producir molestias en los ojos debido a su fuerte luminosidad,
desapareciendo tras un fuerte fogonazo y provocando un gran revuelo
social. Se recogieron testimonios en Las Palmas de Gran Gran Canaria, Gáldar,
Punta del Hidalgo, Bajamar, Santa Cruz e Icod, en un intervalo horario muy
similar, alrededor de la hora citada.
El 17 de septiembre del mismo año,
los pilotos del vuelo Tenerife-Gran Canaria, también a las 21:30 horas,
observaron una luz lejana que dio la impresión de acercarse al avión e
iluminarlo totalmente con una tonalidad azulada; simultáneamente fue
observado por testigos de tierra, cerca del Aeropuerto de Gando y en Las
Palmas de Gran Canaria. La Zona Militar de Canarias realizó
investigaciones a través del Juez Informador nombrado a tal efecto el
entonces comandante Antonio Munaiz, que elevó un informe confidencial a
su autoridad superior. Sus conclusiones, al menos en este caso, no fueron
muy acertadas, pues afirma que lo observado podía corresponder a un
"rayo globular", cuando todas sus características permiten
afirmar que se trató de un gran bólido. Este informe secreto ha sido
entregado a la opinión pública en enero de 1993, dentro del proceso de
desclasificación iniciado por el Ejército del Aire Español. Puede ser
consultado y obtener copia en la Biblioteca del Cuartel General del Aire
en Madrid o bien solicitarlo al autor de este artículo.
El 17 de noviembre de 1994, entre las
06:30 y las 07:00 horas, una testigo en Santa Ursula, Tenerife, confundió
el ocaso de la Luna (06:40, acimut 288§) con las variaciones de una
enorme luz que se encontraba mar adentro, por encima del horizonte, con un
color amarillento de gran intensidad.
Ricardo Campo es un
investigador español de la mitología de los ovnis y Relaciones
Exteriores de la Fundación
Anomalía (http://Fast.To/anomalia), única organización de este tipo
en España, reconocida por el Ministerio de Educación y Cultura, de carácter
científico y racionalista.
Un avispado productor de televisión
toma el pelo a la comunidad ufológica con un filme de supuestas autopsias
a extraterrestres
Luis Alfonso Gámez
El rumor comenzó a circular en el
mundillo ufológico en enero de 1995. Steven Spielberg preparaba una película
sobre el incidente de Roswell, a partir de <<unas presuntas
grabaciones reales>> de las autopsias a los tripulantes del
platillo volante que se estampó contra la Tierra en el desierto de Nuevo
México en 1947 [Canto, 1995]. La fuente original del rumor fue Carl
Nagaitis, miembro de la Asociación Británica para la Investigación Ovni
(BUFORA) y autor, junto a Philip Mantle, del libro Ufo abductions, without
consent. Aunque la productora de Spielberg desmintió inmediatamente la
existencia del proyecto, el inventor de la patraña consiguió su
objetivo: llamar la atención del sector más desquiciado de la comunidad
ufológica internacional, que todavía no se había recuperado del mazazo
recibido tras revelar el Tribunal General de Cuentas de Estados Unidos que
los restos hallados hace casi medio siglo en Roswell se correspondían en
realidad con los de un globo del proyecto Mogul, un programa secreto para
la <<detección de la onda expansiva generada por explosiones
nucleares soviéticas>> [Weaver, 1994]. Ya estaba todo preparado
para dar el golpe de gracia.
El escenario elegido fue un auditorio
del Museo de Londres, donde el 5 de mayo un centenar de personas asistió
a la proyección de una cinta de 20 minutos, en la que se veía como
supuestos médicos practicaban una necropsia a un cadáver alienígena en
lo que parecía ser un quirófano. El productor de televisión Ray
Santilli envolvió el cebo con el halo de misterio adecuado,
incluidos los preceptivos registros para evitar fotografías piratas.
El público estaba compuesto por periodistas, potenciales compradores del
filme y ufólogos. Y la mayoría cayó en el engañó, pero no Ken Jeffrey,
del grupo creyente Iniciativa Internacional por Roswell (IRI), que tras
ver la filmación no tenía <<ninguna duda>> acerca del
carácter fraudulento de la película [Jeffrey, 1995]. Aún así, el
productor siguió adelante con su estrategia y quince días después
repitió la maniobra en San Marino, en un congreso ufológico al que
acudieron los autores más sensacionalistas del viejo continente. En esta
ocasión, los expertos pudieron ver 6 minutos del examen médico
del cuerpo de un extraterrestre en el interior de una tienda de campaña.
Santilli, de 39 años y propietario
de la empresa Merlin Communications Ltd., aseguraba que había tenido
conocimiento de la existencia del filme dos años antes, cuando viajó a
EE UU para hacerse con material con el que producir un vídeo sobre Elvis
Presley. Durante su periplo americano, el productor conoció a un anciano
de 82 años, un tal Jack Barnett, que había sido cámara de la Fuerza Aérea
y decía disponer de 91 minutos de película que demostraban que seres de
otros planetas visitan la Tierra y el Gobierno estadounidense ha estado
ocultando la verdad a la opinión pública durante casi medio siglo. El
filme, rodado en 16 milímetros, estaba repartido en 13 rollos de 7
minutos de duración y contenía imágenes de la recuperación del
platillo volante en el lugar de los hechos, del examen médico realizado a
un tripulante en una tienda de campaña, de las autopsias practicadas a
los extraterrestres en Fort Worth y de una visita del presidente Harry
Truman a la base militar donde se custodiaban los restos de los alienígenas.
Según la primera versión de los
hechos facilitada por Santilli, el cámara había sido en su día lo
suficientemente astuto como para sacar una copia del material, burlar los
controles de seguridad militares y mantener el filme a buen recaudo
durante casi cinco decenios. Tras pagar al ex militar unos 18 millones de
pesetas, Santilli se hizo con los rollos de película con la condición de
no revelar el nombre del vendedor. Aunque no había ninguna prueba de que
la filmación fuera auténtica y el productor de televisión ofrecía
información con cuentagotas, los ufólogos se tragaron el anzuelo y
varias cadenas de televisión se mostraron interesadas por hacerse con el
documental que Santilli iba a realizar con fragmentos de la cinta
original. El productor, que había fijado el estreno mundial de su montaje
para el 27 de agosto, recibió al parecer una espectacular oferta de la
televisión israelí, que estaba dispuesta a pagar hasta 975 millones de
pesetas por la exclusiva de la película. Al final, se vendieron los
derechos de emisión en cada país a una televisión distinta con lo
Santilli que se aseguró pingües beneficios, ya que sólo en EE UU la
cadena Fox Network engrosó las arcas de Merlin Communications Ltd. en
cerca de 200 millones de pesetas.
El `culebrón' del verano
El misterio llegó en junio a
los quioscos españoles de la mano de Josep Guijarro y Manuel Carballal,
que informaban en la revista Más Allá del <<descubrimiento por
parte de la BBC de una vieja película -propiedad de un cámara militar
que en la actualidad tiene 82 años- que, al parecer, recoge las imágenes
no sólo de un ovni estrellado, sino tambien de los cuerpos de tres o
cuatro seres alienígenas>> [Guijarro, 1995a] y decían que <<la
prestigiosa casa de fotografía Kodak>> había confirmado que la
película había sido fabricada en los años 40 [Carballal, 1995],
extremos ambos que han resultado ser falsos. Ni la BBC ha tenido nada que
ver en todo el asunto de la película de Roswell ni Kodak ha certificado
en ningún momento la antigüedad del filme. El culebrón ufológico
del verano había comenzado, y Más Allá y Año Cero se enfrascaron en su
particular carrera por facilitar la información más impactante a sus
lectores.
Guijarro optó desde un principio por
poner en duda la autenticidad de la filmación mientras Javier Sierra, el
especialista en platillos volantes de Año Cero, se lanzaba a una
delirante carrera hacia el absurdo, dejándose seducir por Philip Mantle,
miembro de la BUFORA que ha apoyado a Santilli en todo momento. Así, al
tiempo que Guijarro se preguntaba en Más Allá si <<?Es la película
de Roswell un montaje fraudulento?>> o llegaba a la conclusión
después de cuatro meses -más vale tarde que nunca- de que <<las
imágenes del extraterrestre de Roswell son un montaje fraudulento>>,
Sierra galopaba a lomos de la irracionalidad más desenfrenada y
proclamaba a los cuatro vientos: <<!No son humanos!>>, <<!Estaban
vivos!>>, <<Jaque a la ciencia>>, <<Roswell,
un watergate cósmico>>... Y Año Cero se llevó el gato al
agua.
A principios de agosto, los españoles
pudieron ver las primeras fotografías procedentes de la película de
Santilli. Un alienígena cabezón y carente de pelo ocupaba la portada de
Año Cero, cuyo director, Enrique de Vicente, dedicaba el editorial a
justificar que su revista se apropiara indebidamente de unas imágenes
propiedad de Merlin Communications Ltd. <<Si estas películas son
auténticas, como aseguran quienes las han puesto en circulación, se
trataría de la noticia del siglo y la humanidad tiene el derecho a
conocerla sin ningún tipo de restricciones. Si es cierta la historia que
estos cuentan, el propietario legal de las mismas sería el Gobierno de
Estados Unidos, que difícilmente se atreverá a reclamar sus derechos y
reconocer así la verdad que oculta al mundo desde hace medio siglo. Si no
fuera así, se trataría de un fraude y la venta de dichas imágenes como
auténticas sería igualmente fraudulenta. Es por ello -concluía De
Vicente- que, ante la falta de respuesta a nuestras tentativas de
negociación por parte de quienes, sin aportar prueba alguna, aseguran
haberlas comprado al `cameraman' que las filmó, nos unimos a la
iniciativa del CISU italiano, decidiendo publicar las imágenes y
planteando así un claro desafío que pretende contribuir a desvelar la
verdad>> [Vicente, 1995]. A incrementar las ventas de la revista
a costa de la verdad y de la credulidad del público, diría yo.
