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La ciudad de San Cristóbal de
las Casas, se encuentra ubicada en el centro del Estado de Chiapas, a los 16º
38' 17'' al oeste del meridiano de Greenwich y 92º
38' 17'' al norte del ecuador. Colinda al norte con Chamula, al Oeste con
Zinacantán, al Este con Tenejapa, al Sur con Teopisca al Noroeste con Huixtán,
al Suroeste con Totolapa y San Lucas.
El valle de San Cristóbal mide
aproximadamente 72 km2, ubicándose a una altitud de 2113 m sobre el nivel del
mar, la temperatura media anual es de 18º C y recibe una precipitación
pluvial promedio de 1,186.8 mm.
Calendario de Celebraciones en los Barrios de San
Cristóbal.
FECHA |
BARRIO |
MOTIVO |
2 De Enero |
Cuxtitali |
Dulce Nombre de
Jesús |
11 De
Febrero |
Piedresitas |
Virgen de
Lourdes |
Marzo -
Abril |
Todos los
barrios |
Semana
Santa |
3
Mayo |
Todos los
barrios |
Elevación de la
Santa Cruz |
11 de
Mayo |
San
Felipe |
San Felipe
Apóstol |
24 de
Mayo |
María
Auxiliadora |
María
Auxiliadora |
28 de
Mayo |
Todos los
barrios |
Día de
Corpus |
13 de
Junio |
San
Antonio |
San Antonio de
Padua |
16 de
Julio |
Del
Carmen |
Virgen del
Carmen |
25 de
Julio |
Cerrito de San
Cristóbal |
San
Cristóbal |
4 de
Agosto |
Templo de Sto.
Domingo |
Santo Domingo de
Guzmán |
6 de
agosto |
Templo de Sto.
Domingo |
Jesús de la Buena
Esperanza |
6 de
Agosto |
El
Cerrillo |
La Transfiguración
del Señor |
13 de
Agosto |
Mexicanos |
Virgen del
Tránsito |
13 de
Agosto |
Calvario |
Virgen del
Tránsito |
13 de
Agosto |
San
Francisco |
Virgen del
Tránsito |
15 de
Agosto |
Mexicanos |
La Asunción de la
Virgen |
18 de
Agosto |
Tlaxcala |
Coronación de la
Virgen |
31 de
Agosto |
San
Ramón |
San Ramón
Nonato |
24 de
Septiembre |
La
Merced |
Virgen de la
Merced |
4 de
Octubre |
San
Francisco |
San Francisco de
Asis |
7 de
Octubre |
Iglesia de
Caridad |
Virgen del
Rosario |
1-2 de
Noviembre |
Todos los
Barrios |
Conmemoración de
todos los Santos y día de Muertos |
5 de
Noviembre |
La
Quinta |
San Martín de
Porres |
13 de
Noviembre |
San
Diego |
San Diego de
Alcala |
21 de
Noviembre |
Iglesia de
Caridad |
Virgen de la
Caridad |
22 de
Noviembre |
La
Isla |
Santa
Cecilia |
6 de
Diciembre |
San
Nicolás |
San Nicolás
Tolentino |
12 de
Diciembre |
Guadalupe |
Virgen de
Guadalupe |
13 de
Diciembre |
Santa
Lucía |
Santa Lucia
Mártir |
25 de
Diciembre |
Todos los
barrios |
La Sagrada
Familia |
DEL SUEÑO DE
1524 A LA REALIDAD DE LOSNOVENTA.
Andrés Aubry
El lunes de pascua de resurrección
de 1524, los compañeros de Bernal Díaz del Castillo regresaban del asalto a
Chamula e instalaban su campamento junto al río Amarillo "pusieron en platica
que sería bien poblar allí una villa".
