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EL FENOMENO
FUERON
MUCHAS LAS PERSONAS QUE COMENZARON A DESCONFIAR DE LA EXTRAÑA Y COMUN
TORPEZA QUE PARECIA AQUEJAR A PILOTOS AVEZADOS Y VETERANOS. QUE ERAN
INCAPACES DE DISCERNIR ENTRE UN PLATILLO VOLANTE Y UNA BANDADA DE AVES.
EN UN PRINCIPIO, LA OPINION
PUBLICA DE U.S.A.. DESCONCERTADA,
CREYO QUE SE TRATABA DE LA EXPERIMENTACION DE ALGUN ARMA
SUPERSECRETA. EL PASO DE LOS AÑOS... DESVIRTUO
ESTA TEORIA POPULA
A TRAVES DE LAS
INVESTIGACIONES OFICIALES
EL ESTILO CONTUNDENTE DE KEYHOE, GENERAL
RETIRADO DE LA INFANTERIA DE MARINA, UNIDO A LA REPUTACION DE
«TRUE», CONOCIDA POR PUBLICAR SOLO HECHOS
COMPROBADOS, TUVIERON EL EFECTO DE UN
VERDADERO ESTALLIDO.
Susana
Domínguez Chavez,
adora de este revelador testimonio,
minuciosamente recopilado para ser ofrecido a los lectores de
«Mas Allá de Media Noche» en forma de
Dossicr.
YA
LO SABE. LOS O.V.N.I.S NO EXISTEN.PERO
EN NORTEAMERICA.CUALQUIER
AVISTAMENTO DE OBJETO VOLADOR NO IDENTIFICADO
O CUALQUIER DETECTACION EN LAS PANTALLAS DE
RADAR, DEBERA COMUNICARSE A LA FUERZA AEREA ESTADOUNIDENSE... EN EL PROXIMO
FASCICULO MANTENDREMOS VIVO ESTE APASIONANTE TEMA.
¿CUALES SON LAS RAZONES QUE IMPULSAN AL COMUN DE LOS
MORTALES A CREER EN LOS O.V.N.I. Y EN LA
EXISTENCIA DE LOS EXTRATE-RRESTRES? ESTE
INTERROGANTE HA MERECIDO DISTINTOS TRATAMIENTOS POR PSICOLOGOS, SOCIOLOGOS Y
PSIQUIATRAS, COMO ASI TAMBIEN POR LAS DISTINTAS COMISIONES CREADAS PARA LA
INVESTIGACION DEL FENOMENO O.V.N.I. PERO UNA COSA ES CIERTA, TODOS SE
EMPEÑAN EN DEMOSTRAR QUE NO EXISTE. TAL VEZ SEA CONVENIENTE MEDITAR QUE
PASARIA CON UN ANUNCIO OFICIAL. MEDIANTE EL CUAL SE ACEPTARA LA EXISTENCIA
DE SERES EXTRATERRESTRES QUE POR ASI DECIRLO
NOS TUVIERAN BAJO SU LUPA, SI RECORDAMOS LA HISTERIA COLECTIVA QUE SE DESATO
EN 1938. CUANDO ORSON
WELLES EMITIO SU YA
LEGENDARIA «GUERRA DE LOS MUNDOS», BASADA EN LA NOVELA DÉ
H. G.
WELLS.
Como ya dijéramos con anterioridad, la historia
oficial de los platillos volantes se inicia en 1947, con el caso
Amold. A dos años de terminada la Segunda
Guerra Mundial,los EE.UU. se encontraban seriamente preocupados por la
posibilidad de que los fenómenos denunciados no fueran otra cosa que objetos
aeronaves que cumplieran misión de espionaje. Ante la creciente ola de
denuncias, el gobierno de U. S. A. decide
realizar una investigación, confiándola a los
expertos del Centro de Información Técnica de
la Fuerza Aérea (ATIC). Dicha investigación, a
través de sus veintidós años de duración,
recibió diversos nombres:Pioyecto Signo,
Proyecto Rencor y Proyecto Libro Azul, siendo este último con el que
finalmente se le conoció.Es de señalar que los Estados Unidos han sido la
única nación al menos que se sepa, cuyos dirigentes decidieron invertir una
auténtica fortuna en la investigación del Fenómeno O.V.N.I.Desde un
principio, los investigadores tropezaron con infinidad de problemas, no
siendo uno de los menores la cantidad de denuncias de todo tipo que
recibían, no contando con elementos adecuados para sistematizar y clasificar
toda la información que llegaba a sus manos. Pese a ello y mediante un
proceso de lento filtrado se logró desechar toda aquella información no
relevante, dejando un resto de ella que, pese a las investigaciones y al
tiempo transcurrido, siguen hasta el momento sin explicación alguna.Mientras
que por un lado se designaban expertos para el estudio del Fenómeno O.V.N.I.