Enrique de Vicente y Javier Sierra
consiguieron con la publicación de las primeras fotografías de la
autopsia que diversos medios de comunicación se hicieran eco de la
existencia de la enigmática película y otorgaran a las opiniones del ufólogo
de Año Cero una inmerecida relevancia. El extraterrestre cabezón de
Santilli apareció en las portadas de Cambio 16 y Tiempo, que recogían
declaraciones de Sierra, quien se mostraba en estas revistas más cauto
que en su propia publicación. Así, al mismo tiempo que en las revistas
de información general advertía en repetidas ocasiones sobre la
posibilidad de que todo fuera un engaño, en Año Cero se mostraba
convencido de que Roswell había sido el escenario de <<la caída
y posterior recuperación de una nave extraterrestre>> [Sierra,
1995a], y llamaba la atención sobre el hecho de que el invento del
transistor podía estar basado en tecnología alienígena. Entre los periódicos,
Diario 16 dedicó un amplio reportaje al tema; pero fue Abc el que puso el
dedo en la llaga al denunciar el <<timo del marciano de
Internet>> [Grado, 1995] antes del estreno mundial del
documental televisivo. <<Ray Santilli, un oscuro productor
cinematográfico inglés, puede hacerse de oro>>, anunciaba el
rotativo madrileño, mediante la venta de la película de Roswell a través
de Internet. La autopista de la información, donde se han sucedido los
rumores y debates, fue el primer lugar en el que el productor televisivo
puso en venta la filmación de Roswell.
Una autopsia de cine
Sierra había acudido en mayo al
congreso ufológico de San Marino, donde asistió a la proyección de una
escena del filme que se localizaba en una tienda de campaña, en cuyo
interior dos hombres practicaban la autopsia a un alienígena. El hecho de
que los dos supuestos médicos no usaran ni guantes ni mascarillas y de
que la estancia estuviese mal iluminada sólo había suscitado ligeros
recelos en el joven ufólogo, que consideraba que la película
resultaba impresionante. <<Las imágenes, ciertamente,
sobrecogen. Tumbada sobre una camilla y encerrada en una hermética sala
de operaciones, una pequeña entidad de difusos rasgos humanos es
examinada atentamente por dos cirujanos enfundados en sendos trajes
aislantes>>, decía Sierra, refiriéndose a la escena que
millones de españoles tuvieron oportunidad de ver en televisión el 3 de
septiembre [Sierra, 1995a]. Cualquiera que haya presenciado los pocos
minutos de la película original incluidos en el documental Los alienígenas
de Roswell, emitido por Antena 3 TV, considerará alarmante lo
impresionable que es el ufólogo alicantino.
El extraterrestre mide alrededor de
metro y medio, carece de órganos genitales externos, tiene la piel grisácea,
el cráneo desproporcionadamente grande, el vientre hinchado, seis dedos
en cada extremidad... Se corresponde, en definitiva, con la imagen de los
alienígenas que tiene el lector de Noticias del Mundo y da la impresión
de ser una figura de cartón-piedra. La autopsia parece revelar,
además, que el alienígena carece de estructura ósea, tubo digestivo y
dientes, y que un velo negro cubría cada uno de sus grandes ojos. <<A
primera vista -afirma Antonio Ribera, el patriarca de la ufología
española-, diría que corresponde a un niño de unos 13 ó 14 años, más
bien grueso y sin ninguna de las características que exhibiría una auténtica
Entidad Biológica Extratrerrestre (EBE)>> [Ribera, 1995]. ?Cuáles
son las características de un auténtico alienígena, el color verde de
la piel, las antenas y la nariz en forma de trompetilla? Esa es la imagen
que la gente tenía de los extraterrestres en los años 40, mientras que
la de la película de Roswell es la de los hombrecillos grises que
han popularizado la literatura ufológica y el cine.
Javier Sierra no dudaba en julio en
reconocer la existencia de indicios de fraude en toda la historia; pero se
ha resistido hasta el final, como buen mercader de lo oculto, a denunciar
abiertamente el engaño. Sabía que el fragmento de autopsia que había
visto en San Marino contenía numerosas incongruencias: la escena está
escasamente iluminada <<con un candil de petróleo>>;
el cadáver permanece tendido en una camilla y no sobre una mesa especial;
el cámara rueda a una distancia excesiva como para captar los detalles de
una autopsia y los médicos no llevan ni máscaras ni guantes. Y también
estaba enterado de que la USAF no tiene constancia en su archivos de haber
contado entre su personal de la base de Roswell en 1947 con un tal Jack
Barnett, de que sólo Santilli conoce al misterioso cámara, de que la
codificación Acceso Restringido de alguna de las secuencias no
forma parte del código militar norteamericano y de que Chris Cary, la
mano derecha del productor, trabaja <<para una compañía
especializada en efectos especiales y en la elaboración de escenarios y
figuras de látex para películas de ciencia ficción>> [Sierra,
1995a]. Todos estos detalles pasaban desapercibidos para el ufólogo
oficial de Año Cero, para quien lo más destacable era que Barnett
situase el incidente de Roswell en junio de 1947, no en julio, y que no se
diera a conocer abiertamente como medida de autoprotección ante los pérfidos
militares.
<<Lo sorprendente del asunto
-dice Sierra- es que, de ser auténtica la filmación y el
testimonio de Barnett, los investigadores del caso Roswell han estado
equivocados por completo al respecto de cómo y cuándo tuvieron lugar los
hechos>> [Sierra, 1995a]. Y tiene razón. Los ufólogos ni
siquiera han acertado en los últimos cuatro decenios a la hora de fijar
la fecha en la que ocurrió el misterioso suceso. Los especialistas
como Sierra, que se presenta ante los medios de comunicación como el único
investigador español que ha estado en Roswell, sitúan desde siempre el
incidente de Nuevo México a principios de julio de 1947, dos semanas
después de la observación de Kenneth Arnold, a pesar de que el principal
testigo, William Brazel indicó en su día a The Roswell Daily Record que
había encontrado los restos el 14 de junio [Klass, 1993].
Errores de película
La película de Roswell no resiste el
mínimo análisis. Para empezar, resulta incongruente que los médicos que
examinan el cadáver alienígena en la tienda de campaña no lleven ningún
tipo de protección y trabajen bajo la débil luz de un candil, y que los
forenses que practican las necropsias en Fort Worth porten un traje de
protección totalmente inadecuado, cuyo único objetivo parece ser ocultar
la identidad de los actores. Además, es propio de auténticos ignorantes
pensar que, de haberse realizado, las primeras autopsias a seres de otros
planetas se iban a practicar en tan lamentables condiciones, con sólo dos
patólogos y un cámara de cine para grabar un documento histórico. Una
escena tan rocambolesca pertenece al universo del más ingenuo cine de
ciencia ficción.
Los expertos que han visto la película
no tienen ninguna duda: se trata de un burdo montaje. Joachim Koch, ufólogo
de IRI y médico desde hace 18 años en un hospital berlinés, advierte
que los trajes anticontaminación de los patólogos de Fort Worth
no pueden tener como objeto proteger a los técnicos de ningún tipo de
radiación porque los doctores de la tienda de campaña no llevan
ropa especial, lo que hace suponer que en el lugar del pretendido
accidente no se habían detectado indicios de radiactividad. Por si fuera
poco, al no disponer de equipos de respiración autónomos, los médicos
no sólo sufren el hedor procedente del cuerpo en descomposición, sino
que pueden ser víctimas de virus o bacterias de origen desconocido. <<Luego,
es probable que el extraño equipo que visten los `doctores' tenga sólo
el propósito de encubrir sus identidades>> [Koch, 1995].
El antropólogo forense José Manuel
Reverte, que ha realizado más de 1.200 autopsias en 17 años, también
considera que la vestimenta de los patólogos es inapropiada y añade
que la actitud de los dos forenses es la propia de alguien que
finge practicar una autopsia. <<La impresión general que da la
película cuando la ves por primera vez es que pertenece realmente a una
autopsia, pero cuando vas a los detalles técnicos te das cuenta de
algunos errores>>, indica el especialista [Sierra, 1995c]. Los
patólogos se sienten sorprendidos, por ejemplo, del escaso flujo de
sangre que sale por las incisiones. La falta de orden en la autopsia, la
desproporcionada masa muscular del ser, la inexistencia de orificios para
la evacuación de excrementos y un cerebro sin circunvoluciones son
algunos de los indicios que llevan al doctor Reverte a sentenciar que la <<filmación
es un fantástico trucaje>> y que el ser que permanece sobre la
mesa es <<algo creado manualmente>>.
Y eso por no hablar de las
condiciones de trabajo o de la duración de la intervención. Como indica
Joachim Koch, <<la realización de una autopsia a un
extraterrestre habría sido un hecho extraordinario. Se habría practicado
en una gran habitación o auditorio para que la presenciaran numerosos patólogos.
Se habría realizado muy cuidadosa y metódicamente, prolongándose, quizá,
durante varias semanas. Se habría filmado cuidadosamente y se habrían
sacado multitud de diapositivas y fotografías>> [Koch, 1995].
Sin embargo, la película de Santilli es una chapuza con numerosos saltos
de imagen y pérdidas de enfoque, un filme que, como dijo Antonio Albert
en El País, <<parece un `corto' de Alex de la Iglesia con la
asesoría del departamento de efectos especiales de la señorita Pepis (la
espuma de poliuretano `canta' que da gusto)>> [Albert, 1995].
Toda la autopsia dura alrededor de dos horas, según ha reconocido Chris
Cary, el socio de Santilli; resulta excesivamente breve para lo
extraordinario de la situación.
