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Tempestades, vientos, mareas, rocas y
buques enemigos han sido los peligros de los mares desde que el hombre
empezara a surcar sus aguas hace más de nueve mil años, pero de entre todos
los riesgos que tuvieron que afrontar los navegantes hasta el siglo xix
ninguno era tan temido y odiado como los terribles raqueros, hombres y
mujeres que vivían en aldeas costeras y que redondeaban sus ingresos
tendiendo trampas a los barcos que pasaban junto a sus costas para
saquearlos.
En el siglo xviii, las costas meridional y oriental de Gran Bretaña, desde
el cabo Cornualles hasta el de Wrath, en el norte de Escocia, fueron una de
las guaridas de raqueros más importantes, así como la costa occidental de
Irlanda, en que la población de aldeas enteras desafiaba la ley saqueando
los barcos que naufragaban. Al otro lado del Atlántico, los habitantes de
Nueva Escocia y Nueva Inglaterra también ejercían esta actividad, e
inspiraron una de las leyendas más perdurables del mar, la del Palatine.
Según la tradición, la noche del 27 de diciembre de 1738 este barco fue
atraído hacia los arrecifes de la costa occidental de la
Un grupo de rescate de la armada británica
observa los arrecifes de Gilstone, en las islas Scilly, donde naufragó el
Association, cargado de riquezas, en 1707. El buque se encuentra a unos
veinte metros de la superficie, entre las rocas, en una zona en la que
docenas de navíos han encontrado su fatal destino. isla de Block, cerca de
la de Rhode, por los faros de unos raqueros que después de robar el
cargamento del buque le prendieron fuego.
En los casos más inofensivos, los raqueros se conformaban con recoger lo que
quedaba en las playas, aprovechándose de una forma bastante macabra de las
desgracias que recaían sobre los barcos que pasaban junto a las costas en
que ellos vivían. Pero muchos de ellos participaban activamente en los
acontecimientos, apagando o moviendo las luces de aviso o utilizando lo que
se denominaba «faros de Judas», unas linternas que se colgaban por la noche
del cuello de animales que pastaban para confundir a los navegantes
incautos.
Entre las hazañas más destacadas de los raqueros se cuenta el saqueo del
Gossamer, clíper que llevaba un cargamento de té, cuando navegaba frente a
las costas de Chivelstone, en Devon (Inglaterra), en diciembre de 1868.
Cuando se dirigía a Adelaide, sufrió el embate de una tormenta en el canal
de la Mancha, y como además el piloto estaba borracho, circunstancia que se
descubrió más adelante, se acercó demasiado a la orilla y se estrelló contra
las rocas. Antes de que llegaran la policía y la guardia costera, los
raqueros de la zona habían despojado al barco de la mayor parte de su
cargamento.
El naufragio del “Association”
Los raqueros también desempeñaron un papel terrible en la pérdida del
Association y otros cuatro buques de la flota británica del Mediterráneo
frente a las costas de las islas Scilly en octubre de 1707. La flota, al
mando del almirante sir Cloudesley Shovell, Varias monedas que forman parte
del teso rescatado del Association con un valor apromado de un millón de
dólan Aún no se ha encontrado el resto, que ascendeji a casi el doble. Quizá
1 robaron hace años los habitantes de las islas Scily o buzos provisto del
correspondiente permiso en época más reciente. También es posible que
continúe el fondo del mar.transportaba lingotes de oro y plata por valor de
tres millones de dólares. A pesar de la advertencia de un marinero, que fue
colgado del palo mayor por insubordinación, Shovell estaba convencido de que
se encontraban cerca de Bretaña y no de la Outer Gilstone Rock, una zona de
arrecifes en la que muchos otros buques habían sido víctimas de los
raqueros. Los cinco navíos zozobraron. Se cree que Shovell logró llegar a
tierra, pero que unas mujeres le descubrieron en la costa y lo estrangularon
para robarle sus joyas.
Lo que le ocurrió al Association a continuación es una historia de misterio
y problemas burocráticos. En un mapa fechado en 1740, los arrecifes en los
que naufragó este buque se denominan Rocas de Shovell, pero posteriormente
cambiaron el nombre quizá los propios habitantes de la región, deseosos de
ocultar la situación exacta del lugar en que había ocurrido el naufragio y
de apoderarse de las riquezas que albergaba el navío. También es posibleque
fuera la poderosa familia Godolphin, dueña y señora de las islas Scilly
desde 1571, la que ordenara el cambio de nombre y destruyera las pruebas
para apropiarse de las riquezas y no tener que entregárselas a la corona
británica.
Rescate a repartir entre todos
En 1967, un grupo de submarinistas de la Armada Real —propietarios titulares
del Association y su cargamento— localizaron el navío hundido, pero las
operaciones de rescate submarino se encontraban aún en pañales y no se
habían dictado normas sobre el método a seguir para llevarlas a cabo. Desde
el principio se dio mucha publicidad a los hallazgos, entre los que había
monedas de oro y plata y cañones de bronce. Además del de la Armada Real, se
había concedido permiso a otros dos grupos para investigar los restos del
navío.
Otros buscadores de tesoros no fueron tan escrupulosos en el cumplimiento de
las normas, y en un momento dado resultó que había no menos de cinco grupos
intentando rescatar el Association, además de una población cambiante de
buzos por cuenta propia que guardaban lealtad a uno u otro grupo según les
conviniera o que actuaban independientemente. Pocos se molestaron en
declarar sus hallazgos, a sabiendas de que, si lo hacían, la corona
británica reclamaría al menos una parte de su valor. Según cálculos
fidedignos, las riquezas que se recuperaron ascendían a casi un millón de
dólares, o aproximadamente un tercio del cargamento original, y en su mayor
parte fueron a parar a manos de particulares. Eso significa que aún podrían
quedar unos dos millones de dólares en los alrededores de Gilstone Rock,
pero nadie sabe de cuánto se habrán apoderado los raqueros en los últimos
doscientos cincuenta años bien sea actuando por cuenta propia o por la de
sus amos, los Godolphin.
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