y se asignaba un presupuesto varias veces millonario para la investigación,
frente a la opinión pública la Fuerza Aérea de los EE.UU.
asumió una actitud francamente irracional, intentando ridiculizar todo lo
concerniente al mismo y ofreciendo a la prensa explicaciones que no resistían
el menor análisis, ni siquiera del más profano en la materia. Fueron muchas
las personas que comenzaron a desconfiar de la extraña
ycomún torpeza que parecía
aquejar a pilotos avezados y veteranos, que
eran incapaces de discernir entre un platillo volante y una bandada de aves.Dijeran
lo que dijeran las autoridades oficiales, una encuesta realizada en el año
1950 en Estados Unidos, demostró que el 94 por
ciento de las personas consultadas creían en
la existencia de los Ovnis y de los
extraterrestres. El profesor Ruppeit,
director del Proyecto Libro Azul durante dos años, hizo un verdadero
esfuerzo por averiguar la verdad sobre las apariciones de los platillos
volantes pero, conforme lo aseveró en
The Report
on Unidentified
Fiying Objects, uno de los mayores obstáculos
con los que tropezó-más allá de las
contradictorias declaraciones de los supuestos
testigos-fueron el evidente despiste oficial
y la perplejidad que parecía ser el común denominador del personal de la
Fuerza Aerea, ante el problema planteado. El proyecto Signo mereció máxima
prioridad y, para la realización del mismo, se partió de estudios
preliminares confeccionados por el ATIC, de los cuales surgía
que los fenómenos observados eran auténticos.
Si se acepta a pri-ori la existencia de los
platillos, quedaba por averiguar cuál era su origen. Descartada la
posibilidad de arma secreta de uno de los tres Ejércitos,
quedaban otras dos: o eran naves espías
soviéticas o, en su defecto, vehículos
interplanetarios. Una vez que se descartó la posibilidad de que se tratara
de naves rusas, los científicos
del ATIC empezaron a inclinarse hacia la posibilidad de naves
extraterrestres, con la lógica conclusión de que se encontraban en presencia
de una civilización sumamente adelantada. El enfoque cambiaba, pues,
totalmente, yaque se trataba de conseguir datos fehacientes sobre seres con
un desarrollo superior a lo humanamente conocido.Mientras el ATIC llegaba a
estas conclusiones preliminares, el Pentágono
mantenía y difundía sus propios y muy particulares puntos de
vista. Tres eran las explicaciones más socorridas para ridiculizar el
Fenómeno O.V.N.I:
eran reflejos solares en capas de nubes bajas; más rayos solares, pero
reflejados en cristales procedentes de algún
meteorito desintegrado; o formaciones de granizo achatadas, impelidas por el
viento. Ninguna de las tres pseudo-teorías se
sostiene por si misma, ya que nadie ha visto
jamás un meteorito cristalizado, ni formaciones de granizo achatadas y menos
aún el absurdo del reflejo solar. En un principio, la Opinión Publica de
U.S.A., desconcertada ante tan contradictorias
declaraciones, creyó que se trataba de la experimentación de algún arma
superse-creta. El paso de los años, las
diversas apariciones en distintas partes del planeta de Ovnis y la
imposibilidad de que todos los gobiernos estuvieran experimentando algún
tipo de arma supersecreta, desvirtuó esta
teoria popular. En Diciembre de 1949,
Donaid Keyhoe
publica en la revista «True», un artículo titulado «Los platillos son una
realidad», en el cual -luego de ocho meses de pacientes investigaciones-
demolía una a una todas las explicaciones
oficiales. El estilo contundente de Keyhoe, general retirado de la
Infantería de Marina, unido a la reputación de «True», conocida por publicar
sólo hechos comprobados, tuvieron 'el efecto
de un verdadero estallido. Por la m
ism a época, ignorando el interés del público
y nuevas y recientes observaciones de platillos volantes, provenientes de
fuentes irreprochables, la Fuerza Aérea de Estados Unidos decide reducir al
máximo las actividades del Proyecto Rencor y facilita un informe de 600
páginas. A pesar de que el 23 por ciento de los fenómenos observados
quedaron catalogados «como de origen desconocido», el
dossier daba como conclusión que el Fenómeno
O.V.N.L era sólo una forma benigna de
histerismo colectivo.Como si la confusión fuera ya poca a estas alturas, la
misma revista «True» en Marzo de 1950 un trabajo
redactado por el capitán de fragata R.