Los técnicos en efectos especiales
que han visto escenas de la película también han sido contundentes. A
partir de los movimientos de cámara, Cliff Wallace, de C-F-X Criature
Effects, estima que el filme se rodó en vídeo y no con un pesado equipo
de 16 milímetros. Wallace y sus socios están convencidos de que la
filmación no corresponde a una autopsia auténtica y que lo que hay sobre
la mesa de operaciones es un muñeco, cuya estructura no es la de un ser
humano tumbado, sino la de uno erguido. De la misma opinión es Trey
Stokes, de The Truly Dangerous Company, que ha trabajado en películas
como The Abyss, The Blob, Robocop II, Gremlins II y Batman Returns, entre
otras. <<El muñeco es demasiado tieso para ser creíble>>,
advierte. El especialista llama la atención sobre el hecho de que los patólogos
del filme no mueven el cuello de la criatura a la hora de examinar la
cabeza, lo que se corresponde con el hecho de que para los técnicos en
efectos especiales es una ardua tarea reproducir verosímilmente el cuello
humano y sus movimientos. Stokes destaca, además, que los doctores
no cambian de posición al cadáver en ningún momento y que la disposición
de la musculatura no es la propia de un cuerpo tendido.
Un cámara llamado Jack Barnett
Gran parte de los ufólogos concede
el mismo crédito a las afirmaciones de primera mano que a las de cuar.ta,
quinta o sexta. La mayoría de los testimonios referentes a platillos
volantes estrellados procede de fuentes indirectas o de individuos cuya
existencia no ha podido ser comprobada. Este último es el caso de Jack
Barnett, el cámara militar al que Santilli dice que compró la película
de Roswell en 1993. Nadie, aparte del productor de televisión, ha tenido
acceso al técnico que grabó las imágenes de las autopsias. Además de
las reuniones con Santilli, sólo hay constancia de una conversación
telefónica entre el ufólogo Philip Mantle y un hombre que se identificó
como Barnett. Santilli ha impedido en todo momento que nadie más conozca
al ex oficial de la USAF, que, según él, se oculta en el anonimato por
miedo a las represalias de su Gobierno, por el juramento de fidelidad
hecho a su país y para defraudar a Hacienda. Que Barnett opte por el
anonimato para protegerse es poco menos que estúpido. Si la historia del
platillo volante estrellado en Roswell fuera cierta -que no lo es-, la
mejor manera de evitar represalias personales sería darse a conocer
abiertamente, ya que el Ejército tendrá registrado el nombre de quien
rodó las conflictivas imágenes y, a no ser que se proteja saliendo a la
luz pública, puede darle su merecido en cualquier momento. Escudarse en
el juramento a la patria después de haber traicionado a su país
vendiendo material secreto a un productor de televisión extranjero
es totalmente contradictorio y recurrir al temor al fisco no tiene el
menor sentido.
Todo parece indicar que el cámara sólo
existe en la imaginación de Ray Santilli. Aún así, Javier Sierra
concede a las declaraciones atribuidas al ex militar en septiembre un gran
valor, a pesar de que resultan ridículas y contradicen la primera versión
del productor televisivo. Barnett afirma que ingresó en el Ejército en
1942 y se licenció diez años después. Tras haber grabado bastantes películas
de pruebas nucleares, en junio de 1947 le llamaron urgentemente para que
fuera a Roswell. Cuando llegó al lugar del accidente, pudo ver <<un
gran disco, un `platillo volante' caído sobre su parte posterior, que
todavía emitía calor a su alrededor>> [Barnett, 1995]. El cámara
afirma que se sintió sobrecogido por <<los gritos de los
monstruos que estaban tumbados en el vehículo>> y sostenían
cajas <<que apretaban con ambos brazos contra el pecho. Sólo
estaban allí sollozando, sosteniendo esas cajas>>. Para
completar la ridícula escena, los militares la emprendieron a culatazos
con uno de los alienígenas para quitarle la dichosa caja. <<Tres
de las criaturas -recuerda el supuesto cámara- fueron arrastradas
fuera [de la nave] y atadas con cuerdas y cinta adhesiva. La última
ya estaba muerta>>.
Barnett permaneció varias semanas en
la base de Wright-Patterson, en Ohio, hasta que un día le pidieron que se
trasladara a Fort Worth, en Dallas, para <<filmar una
autopsia>>. Ataviado con un traje de protección, <<como
los doctores>>, porque se había descubierto que <<las
criaturas podían resultar peligrosas>>, comenzó a filmar, pero
al cabo de un rato se desprendió del traje porque con él era muy difícil
cargar con la cámara y enfocar. Con posterioridad, realizó las
grabaciones de otras dos autopsias. Curiosamente, nadie había mencionado
el episodio sobre los trajes anticontaminación y los problemas para
filmar las necropsias hasta que las críticas arreciaron y la credibilidad
de la película fue puesta en duda.
Lo mismo sucede con el origen del
filme. Si ya era difícil de creer que el cámara hubiese sacado una copia
de las filmaciones y burlado estrictos controles de seguridad, tal como
mantuvo en un principio Santilli, más lo es tragarse la versión
corregida facilitada por el tal Jack Barnett. <<Después de
filmar -dice-, tenía varios centenares de rollos. Separé aquéllos
con problemas que requerían una atención especial en el revelado (que
haría después). La primera hornada fue enviada a Washington y yo procesé
el resto unos días más tarde. Una vez que los rollos restantes habían
sido procesados, contacté con Washington para mandarles la colección de
la última hornada. Increíblemente, ellos nunca vinieron a recogerlos ni
arreglaron su transporte. Les llamé muchas veces, pero lo dejé. He
tenido las filmaciones desde entonces>> [Barnett, 1995]. Resulta
increíble que haya alguien capaz de creer que el Gobierno de Estados
Unidos o de otro país va a olvidarse así como así de la existencia de
un documento gráfico tan valioso.
El negocio de Roswell
Visto lo visto, cabe preguntarse cómo
es posible que ufólogos como Sierra duden todavía si se encuentran <<frente
a un documento real que recoge la autopsia de una entidad ajena a la
Tierra o ante un elaboradísimo fraude>> [Sierra, 1995c]. Hay
razones evidentes para dudar de la honradez de individuos como Carl
Nagaitis, Philip Mantle, Chris Cary y Ray Santilli, cuya participación en
el engaño es más que evidente. Nagaitis fue el encargado de lanzar a los
cuatro vientos el falso rumor de que Spielberg andaba detrás de unas
grabaciones realizadas en Roswell en 1947; Mantle se ha dedicado a salir
en defensa del filme allí donde ha hecho falta y, junto a Nagaitis,
organizó una proyección pública del mismo en agosto en el marco del
VIII Congreso Internacional de Ufología, y, por último, Cary y Santilli
han creado durante meses el clima de expectación adecuado para
rentabilizar al máximo el misterio y aprovecharse de la publicidad
gratuita de las revistas esotéricas. Todo el montaje, desde un principio,
estaba encaminado a ingresar cifras millonarias mediante la distribución
televisiva y videográfica de las pretendidas imágenes de Roswell.
Santilli y su socio se han forrado
con la venta a cadenas de televisión y particulares de las imágenes de
las supuestas autopsias a extraterrestres. A las cifras millonarias
pagadas por las televisiones de medio mundo, hay que sumar que, el día
después del estreno mundial del documental de Channel 4 Los alienígenas
de Roswell, se vendieron en Gran Bretaña entre los fanáticos de
los platillos volantes más de 23.000 copias de la película original al módico
precio de 6.500 pesetas. Es decir, la productora de Santilli, que sacó
150.000 copias del filme al mercado el 29 de agosto, se embolsó cerca de
150 millones de pesetas nada más levantar la persiana. Poco
importa que en la carátula de la cinta la productora haya incluido la
siguiente advertencia: <<Aunque se ha verificado que la película
se fabricó en 1947, no podemos asegurar que los contenidos daten de 1947.
Aunque nuestros informes médicos sugieren que la criatura no es humana,
esto no puede ser verificado. Aunque hemos sido informados de que la
filmación corresponde al incidente de Roswell, esto tampoco ha sido
verificado>>.
Nada ha sido verificado después de
medio año de rumores. Más bien al contrario. Médicos forenses y
especialistas en efectos especiales han aportado los suficientes
argumentos como para concluir que la tosca y mal iluminada película de
Barnett es un fraude. Respecto a la pretendida visita del presidente
Truman al lugar donde se depositaron los restos de la nave especial y los
alienígenas, sólo puede decirse que está comprobado documentalmente
que el mandatario estadounidense no viajo a Nuevo México en aquellas
fechas. A pesar de todo, Santilli ha sabido como nadie hacer su agosto a
costa de los pocos escrúpulos de buena parte de la comunidad ufológica
internacional. El productor británico ha ganado muchos millones de
pesetas con la venta de la imagenes de las supuestas autopsias a los
miembros de la tripulación del platillo volante que, según la mitología
ovni, se estrelló en Estados Unidos en junio de 1947. Y lo ha hecho con
el apoyo de los más desquiciados ufólogos, a quienes ha tomado el
pelo y ha dejado en ridículo.
Por la boca muere el pez
El fraude de la película de Roswell
ha servido para despojar definitivamente de la máscara de seriedad a
Javier Sierra, al que algunos consideraban hasta hace poco el niño
prodigio de la ufología española. El joven alicantino se ha revelado
como lo que realmente es, un fabricante de misterios al que la verdad
importa un bledo. Sierra, cuyo único libro lleva el delirante título de
Técnicas de contacto extraterrestre, fue uno de los máximos responsables
del lamentable espectáculo que el cirujano psíquico Stephen
Turoff ofreció en julio de 1993 ante las cámaras de Otra dimensión, el
programa esotérico de Tele 5 que dirigía Félix Gracia. El espacio, en
el que se convirtió en espectáculo el dolor humano, sirvió para dar
publicidad al mercachifle inglés, que dice que opera sin anestesia poseído
por el espíritu de un médico alemán. En palabras del periodista Andrés
Aberasturi, el programa superó las más altas cotas de telebasura.
Aún así, Sierra supo salir indemne de la quema.
Más difícil lo va a tener a la hora
de justificar su ambigua actitud en el asunto de la promoción del filme
de Ray Santilli. No en vano, el ufólogo alicantino ha caído en lo mismo
que criticaba hace cuatro años en las páginas de Más Allá. Sierra es
el mismo platillólogo que en 1991 alertaba a la comunidad ufológica
española sobre la amenaza de las <<`noticias basura' que,
procedentes de periódicos sensacionalistas norteamericanos, se introducen
en medio de respetadas informaciones sobre objetos volantes no
identificados>> [Sierra, 1991]. Lo triste es que, en cuanto se
ha topado con una historia sorprendente que llevarse a la boca, Sierra ha
anestesiado su escasa capacidad crítica y se ha dedicado a rentabilizar
el misterio. Sólo así se entiende que en 1991 criticara a quienes
daban crédito a las noticias sobre extraterrestres capturados por la CIA
o que mantenían reuniones con el presidente George Bush y ahora diga, por
ejemplo, que <<el análisis de la filmación de la autopsia
practicada a unos supuestos extraterrestres está arrojando nuevos e
inquietantes resultados. Según los forenses que han examinado las imágenes,
la entidad estaba viva al menos dos horas antes de ser
diseccionada>> [Sierra, 1995b]. Javier Sierra se ha mostrado en el
caso de la filmación de Santilli casi tan poco hábil como a la hora de
estimar la importancia de algunos supuestos testigos del incidente de
Roswell.
Los pocos testigos oculares de los
restos del supuesto platillo volante coincidían en 1947 en describirlos
como pedazos de madera de balsa y algo parecido a papel de aluminio. El
paso del tiempo y la fama alcanzada por el caso han propiciado la aparición
de numerosos nuevos testigos que, como dice el ufólogo valenciano
Vicente-Juan Ballester Olmos, <<simplemente mienten
descaradamente>>. Estos espabilados, que son los que aportan los
testimonios claves en documentales como el emitido por Antena 3 TV,
han creado una sociedad para explotar el candor de los fanáticos de los
platillos volantes, que han convertido Roswell en punto de peregrinación
y llenan los moteles de la localidad. Walter Haut, oficial de relaciones públicas
de la base militar de Roswell en 1947, y Glenn Dennis, el dueño de la
funeraria local, han intentado adquirir los terrenos donde, según la
leyenda, cayó la nave espacial. Ante la negativa del propietario del
rancho, los avispados lugareños han solucionado el problema !cambiando su
descripción de los hechos y situando el incidente en una parcela de
terreno que pueden comprar!
En su día, ni William Brazel, el
ranchero que encontró los restos del presunto platillo volante, ni Jesse
Marcel, oficial de inteligencia de la base de Roswell, hicieron mención
alguna a la existencia de cadáveres de cualquier tipo. Los alienígenas
entraron en la leyenda de Roswell años después, cuando el caso se
convirtió en la gallina de los huevos de oro para ufólogos y
vecinos del pueblo. Así, Glenn Dennis asegura actualmente que poco después
del incidente le llamaron desde la base militar preguntando <<qué
contenían los productos para embalsamar, cuál era su composición, qué
efectos tendrían sobre la sangre, sobre los tejidos y sobre el contenido
del estómago, y hasta qué punto no los alterarían>>. El dueño
de la funeraria sostiene, además, que una enfermera le dijo al día
siguiente del siniestro que había participado en el examen de los cuerpos
de tres alienígenas en la base de Roswell. Obviamente, no hay ninguna razón
para creer en el testimonio de Dennis, un individuo que, como Walter Haut,
ya ha demostrado que es capaz de decir cualquier cosa por dinero.
Pero, hablando de noticias basura,
Sierra riza el rizo al hacerse eco de las manifestaciones de su colega
Stanton T. Friedman, un físico y ufólogo famoso por creerse todo tipo de
historias disparatadas [Sierra, 1995d]. Friedman sostiene que el
secretismo gubernamental en torno a Roswell tiene su origen en la
importancia de la tecnología alienígena. Así, el ufólogo
norteamericano se atreve a apuntar que la invención del transistor fue
posible a partir del estudio del platillo volante estrellado en Roswell.
La prueba es que <<el nacimiento oficial del transistor se
produce el 23 de diciembre de 1947>>, seis meses después del
incidente de Nuevo México. La memez de Friedman, para quien en medio año
hay tiempo suficiente para entender la tecnología alienígena, adaptarla
a las necesidades terrestres y probarla satisfactoriamente, no hace que
suene la alarma en la cabeza de Sierra, sino al contrario. El ufólogo
alicantino, en su delirio, advierte que los inventores del transistor <<tuvieron
conexiones políticas y con los servicios de inteligencia al más alto
nivel>> -?podía ser de otra forma en plena guerra fría?-
y apunta a uno de ellos, William B. Shockley, como <<el científico
idóneo para recibir piezas de Roswell para su eventual manufacturación>>.
La disparatada idea de atribuir el
nacimiento del transistor a tecnología alienígena no tiene nada que
envidiar a las portadas de Noticias del Mundo, en las que es habitual ver
al presidente de Estados Unidos pasear por el campo charlando con un
extraterrestre. El mismo ufólogo que hace cuatro años criticaba en Más
Allá la abundancia de noticias sobre ovnis <<basadas en fuentes
inexistentes o descaradamente falsas>> [Sierra, 1991] se dedica
ahora a hacer publicidad de una película cuyo autor se oculta en el
anonimato, a dar más credibilidad a un productor televisivo con intereses
económicos en el asunto que a patólogos que no tienen nada que ganar, y
a propalar las sandeces de un investigador ovni que ve conspiraciones y
extraterrestres por todos lados. Este es el auténtico niño prodigio
de la ufología española.
Conspiraciones imaginarias
<<?Hay detrás de la operación
que nos ocupa un intento de desprestigiar el incidente de Roswell con la táctica
de provocar primero la creencia de que había en el interior de la nave
extraterrestres, algunos incluso vivos, y luego `desvelar' la verdad para
desánimo de quienes aceptaron la historia inventada como auténtica,
consiguiendo así que luego nadie acepte tampoco que, en efecto, se
recuperaron los restos de una nave extraterrestre?>> [Guijarro,
1995b]. La respuesta a la pregunta de Josep Guijarro es la tabla de
salvación a la que van a agarrarse los ufólogos después de la tomadura
de pelo de Ray Santilli. En los últimos años, investigadores ovni de
todo el mundo han quedado totalmente desacreditados tras haber dado como
ciertos documentos elaborados por desaprensivos, en los que, por ejemplo,
se afirmaba que el Gobierno de Estados Unidos firmó hace años un
peculiar acuerdo de intercambio con los extraterrestres: los visitantes se
comprometían a facilitar avanzada tecnología y la Casa Blanca, a
permitir que los alienígenas experimenten con seres humanos sin
restricciones de ningún tipo.
La mayoría de los ufólogos cree
cualquier historia, por absurda que sea, hasta que no se demuestre lo
contrario. Y, por eso, queda en evidencia cuando salen a la luz las
contradicciones, tergiversaciones y manipulaciones realizadas generalmente
por el investigador que ha levantado la liebre. Entonces, la
comunidad ufológica se une como una piña y vuelve sus ojos hacia los
servicios de inteligencia. Es una manera como otra cualquiera de quitarse
el muerto de encima. El investigador ovni que por candidez o por falta de
escrúpulos ha dado crédito al dislate de turno se ve eximido de toda
culpa y convertido en víctima de una maquiavélica operación
gubernamental, cuyo único objetivo es desacreditar a los ufólogos. A fin
de cuentas, es más fácil de vender entre los creyentes que los diabólicos
servicios de inteligencia operan en la sombra contra la comunidad ovni que
reconocer que un estafador o un mercader de lo oculto ha sido capaz de
engañar impunemente a la flor y nata de la ufología.
Ray Santilli no ha llegado a tanto,
pero ha puesto en evidencia a individuos que gozan de prestigio dentro del
mundillo ufológico. En España, su principal víctima ha sido Javier
Sierra, que, cuando se abra la caja de Pandora del escándalo, apuntará
con toda seguridad a la existencia de una campaña orquestada por los
servicios de inteligencia y, quizá, por los escépticos. Entonces, poco
importará el redondo negocio hecho por Año Cero con los alienígenas de
Roswell a costa de la ingenuidad de sus lectores. Porque lo que está
claro es que, hasta el momento en que decida convertirse en el centro de
la conspiración, Javier Sierra seguirá traficando con unos
extraterrestres de serie B.
Hace cinco años, los platillistas
argentinos vivieron su propia fiebre milenarista. Algunos hoy se sienten
sobrevivientes del Apocalipsis.
A otros, el caso de la secta suicida
los pone en una posición difícil.
"Antes de San Diego, los
contactados éramos vistos como ‘loquitos’ que no le hacíamos mal a
nadie. La situación ahora cambió. Algunos se pueden sentir con derecho a
perseguirnos. Existe un motivo", reflexionó Cefer ante DESCUBRIR.
Cefer es un buscador espiritual que dio la vuelta completa al círculo místico,
pasando de los 4 querubines con escafandra del panteón platillista a los
ángeles sin sotana. "Nunca me contacté con los que habla Victor
Sueiro" -se ataja. Cefer se pone serio, mira a ambos lados y dice en
un susurro: "Después de esto, todos desconfían. Yo mismo desconfío".
La razón por la cual no da su nombre ni está su foto se encuentra en el
mismo comentario.