B. McLaughIin,
responsable de un equipo científico de la Armada en
White Sands, Nuevo México.
Dicho trabajo, titulado «Rastreo Se fueron así sucediendo las
investigaciones y conclusio-nes del
ATIC, con las contrapuestas posturas
oficiales, lo que hizo que los científicos que trabajan en el Proyecto Signo
comenzarán a comprender que el Pentágono no deseaba una investigación
transparente, sino una información tendenciosa, que dijera exactamente lo
que ellos deseaban que se dijera. En Febrero de 1949, el Proyecto Signo, se
transforma en el Proyecto Rencor, se suplantaron investigadores y fueron
reemplazados por personal que respondía a una consigna: todas las
observaciones debían ser explicadas como
errores o espejismos. A partir de ese momento se desató una campaña que no
surtió el efecto desead«en el público. Había
testigos demasiado cualificados entre los observadores de Ovnis, como para
ser desautorizados sin base científica
alguna.de platillos por un grupo de científicos»,
afirmaba en uno de sus párrafos que «estoy
convencido de que era un platillo volante. Es más, en mi opinión, estos
discos son naves interplanetarias, manejadas por seres inteligentes». Lo más
curioso, si así cabe llamarlo, era que el trabajo se publicaba con permiso
de la seguridad militar..Pero un hecho
ocurrido el 10 de septiembre de 1951 en el centro de radar sito en el Cuerpo
de Transmisiones del Ejército en FortMonmouth,
estado de Nueva Jersey, pon-drfa nuevamente
sobre el tapete el controvertido tema. Un
operador en período de aprendizaje demostraba
el funcionam iento
del equipo a un grupo de distinguidos visitantes. Es
destacable que el equipo en cuestión era de
una alta sofisticación. Repentinamente, se
observó en el radar la presencia de un objeto localizado a 11 kilómetros al
sudeste de la estación, pero fue imposible su rastreo, por ser su velocidad
superior a las posibilidades de las instalaciones. Se hicieron
comprobaciones de las condiciones atmosféricas y se concluyó que estas no
podían haber afectado al funcionamiento del equipo. Unos veinticinco minutos
más tarde, el piloto de un reactor que volaba sobre
Point Pleasant,
también en el Estado de Nueva Jersey, daba cuenta de la aparición de un
objeto semejante a un disco, de color plateado, estimando su diámetro en
unos10 ó 15 metros, que se deslizaba por
debajo de él. En ese mismo día, a las 15.15 horas, aproximadamente,
nuevamente en FortMonmouth se detectaba la
aparición de un objeto móvil a la increíble
altura de 28.000 metros, desde Washington se ordenaría una investigación
urgente. Se reactivaría asi
el ya casi muerto Proyecto Rencor, que pasaría
a denominarse en adelante con el más optimista apelativo de Proyecto Libro
Azul.Como era de esperar, también la CIA tuvo su intervención en la
investigación del Fenómeno O.V.N.I. Hacia 1950
designó su propio equipo de cinco científicos,
dedicado al estudio del mismo, bajo la dirección del profesor
H.P. Robertson,
del Instituto Tecnológico de California. Terminado en el año 1953, parte de
ese informe pedió su calidad de
Top Secret en
1966, conociéndose así que losf expertos
elegidos por la CIA no negaban la posibilidad del Fenómeno
O.V.N.L, no viendo en el mismo ninguna amenaza
para la seguridad nacional, si bien había un párrafo que rezaba, en el
Dossier Robertson: «En tiempos tan críticos
como estos, la continuada información sobre semejantes
fenómenos puede resultar lesiva para el ordenado funcionamiento de los
órganos de defensa del Estado.»Tan tas marchas
y contramarchasy la continuada insistencia del
hombre de la calle en su atención sobre el tema,
imponían un estudio serio y objetivo. El
mismo pareció llegar a través del nuevo impulso dado al Proyecto Libro Azul
por el General de División E.B. LeBailly, por
entonces Director de Información del Ministerio del Aire, quien mediante
escrito de fecha 28 de Septiembre de 1965 dirigido al director militar de la
Junta Consultiva baldió, aunque en teoría aún
me faltan doce meses para alcanzar una conclusión. Como mucho, el estudio de
los Ovnis podría revestir interés para los meteorólogos.» Parecidas
opiniones sostenía RobertLow, administrador
del proyecto y secretario del Decano de la Universidad de Colorado.Un
astrónomo estrechamente conectado al Proyecto Libro Azul durante años, el
doctor J.Alen Hynek,
opina así sobre los primeros tiempos del Comité Condón:
«Recuerdo mi consternación al visitar a los miembros del
Com ité. Cuando
el proyecto ten ía apenas dos
sem anas de Científica
de la Fuerza Aérea «...dispone la creación de
un grupo de especialistas en ciencias físicas y sociales, con el objeto de
que proceda a examinar el Proyecto Libro Azul
sus recursos, métodos y hallazgos, así como formular sugerencias sobre
cuantas mejoras estime oportunas para el cumplimiento de las
responsabilidades confiadas a la Fuerza Aérea.»