El manto de sospecha, ahora, era
color púrpura, como la mortaja con que cubrieron sus cuerpos los 39
viajeros de Puerta del Cielo. Salvo algunos audaces, pocos líderes del
movimiento contactista se atrevieron a reivindicar en público creencias
que hasta no hace tanto difundían en conferencias, boletines, y programas
de TV. La ufología religiosa no sólo cree en la salvación alienígena,
en el inminente cumplimiento de las profecías apocalípticas y en la
existencia de un "plan de rescate" para un selecto número de
elegidos.
En la Argentina, los contactados
nativos ya habían vivído un alucinante brote de esperanza, histeria y
confusión milenarista entre 1986 y 1992. Por entonces, hubo que lamentar
alguna desgracia aislada como consecuencia de una sobredosis de pesimismo
o luego de la desoladora comprobación de que los E.T. no cumplieron con
la palabra empeñada. Pero la mayoría sobrevivió.
¿PERSUACIÓN O CONVICCION? Esta vez,
lo que marcó la diferencia es que el grupo de Marshall "Do"
Applewhite -líder de Puerta del Cielo- dio un paso más allá: decidieron
adelantar los tiempos del fin tras considerar que había llegado el
momento de "abandonar el vehículo (el cuerpo) para entrar al Próximo
Nivel". Para algunos, bastaba esa afirmación para demostrar que
"Applewhite se había vuelto loco" (imagen a la que contribuyó
la foto escaneada del video donde aparece con los ojos desorbitados), y
que sus seguidores fueron pobres víctimas a quienes les lavó el cerebro.
"La hipótesis del lavado de cerebro, como la de ‘persuación
coercitiva’ o ‘control mental’ -advierte el sociólogo e
investigador del Conicet, Alejandro Frigerio- es una metáfora que no
explica las muchas y diferentes razones por las cuales la gente decide
comprometerse con un grupo, sea o no religioso".
Por lo que hasta ahora se sabe, sus
seguidores tomaron esta trágica decisión cuando el carismático
"Do" concluyó que el grupo había madurado, más la
coincidencia de otros factores, tales como la reclusión voluntaria (el
"mundo externo" era hostil a sus ideas), la discriminación
ideológica (sus teorías bizarras eran fuente de rechazo), una amenaza
social latente (el antecedente de Waco, donde se opuso la fuerza de las
armas a reclamos teológicos), una interpretación inequívoca de
pretendidas señales proféticas (la imaginaria presencia de un Ovni detrás
de la cola del cometa Hale-Bopp) y un mandato doctrinario irrevocable: los
adeptos se creían una tripulación; y en su infinita, pasmosa ingenuidad,
simplemente consideraron que había llegado el tiempo de embarcar.
Cuando los conversos a una religión
minoritaria toman, o son llevados a tomar, una decisión extrema, es
inevitable que le suceda cierto clima de incertidumbre. Por una vez, la
inquietud parecía justificada: los casos anteriores (como los suicidios
colectivos del Templo del Pueblo, en Guyana, o los de la Orden del Templo
Solar, en Suiza y Canadá), eran movimientos casi desconocidos por periodístas,
académicos y grupos laicos o religiosos que se oponen a las sectas.
Puerta del Cielo, en cambio, era un
grupo muy conocido por los científicos sociales, tanto que se convirtió
en el caso paradigmático citado por los especialistas contrarios a las
ideas de conversión repentina y lavado de cerebro.
Robert W. Balch y David Taylor, sociólogos
de la Universidad de Montana, ingresaron al grupo en 1975, el mismo año
en que sus líderes -por entonces conocidos como Los Dos, o Bo y Peep-
aparecieron en la prensa a raíz de que 20 personas se unieron a aquella
extraña pareja que prometía alcanzar la vida eterna en el espacio
exterior. "Sólo escapando de la atmósfera del planeta, envenenada
espiritualmente, los humanos podrán romper el ciclo sin fin de muerte y
reencarnación a la que está condenada la existencia humana". En
1977 describieron el mismo sistema de creencias que el grupo mantuvo hasta
el final. Nada de lo cual sirvió para prever que los adeptos iban a
llegar tan lejos.
Los estudiosos observaron que los
cambios más radicales en la conducta de los miembros -tales como
desprenderse de sus posesiones y abrazar con entusiasmo las creencias del
grupo- habían ocurrido antes de que decidieran integrarse. Además, los
adherentes mostraban hacia afuera una convicción militante que no se
reflejaba por dentro: pasaban gran parte de su rutina peleando con sus
dudas, vacilando sobre si les convenía quedarse o irse del grupo. Pero
esa descripción, descubrieron luego, sólo enfocaba el proceso de
reclutamiento, y no lo que sucedió después con la minoría que decidió
quedarse. "El compromiso genuino no se desarrolló sino hasta que Bo
y Peep introdujeron procesos de influencia social tales como la
regimentación de la vida diaria, y el uso de ejercicios mentales para
eliminar el pensamiento independiente", escribe Balch en una monografía
incluida en The Gods Have Landed (Los dioses han aterrizado, J. Lewis ed.
1995), hoy devenida en la biografía sociológica más precisa del grupo
antes del suspiro final.
LUZ Y SOMBRA. En un principio, Balch
pensó en proponer a Bo y Peep "documentar sus últimos días en el
planeta". Pero más tarde decidió que debían infiltrar el grupo.
"Estaban obsesionados con los ‘espíritus’, o las ataduras a
nivel humano que tomaban la forma de dudas, deseos, viejos hábitos y
recuerdos de amigos y parientes que habían quedado atrás" -escribe.
"Sólo cuando estas ‘influencias’ hubieran sido vencidas, serían
aptos para entrar la ‘Próximo Reino’. Bo y Peep habían creado un
entorno encapsulado donde los extraños no eran bienvenidos".
El único culto platillista argentino
que llegó a las primeras planas fue el Lineamiento Universal Superior (LUS),
en julio de 1992. Todo paralelismo de la dinámica interna del LUS con la
de Puerta del Cielo se limita a los lapsos en que aquellos vivieron en
comunidad o mantuvieron una intensa actividad previa a las cambiantes
fechas del fin de los tiempos, en las que los elegidos también iban a ser
rescatados por un ovni. Nació en mayo de 1981, cuando el platense Roberto
Olivera comenzó a canalizar mensajes de individualidades cósmicas
destinadas a su mujer, la brasileña Valentina de Andrade, convertida en
"enviada por el auténtico Padre Universal". Las otras
religiones -creían- "responden al mismo dios nefasto que gobierna
este sistema solar". Así, el mundo se dividió en zuitas (enviados
de la Luz) y nefastos (enemigos de la Luz). Durante los períodos de mayor
compromiso, la vida de los miembros estaba muy regimentada: se proponían
juegos psicológicos para "descontaminar las energías", usaban
técnicas para "romper los pactos energéticos", y otras
directivas para poner a prueba su disciplina, lealtad y entrega.
Hoy permanece activo un pequeño núcleo.
En 14 años el LUS pasó por muchos cambios. Las últimas descripciones
fiables se remontan a 1992, año en que el grupo se refugió en un
inviolable ostracismo. No era para menos: ese año, la policía brasileña
relacionó a Valentina y a su pareja de entonces, José Teruggi, con la
desaparición de un niño en el sur del Brasil. De Andrade creía que los
niños menores de 12 años estaban "poseídos por energías
nefastas". El antecedente legitimó la acusación. Poco después, la
Justicia los declaró inocentes. Según algunos, la falsa imputación
renovó el fervor de los adeptos más convencidos de que Valentina era
quien decía ser, esto es, la encarnación de María Magdalena. Otros
desertaron asustados, más por pertenecer a un grupo cuestionado que por
haber renunciado a sus creencias. Y la persecusión consolidó entre los
adeptos la impresión de que Valentina había sido crucificada a
instancias de "los nefastos".
Cuando se prendió la alarma del LUS,
el entusiasmo contactista, que floreció entre 1986 y mediados de 1992,
entró en un cono de sombra. El clima de sospecha introdujo un nuevo
vector dentro del conjunto de creencias más bien conspiranoicas del
platillismo religioso: si ellos realmente tenían que cumplir una misión,
los detractores confirmaban que su camino era el verdadero.
Por entonces, el mensaje E.T. de moda
coincidía en vaticinar que el Hercólubus, un cuerpo celeste tan
imaginario como el ovni que escoltaba al cometa Hale-Bopp, iba a acabar
con la vida en la Tierra. Para muchos, el puerto de embarque era el cerro
Uritorco, en Capilla del Monte, Córdoba. Rubén Garibotti (41), ex
integrante de otra avanzada contactista que viajó a Capilla para fundar
una comunidad, recordó así el planteo que le hizo a la canalizadora del
grupo: "Un día me enojé y dije: ‘Si encarné en el planeta
Tierra, tengo que dejar el pellejo acá. ¿A dónde ir? ¿La gente va
estar tirada en la calle, llorando, sin entender qué pasa? ¿Nos vamos a
ir todos al carajo en una nave, a un planeta maravilloso? Y acá ¿quién
se va a quedar?’". Pero la profecía fracasó. "La desilusión
fue tal que nuestra ‘guía’ se enfermó. Tuvo una infección
estomacal, se quiso curar siguiendo una estricta dieta macrobiótica y
luego murió de hepatitis", evoca con tristeza.
EL ANTIDOTO ARGENTINO. Así finalizó
la temporada en que estuvimos en peligro. Unos, como muchos ex adeptos del
LUS, emigraron a grupos de signo opuesto. Garibotti y sus compañeros
aprendieron que las respuestas están en cada uno, y no fuera del planeta.
Otros cambiaron de rubro esotérico o se convirtieron en conferencistas
profesionales, más apurados en pagar las cuentas que en propagar la buena
nueva. Todos, eso sí, parecen haber sacado buen provecho de la
experiencia. Incluidos los comandantes alienígenas, cuyos mensajes
comenzaron a apartarse de los malos augurios para retornar a un espíritu
ecuménico, más new age, promoviendo ceremonias de meditación por la
paz, actividades solidarias o de defensa del medioambiente.