Dicho Comité recomendó un reforzamiento del
programa ya existente y, finalmente,la Universidad de Colorado, aceptaba
emprender una investigación de ovnis, cuya dirección se confiaba a un
tefco de gran prestigio, el doctor
Edward U. Condón.
Es así que el Comité Condón
inicia en noviembre de 1966 la ciclópea tarea de ordenar, sistematizar y dar
sentido a todos los da tos reunidos a través de casi veinte años de
investigaciones, rodeado por un clima de confianza general por parte de la
opinión pública.Para Enero de 1969, fecha en que se publicó el Dossier Condón,
hacíayatiempo que é
ste y su equipo hab
fan perdido/tal
confianza. Las buenas relaciones existentes
entre los investigadores y los círculos oficiales,
se fueron deteriorando, para terminar la Universidad de Colorado por retirar
totalmente su cooperación, por más que el equipo científico
siguiera en funciones. Y, finalmente, el equipo Condón
concluyó dando la razón a las autoridades oficiales: los platillos volantes
no existían.Poco fiable era tal conclusión, cuando en 1968, según se
publicara en el periódico Star-Gazette de
Elmira, Nueva York, el doctor Condón
se había dirigido a una asamblea de científicos, afirmando: «En mi
opinión, el Gobierno debe zafarse cuanto antes
de este asunto. El esfuerzo es vida, Low
nos mostró en una pizarra los futuros elementos del informe, el
encabezamiento de cada capítulo, el espacio reservado a cada tema, etc.,
etc. Parecía que, él ya había
decidido el contenido y tono del estudio.»Dado
que el doctor Condón, por sus múltiples
ocupaciones, carecía del tiempo necesario para dedicar al proyecto que se le
había encomendado, en la práctica fue J. Alien
Hynek el director del mismo, quien despidió a los dos únicos científicos
integrantes del Comité que eran partidarios de la existencia de los Ovnis.
Finalmente, las conclusiones del Comité Condón
vieron la luz, en un voluminoso dossierde965 páginas, con conclusiones
capaces de desalentar al más entusiasta defensor de la existencia de los
Ovnis.Las conclusiones del Dossier Condón,
aparecen resumidas al principio, en tan sólo cuarenta páginas, para
comodidad del lector, según dicen sus responsables. Pero quien se quede sólo
con estas conclusiones, cometerá un grave error, ya que a través del
dossier surge
con claridad que en el mismo se esquivan todos aquellos casos que, pese a
las investigaciones, resultan inexplicables.
Una lectura detallada demuestra que las conclusiones se basan en sólo 90
casos, sobre un total de 25.000-aproximadamente-
al comienzo de las investigaciones. En 1969 se dio
por cerrado el Proyecto Libro Azul, atendiendo a las indicaciones del Comité
Condón. Pero hasta la fecha todos aquellos
casos inexplicables siguen exactamente igual:
inexplicados. Y una última referencia contradictoria: los platillos
voladores no existen. Pero si en EE.UU. alguien observara algún Objeto
Volador No Identificado, deberá comunicarlo al Mando de la Defensa
Aeroespacial (ADC), ya que aunque no existen,
la Fuerza Aérea Estadounidense agradecerá que se le comunique su observación
por parte de cualquier simple terrícola...
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