En la Argentina, los desertores del
Apocalipsis sobrevivieron para contar el cuento. Pero esto no significa
que no subsistan cultos que prediquen el famoso Plan de Evacuación cerca
de los llamados centros energéticos, alejándose de la sociedad para
construir realidades paralelas que pueden tener su riesgo.
El suicidio platillista de San Diego
-opinan los especialistas- influirá más como aversivo que como preludio
de una reacción en cadena. Para el sociólogo Frigerio, la idiosincrasia
argentina juega a favor: "En los Estados Unidos, la gente que estudia
o trabaja suele vivir lejos de su lugar de origen, lo que no les permite
mantener un vínculo estrecho con familiares y amigos. Nosotros, en
cambio, somos más familieros. Esto funcionaría como un antídoto
cultural que tiende a impedir el desarrollo de grupos que sugieran cortar
los lazos afectivos".
La mentalidad apocalíptica, en tanto
misión para promover cambios sociales, conduce al fanatismo cuando unos
se lo toman al pie de la letra y otros la combaten como si -en vez de una
expresión de la religiosidad de fin de siglo- fuera un síntoma de locura
organizada. Comprender el fenómeno como una metáfora de este tiempo
vertiginoso acaso sea una señal de madurez.
Cefer -el contactado a quien no le
simpatizan los ángeles con sotana- también cree en los extraterrestres.
Es más, él cree que todos somos extraterrestres. Por lo mismo apuesta a
la responsabilidad del hombre que cree: "San Diego marca el fin de la
inocencia". Y aclara: "El Infierno no sólo existe: se
construye. Y el Paraíso... bueno, el Paraíso siempre puede
esperar".
Recuadro 1
FUGITIVOS DE LA JUSTICIA
ESTELAR
"Es un signo de los
tiempos. Esto nace del descrédito de la gente, que no encuentra
respuestas y busca ídolos con pies de barro", opinó sobre
el suicidio en masa Rafael Santamarta, miembro de la filial local
de la Asociación del Cielo a la Tierra, seguidores del contactado
Giorgio Bongiovanni. El grupo platillista que sigue al
estigmatizado de Fátima -que previó el fin del mundo para agosto
de 1991- es uno de los 400 censados en la Argentina desde 1952.
Nada sucedió, pero a Giorgio le brotaron dos nuevos estigmas en
los pies.
Sergio de los Santos, ex
cameraman de Canal 9, ex marido de Estela Molly y ex predicador
apocalíptico, fundó Bienaventuranza Cósmica. "Vayan
juntando mantas, una garrafa, miel, chocolate y velas Ranchera,
que son las más baratas. Las naves que van a bajar, comparadas
con las de Spielberg, van a ser exploradoras. De una forma calma,
pero progresiva, vayan comprando". Así preparaba a sus
fieles en enero de 1992. "Justicia es Plan de Evacuación:
sacar a los hermanos que hayan amado más. Y los otros tendrán
que ir a Hercólubus (ver nota) a repetir de grado".
Francisco Checchi, lidera el
Grupo Alfa, con 150 socios. "Puerta del Cielo -asegura-
estaba influído por los ‘Grises’, seres que siembran la
confusión, como los que se contactan con Valentina de
Andrade". Rechaza la evacuación a la Applewhite porque
"el suicida pasa a planos de sufrimiento atroz".
La popularidad de los cultos
alien no es asombrosa: una encuesta realizada en 1994 arrojó que
el 18 por ciento de los bonaerenses cree que "los E.T.
influyen en nuestra vida". Para el 48 por ciento de los
norteamericanos, los Ovnis son reales, mientras que para el 49 por
ciento, el gobierno silencia la verdad. El 20 por ciento, en
tanto, cree que la Segunda Venida de Cristo es inminente.
|
Recuadro 2:
Cinco señales de alerta
"Es cierto que existen
situaciones potencialmente peligrosas en algunos cultos",
advierte la socióloga Eileen Barker, presidente de Inform, una
prestigiosa red de información dedicada a los movimientos
religiosos alternativos, en su libro News Religious Movements: a
practical introduction. Si bien aclara que los problemas serios se
circunscriben a una minoría de casos, recomienda abrir un canal
de diálogo y afianzar vínculos afectivos con los devotos
comprometidos en grupos donde se cumplan al menos 3 (tres) de
estas condiciones:
1) Un movimiento aislado social
o geográficamente del resto de la sociedad,
2) Un movimiento con fronteras abruptas e inegociables entre
"ellos" y "nosotros" (los buenos y los malos),
3) cuando los líderes reivindiquen una autoridad divina para sus
acciones o pedidos
4) cuando el converso dependa cada vez más del movimiento para
definiciones y pruebas de lo que sería "la realidad", y
5) cuando sean otros los que establezcan decisiones importantes
sobre la vida del converso.
|
pero los ufólogos no la ven
Javier Esteban
"Expertos ufólogos publicaron
artículos de investigación OVNI, copiados -casi literalmente- de
episodios narrados en mi novela: BASES DE OVNIS EN LA TIERRA"
En una de las últimas ediciones de
las hojas parroquiales del ocultismo se han publicado muchas insensateces
sobre ARP y, también, sobre algunos de sus integrantes. Como no soy
miembro de ARP, ni tampoco su abogado, no voy a entrar a valorar lo que
sobre la misma se ha dicho. No obstante, quiero señalar que, en mi opinión,
estos comentarios son más simples que el mecanismo de un chupete y tienen
la misma categoría intelectual que los sermones de un telepredicador.
Una detallada lectura de los artículos
escritos sobre ARP por estos aspirantes a periodistas de investigación,
no es más que una solemne pérdida de tiempo. Estos articulillos nos
muestran la escasa preparación intelectual de quienes los redactan y,
también, un exceso de perturbación mental, motivado, sin duda, por tanta
actividad "investigadora". Confío en que sus propios lectores
los juzgarán como se merecen. No obstante, me he permitido escribir estas
líneas, agradeciendo a ARP que me ceda sus páginas para ello porque en
esos artículos, se hace mención a mi persona y a una de mis aficiones:
la de escribir novelas. Y ante los absurdos comentarios que se hacen sobre
el particular creo necesario dar mi opinión.
¿Desde cuándo una novela tiene
efectos perversos sobre la investigación?
En estas gacetillas, los ufólogos me
han acusado de querer manipular, con fines inconfesables, a los
investigadores de la casuística OVNI. Resulta obvio para estas mentes,
nubladas por tanta actividad investigadora, que una novela tiene efectos
perversos sobre la investigación OVNI.
Gracias a la rabieta de los ufólogos,
casi todos sabréis que en el año 1978 escribí una novela que se tituló
Bases de Ovnis en la Tierra", con el seudónimo de DOUGLAS O'BRIEN.
El argumento sobre el que giró la novela era similar al estilo que se ha
hecho popular en la década de los noventa, y que se podría catalogar
como género "expedientes X". Lamentablemente este tipo de
novelas no eran populares a finales de los setenta y mi retribución por
derechos de autor es prueba fehaciente de ello. La empresa editora de la
novela que escribí, sufrió una serie de problemas económicos -que no
viene al caso comentar- y como consecuencia de ello, fue imposible su
distribución. Sólamente circularon unos cientos de ejemplares que, con
el correr del tiempo han ido acaparando los ufólogos; movidos, sin duda,
por un afán investigador encomiable. Los únicos que han podido leer la
novela han sido, hasta la fecha, los ufólogos; y durante estos años la
han analizado hasta la extenuación, haciendo las más absurdas conjeturas
que mente calenturienta pueda imaginar.
Con estos antecedentes parece
conveniente relatar a quienes no han tenido la oportunidad de leerla, su
contenido, para comprender el inusitado interés demostrado por la ufología
en la novela que escribí en mi juventud. La trama se basaba en la
supuesta autobiografía de un antiguo agente de la CIA. El protagonista
había estado haciendo y deshaciendo, desde el año 1966, la vida y obra
del fenómeno ovni en todo el mundo. Este agente secreto, con el correr
del tiempo, se había arrepentido de todas sus fechorías y quería
confesar y hacer pública la verdad sobre los ovnis. Parece lógico pensar
que, con semejante argumento, los aficionados a ver seres de otros mundos
estuvieran encantados con la novela, ya que les confirmaba todas sus
sospechas sobre la ocultación de pruebas de la presencia de los
extraterrestres en la tierra.
Para escribir la novela era preciso
crear historias con fechas, lugares, etc... Para evitar la tarea de
inventar miles de datos, acudí a las hemerotecas y tomé nota de miles de
ellos de diversas fuentes: periódicos, revistas... De esta forma incluía
datos auténticos de sucesos ocurridos; tales como accidentes de aviones
militares, expulsiones de diplomáticos, detenciones de espías, etc. A la
vista de la información recopilada, inventaba la historia con argumentos
como: "la noticia que se dio al público por la prensa fue... cuando
lo que realmente ocurrió fue...", siguiendo está línea, no reparé
en gastos: relaté historias inverosímiles, como la de colocar a un ovni
en medio de una explosión nuclear en Siberia o hacer que el protagonista
asesinara a varios ufólogos por acercarse demasiado a la verdad, y
cualquier otro tipo de hazañas que los ufólogos suspiran vivir. Toda la
trama, una vez argumentada y redactada, cumplió con los objetivos propios
de una novela. Lo gracioso del asunto es imaginar a personas en su sano
juicio investigando la verosimilitud de semejantes disparates. Ya se sabe
que la fe mueve montañas...
Es una lástima que no se hubiese
distribuido la novela Bases de Ovnis en la Tierra por problemas económicos
de la editorial; esto para los investigadores de otros mundos es una
realidad poco romántica. No dudo que van a echar en falta absurdas
conjuras internacionales para impedir el conocimiento de la
"verdad".
Algunas mentes paranoicas llegarán a
pensar que el largo brazo de la CIA fue el que secuestró la edición.
Los profesionales de la ufología
querían saber lo que no había sido publicado
Hasta aquí no parece que exista nada
que pudiese irritar a nadie. ¿Porque están enfadados los ufólogos
entonces? Ahora viene la explicación. Meses después de la edición de la
novela, contactaron conmigo unos expertos investigadores de los ovnis.
Estos "profesionales" de la ufología me abordaron, porque
estaban convencidos de ser cierto el contenido de lo relatado en la
novela. Al parecer habían realizado minuciosas investigaciones, y querían
saber si había algo más y que no se había publicado ya que, según
ellos, esta información debía ser definitiva para probar, por fin, la
existencia de los ovnis y las maniobras de los gobiernos para impedir el
conocimiento de la verdad. Puede el lector imaginar mi asombro por
semejante requerimiento. Desconocía si me encontraba ante unos sinvergüenzas
de tomo y lomo que pretendían tomarme el pelo o estaba ante individuos
que no estaban en su sano juicio. En aquel momento decidí seguirles el
juego para averiguar en qué acababa toda esta historia. Tal vez, el
resultado me diera pie para escribir otra novela sin duda interesante.
Da risa pensar en qué consistió la
minuciosa investigación que habían realizado estos "expertos"
para comprobar los hechos relatados en Bases de Ovnis en la Tierra:
consultaron la mismas hemerotecas que utilicé yo para documentarme. No se
puede pedir mayor seriedad investigadora ni mayor rigor a la ufología. Así
que durante unas semanas los "expertos investigadores"
estuvieron "haciendo el indio" -con el mayor respeto hacia esta
etnia-. Les hice acudir a citas clandestinas; en lugares discretos; con
contraseñas secretas como periódicos bajo el brazo, y preparar reuniones
al más puro estilo de películas de espías. Les entretuve durante un
tiempo cambiando claves y con gansadas similares, que ni a los guionistas
de las películas de James Bond se les hubiera ocurrido imaginar. Estos ufólogos,
como los leones ante un domador, pasaban por el aro porque albergaban la
insensata esperanza de que les iba a facilitar la información secreta que
no había sido posible publicar en la novela por los largos brazos del
poder oculto que gobierna el mundo. Como es fácil imaginar, no les
proporcioné las estremecedoras revelaciones que podrían convulsionar al
mundo entero, informaciones por las que tanto suspiraban. Acabaron cansándose
de hacer el panoli y se puso punto final a la historia. Al menos eso creí
en aquel momento.
Estos episodios con los
investigadores -nada aburridos, como podrá imaginar el lector- sirvieron
para que algunos amigos, que confiaban en la seriedad de las personas que
investigaban ovnis, vieran las maneras de investigar de los santones de la
ufología y dejaran de perder el tiempo leyendo tonterías. Esto es lo único
de lo que puedo ser acusado: de haber logrado evitar que hubiera nuevos
adeptos a la secta de la tontología cósmica.
Expertos ufólogos atribuyen los
datos publicados en la novela "Bases de Ovnis en la Tierra" a
informaciones suministradas por estrechos contactos con los círculos
militares nortamericanos
¿Por qué motivo están tan
irritados los ufólogos? Años después de la aparición de la novela y de
aquellos divertidos encuentros en la cuarta fase, estos
"expertos" ufólogos publicaron "artículos de investigación
OVNI" en prensa y revistas especializadas, narrando hechos que se
citaban en mi novela. Se atribuían el conocimiento de esa información
debido a "sus estrechos contactos con los círculos militares
norteamericanos" y a "informaciones facilitadas por los
servicios secretos". La verdad es que aquellos artículos fueron
copiados -casi literalmente- de episodios narrados en mi novela y, como
debería saber ya el lector, se parecen tanto a la realidad como un huevo
a una castaña. Puede imaginarse, también, el asombro que me produjo el
comprobar que las majaderías que habían realizado ante mi presencia los
conocidísimos ufólogos años atrás habían dado como resultado que
copiasen a la brava relatos de la novela escrita por un joven escritor
desconocido y, además, jactándose de poseer fuentes de información de
tan importante envergadura.
El esmero con el que contrastan los
ufólogos sus informaciones y la fiabilidad de sus fuentes, induce a
pensar que más de alguno de los casos investigados por ellos tal vez no
sirva ni para justificar el gasto del papel en el que lo han impreso.
Ésta es la verdad de los Hechos
Ocurridos
Ésta es la narración cronológica
de los hechos ocurridos con la novela que escribí en mi juventud. Ante
los amantes de los ovnis soy culpable de haber escrito una novela; y soy
culpable de que se la creyeran. Me acusan ahora porque se sienten engañados,
manipulados y víctimas de una cortina de humo. Pero los intrépidos
investigadores de los misterios se olvidan de la parte de la historia que
les interesa y no se atreven -me figuro que por vergüenza- a valorar su
incapacidad para discernir entre la realidad y la fantasía. Y es que para
estos estos periodistas de investigación, hablar con un monaguillo es
tener un informador de primera mano en El Vaticano.
Es evidente que tienen motivos para
estar enojados; ya que han demostrado que se han comportado como unos
"listos de capirote" y antes de reconocerlo con gallardía y
guardar un prudente silencio, han preferido lanzar a los cuatro vientos
que he pretendido manipularlos para distraerles de su misión salvadora de
la humanidad. Lo cierto es que los investigadores de lo paranormal y de
cazar luces en el cielo están tan acostumbrados a ver cortinas de humo
que éste se les ha metido en el cerebro y por eso no ven la verdad que
está ahí fuera. No nos queda más remedio que ser comprensivos con
ellos, compadecer a quienes les rodean y recomendarles concierten cuanto
antes una cita con un buen psicólogo experto en tratamiento de la
paranoia.
La acusación que me hacen los ufólogos,
de querer manipularles e intoxicarles es una solemne estupidez, y se
demuestra por el propio desarrollo de los acontecimientos. Durante 17 años
he callado lo que sabía en torno a esta novela, pero ya es hora de dar a
conocer el ridículo que puede llegar a hacer alguno de los capitostes de
la ufología. Han sido ellos precisamente quienes han sacado a colación
la existencia de la novela. Se puede llegar a deducir que necesitan
sentirse manipulados para ser felices. Algún día nos dirán que hay
manipulaciones a la ufología hasta en el cuento de Blancanieves y los
siete enanitos...
Los ufólogos -y cazafantasmas en
general- reivindican constantemente la libertad de expresión como medio
de defensa ante las críticas que reciben por su posición ante estos
asuntos y, también, como medio para advertir a la población de la
existencia de los ovnis. Resulta chocante -y grotesco- que los
"defensores" de la libertad de expresión me acusen de usarla
para escribir una novela. ¿Será que para los parapsicópatas la libertad
de expresión acaba cuando es usada por quienes no comulgan con sus
visiones? Demostración palpable de su tolerancia y respeto por las ideas
de los demás.
Los que se auto-otorgan el Título
Profesional de Ufólogos (de Campo), suelen recorrer infinidad kilómetros
para contar las luces que hay en el cielo; pero me parece que están poco
duchos todavía en el sano ejercicio de la lectura y en un normal uso de
las facultades cerebrales. No obstante, me halaga que, a través de la
lectura de la novela que escribí en mi juventud, estos individuos
ciertamente inteligentes y expertos en detectar conjuras y manipulaciones,
hayan creído el relato. Esto me vendrá muy bien cuando vaya a editar
nuevamente la novela. Espero que los editores se hagan eco de la
importancia que ha tenido para la ufología y se animen a reeditarla,
puesto que ha sido capaz de "entretenerlos durante 17 años":
todo un éxito para un escritor. Si ha sido así con los doctores ¿Cuánto
tiempo estarían entretenidos el resto de los lectores?
Los profesionales de la ufología
muestran su "honradez" y "profesionalidad
investigadora"
Hay pruebas irrefutables de que
algunos correkilómetros -denominación que les adjudico debido a su
constante apelación a los kilómetros recorridos como medio de
investigación en la ufología- han creído que parte de lo relatado en la
novela estaba basado en datos contrastables y no era una invención del
autor. A cuenta de tan temeraria presunción no han dudado en dar algunas
historias publicadas en la novela como datos ciertos. Estos expertos han
publicado artículos -de los que hay pruebas en las hemerotecas- citando
esas historias como ciertas y jactándose de conocerlas por sus exclusivos
contactos en los círculos militares norteamericanos y los servicios
secretos. Es gracioso pensar que han estado jactándose de conocer estos
datos en exclusiva porque eran unos investigadores de tomo y lomo, cuando
la realidad era que la editorial no fue capaz de distribuir adecuadamente
los libros en todas las librerías por problemas financieros que
atravesaba en aquel momento. Mayor ridículo no se puede pedir ni a
quienes presumían de sus contactos, ni a quienes creían semejantes
estupideces.
No está de más advertir al lector
de la poca honestidad de estos investigadores puesto que no citaron la
fuente verdadera de información, incluso en el caso de que haubieran
actuado convencidos de que el relato de la novela era auténtico. Si creían
que el fondo de la novela era cierto lo honrado hubiese sido mencionar el
origen de la información y advertir al lector de la existencia del libro
y de las maniobras realizadas para impedir su difusión. Una prueba más
de la honradez y profesionalidad de la que hacen gala los expertos en la
ufología y una constatación más de la imparcialidad que emplean estos
científicos al relatar los hechos.
No se puede imaginar el lector el
esfuerzo que he tenido que hacer durante muchos años para no dar públicamente
el nombre de varios ufólogos de campanillas. Especialmente si tenemos en
cuenta la existencia de pruebas irrefutables en la mano. Me han brindado
muchas oportunidades en prensa, radio y televisión para hacerlo público;
pero, en mi opinión, lo correcto es demostrar que creer en tonterías es
una pérdida de tiempo, y que no debemos atacar a los pregoneros de la
estupidez. Lo importante es demostrar que el mensaje es erróneo y
respetar al mensajero.
Es patético comprobar cómo la
sabiduría e inteligencia de los ufólogos, curtidos en mil batallas, no
les sirvió para deducir que un muchacho -que tenía 21 años en 1979- era
biológicamente imposible que en el año 1966 estuviera trabajando como
agente de la CIA por todo el planeta y, como deducción de un hecho tan
obvio, era incapaz de haber vivido tantas experiencias como las relatadas
en mi novela. También es increíble, teniendo en cuenta su experiencia
investigadora, que a ninguno de ellos se les ocurriera la idea de
solicitar en el Registro Público del Ministerio de Cultura una copia de
la inscripción del ISBN de la novela. En la inscripción consta
claramente que la materia en la que estaba clasificada la obra por el
autor era la de novela. Y de muy fácil comprobación hoy en día ya que
basta una consulta al servidor de Internet del Ministerio de Cultura de
España, cuya dirección es:
http://www.mcu.es/pic/spain/ISBN.html
e incluir el ISBN 84-85.577-04-3 del libro "BASES DE OVNIS EN LA
TIERRA"
Sólo a mentes pendientes de mejorar
su situación personal a través de entrevistas en profundidad con un buen
psicólogo clínico, se les puede ocurrir que un niño de 12 o 13 años
haya podido hacer las fechorías que hizo el protagonista de la novela, y
que supuestamente soy yo. Los miles kilómetros que han recorrido no
imprimen agilidad mental ni aumentan la capacidad de maniobra de las
neuronas, ni facilitan un razonamiento normal. Esto se evidencia al
comprobar que ningún Premio Nobel alcanzó el éxito trabajando de
conductor, profesión -más digna incluso que la de ufólogo, por cierto-
con la que se recorren muchísimos kilómetros al año, como medio para
adquirir conocimiento científico. Es la experiencia la que nos permite
adquirir sabiduría. Pero experiencia buena, de la mano de buenos maestros
y con el estudio riguroso, independientemente de que se haya obtenido o no
un título en la Universidad.
Es paradójico que, por los problemas
económicos que surgieron en la editorial, el autor no disponga de ningún
ejemplar de la novela que escribió y que los pocos ejemplares que
aparecieron hayan pasado a manos de los ufólogos y los hayan acumulado y
atesorado como documentos transcendentes. Llama la atención que los
buscadores de ovnis hayan estado durante varios años haciendo cábalas y
conjeturas sobre una novela.
Siempre que he acudido a debates con
ufólogos en programas de radio, ante sus preguntas, en privado, sobre la
novela nunca he negado que lo fuese. No entiendo qué necesitan para
comprender la verdad ¿tal vez un destornillador...con el que ajustarse
los tornillos?
Siempre he afirmado que "Bases
de Ovnis en la Tierra" era una novela
Nunca he dicho públicamente el ridículo
que han hecho insignes investigadores ufológicos. Como prueba de lo que
afirmo, me remito a las grabaciones de los citados programas de radio y al
articulo firmado por el SR. CARBALLAL en el ejemplar del mes de Julio de
1996 de la revista MAS ALLA -sugiero a la editorial de la revista que añada
al título la coletilla... DE LA CORDURA- en el que el propio articulista
reconoce que en una reunión mantenida con él en el año 1994 le afirmé
que el libro Bases de Ovnis en la Tierra era una novela.
Es curioso que el propio articulista
-convencido de que el libro es una novela- no tenga el valor de aceptarlo
públicamente por miedo a las críticas de sus propios colegas. Se olvida
-¿maliciosamente?- de que en la ocasión en la que nos encontramos, y en
medio de la conversación, se soltó la melena con descalificaciones
contra algunos de sus colegas "investigadores", y no desaprovechó
la ocasión para reírse de quienes se habían creído el contenido de la
novela. Amable lector, si continúas leyendo estas líneas -espero que estés
ahí todavía- te reirás cuando te imagines a los primeros espadas de la
ufología haciendo de Indiana Jones en búsqueda de la verdad perdida.
No conviene olvidar que el
corporativismo de los profesionales de la ufología es absoluto. Los que
hemos tratado a ufólogos en privado sabemos que no desaprovechan la ocasión
para denigrar a la competencia, pero cuando están en público se unen
como una piña y se defienden como gato panza arriba.
Éste es el resumen de la historia
que tanta polvareda ha levantado recientemente sobre una novela que fue
publicada hace 17 años, pasando durante este tiempo inadvertida para la
mayoría de los lectores de novelas; pero que con el correr de los años y
los bríos impetuosos de los nuevos cachorros de la ufológia española ha
renacido de sus cenizas como un ave Fénix. El final de este episodio está
escrito en las estrellas, pero sólo los extraterrestres y los videntes lo
conocen. Espero que algún día el Hacedor que reparte los derechos de
autor se ilumine; pero mucho me temo que sea difícil iluminarle, aunque a
juzgar por el interés despertado, es posible que se acuerde de mí en
futuras ediciones.
¿Todas las investigaciones de los ufólogos
están basadas en las novelas que leen?
A la vista de los hechos, he cometido
un execrable crimen contra la ufología. ¿Qué otro calificativo puede
darse al hecho de escribir una novela? Por ello merezco un severo castigo
para que sirva de ejemplo al mundo entero. Las pruebas son irrefutables.
Cualquier documentalista o bibliotecario sabe que es una novela. Es
absurdo negar que lo sea. Como novela está inscrita por mí en el
registro del ISBN; y, mi mayor e inperdonable pecado, es que no he hecho público
que conocidísimos investigadores ufológicos han hecho el memo.
Ante está sucesión continuada de
canalladas contra la ufología, y para que esto no quede impune, se ha
puesto en marcha el movimiento ufológico publicando la verdad
reconociendo ante el mundo entero que su fuente de investigación son las
novelas. Debo decir al Sr. Carballal que es un investigador muy lento,
dado que ha tardado dos años -sí, sí, 730 días- en dar a conocer el
tremendo engaño. ¿Por qué motivo ha ocultado tanto tiempo lo que conocía?
No me queda más que implorar
clemencia al Tribunal de la Santa Inquisición de la Iglesia de la
Tontología. No es bueno, en estos tiempos criticar a la "religión"
-basta con preguntar a algún otro autor cuya cabeza tiene un precio- pero
estos son los tiempos que nos ha tocado vivir... La condena que debo
aceptar es ser quemado en una hoguera astral y que mi octavo o noveno
plano de consciencia no pueda atravesar el espacio interdimensional para
reunirme con los extraterrestres salvadores. Que así sea para mayor
gloria de los ovnis. En el nombre del extraterrestre, del ovni y del
platillo volante, amén.
¿Son los ufólogos masoquistas?
Tengo la satisfacción de haber
actuado con discreción en este asunto. He evitado, hasta donde he podido,
publicar los hechos, pero han sido los ufólogos los que han sacado el
asunto a la luz pública, sin duda por el morboso masoquismo
exhibicionista que padecen. Esta desviación de conducta les impulsa a
mostrar en público -sin el más mínimo pudor- su enorme sabiduría e
impresionante inteligencia. Durante muchos años he guardado para mí las
miserias de estos payasos cazafantasmas, a los que recorrer muchos kilómetros
persiguiendo luces les ha ocasionado el perder las pocas luces con las que
empezaron tan azaroso viaje.
Una lección para todos
De todas estas experiencias todos
vamos a aprender algo, nada es inservible: es conocer el tipo de
razonamiento que emplean los apóstoles de lo irracional. Para ellos, todo
atisbo que, por remoto que sea, confirme sus peregrinas alucinaciones es
palabra revelada por los dioses y todo aquéllo que les devuelva a la
cruda realidad no puede ser sino una conjura orquestada por un oscuro
contubernio que pretende ocultar a la humanidad la "verdad". Lo
cierto es que no nos encontramos ante visionarios inofensivos, sino ante
individuos que han hecho del despropósito y del disparate una profesión
lucrativa; personajes que se han convertido en el clero profesional de una
iglesia que tiene a fantasmas por dioses y a fantoches por profetas. Una
nueva y absurda religión que pretende idiotizar a los miembros más débiles
de la sociedad. Ante ello no cabe duda de que hay que oponerse y hablar
claro, con la verdad por delante. Hay que oponerse firmemente, pero de
forma racional al fundamentalismo paranoide con la información veraz de
que dispongamos a nuestro alcance, como lo estoy haciendo ahora yo.
Lamento la tristeza que me produce el
saber que nunca será posible poder leer la obra que hubiera podido
escribir el inmortal CERVANTES si hubiera conocido la ufología actual. El
paralelismo entre Don Quijote atacando molinos imaginando que eran
gigantes y los ufólogos persiguiendo grillos en la creencia de estar ante
extraterrestres, es en el fondo el mismo argumento con la sola, nada más
y nada menos, diferencia de que Don Quijote no cobraba por salvar
doncellas.
Los ufólogos son la adaptación a
los nuevos tiempos de la historia de Don Quijote de la Mancha quien a
causa de leer muchos libros de caballerías y de dormir poco se le secó
el cerebro. Algún escritor culminará algún día una obra semejante y
los ciudadanos del futuro podrán regocijarse con las aventuras del
Investigador de Campo de la triste figura, Don Ufólogo de la Mancha,
personaje que a fuerza de leer muchos libros y revistas llenas de tonterías
y a fuerza de dormir poco se le secó el cerebro y por ese motivo preparó
su equipaje y se echó a la carretera a perseguir fantasmas ovnis y
asimilados. Espero que los modernos caballeros andantes tengan más suerte
que el famoso Don Quijote y puedan recobrar el juicio antes de ser
abducidos y dediquen a una mejor causa el noble empeño con el que andan
por la vida.