----------Así
nació Ciudad Real cuatro años más tarde, con otros soldados capitaneados por
Diego de Mazariegos. Pero, el sueño de los conquistadores no congeniaba con el
proyecto de los tzotziles, quienes, en el transcurso de los siglos, habían
edificado ya unos quince conjuntos arquitectónicos mayas en el valle. Desde
aquel momento, la vieja Chiapa prehispánica se partió en dos hemisferios
sociales: La Chiapa de españoles(hoy San Cristóbal que será la capital colonial)
y la de indios (hoy Chiapa de Corzo), dando así su nombre plural al
estado.
----------Estos dos sueños encontrados
explican el destino de esta sociedad dual, cuya tensión -hoy todavía
discernible- se resolvió en sus inicios por la creación de un anillo de barrios
indígenas que guarecían como escudo humano el casco urbano de los españoles.
Para pacificar a estas dos poblaciones antagónicas, se dispusieron tres
monasterios (mercedario, dominico y franciscano) entre el centro hispano y la
periferia indígena. Pero, antes de que naciera el último convento, el primer
obispo efectivo, llegado en 1545, el dominico fray Bartolomé de las Casas, optó
por el sueño de los mayas y, en consecuencia, padeció el rechazo de los
conquistadores. Cuatro siglos y medio después, la multiforme resistencia
indígena, con su cuota de represión y mal trato, y los cuestionamientos a la
iglesia popular de la diócesis de San Cristóbal, manifiestan que el conflicto no
se ha resuelto del todo.
----------El sueño español de 1524
revelaba una evidente voluntad urbana. Durante sus dos primeros siglos, la
ciudad luchó contra las inundaciones, los sismos y el aislamiento que la
marginaba en los confines.
En
ese momento fundador, se creó terca y obstinadamente la ciudad mudéjar que
postulaba que el indígena era el nuevo moro, hasta que se rebelara en 1712,
desde el pueblo de Cancuc. Fue cuando se liberaron los créditos de la corona
para urbanizar formalmente a San Cristóbal y construir sus monumentos barrocos.
Sin embargo, en aquel momento, la conquista estaba ya tan lejos en el tiempo
como España en el espacio, de tal forma que, entre indígenas de varias etnias,
esclavos negros de muchas procedencias, y lejanos descendientes de los
españoles, surge un pueblo nuevo: Nace la ciudad criolla.
Ahora, ya no son solamente los nativos quienes rechinan contra el dominio
español de los alcaldes mayores que los gobernaban, sino también la nueva
población criolla. Su principal portavoz será de nueva cuenta un hijo de Las
Casas: Un amigo criollo de Joaquín Miguel Gutiérrez, el dominico Fray Matías de
Córdoba; promulga pacíficamente la independencia (1821), sin derramamiento de
sangre, descolgando a Chiapas del reino de Guatemala para agregarlo a la
república mexicana (1824).
En
ese nuevo momento urbano, siguen las inundaciones y los sismos, además de plagas
y epidemias como en el siglos XVI Y XVII, y surgen también nuevos obstáculos, ya
no físicos sino políticos, ya que van forjando la conciencia ciudadana: eternos
conflictos entre conservadores (centralistas) y liberales (federalistas)
ajustando sus cuentas con las armas (hasta 1861); luego la guerra
antintervencionista (en Chiapas 1861-1864) que bombardeara dos veces la ciudad;
y finalmente la lucha antirreeleccionista (1866-1876), también con combates
episódicos. La ciudad se iba vaciando porque reinaba el miedo: la población
emigró hacia los ranchos, hasta que un combatiente de todas esas luchas, el
general Miguel Utrilla, accediera a la gubernatura e instaurara la paz
(1879-1883). Es cuando su urbanista neoclásico, el ingeniero Carlos Z. Flores,
moderniza la ciudad, remodela algunos monumentos, viste las calles con portones
dóricos y ventanas toscanas, siembra los parques con jardines y kioscos. Esta
brillante empresa urbana se interrumpe en 1892 cuando los poderes se trasladan a
Tuxtla.
En
la revolución, San Cristóbal se equivoca de bando porque quiere recuperar su
status de capital del Estado y conservar sus fincas de peones acasillados, Al
triunfar la Revolución, las ambiciones de los sancristobalences son castigadas;
los que quieren prosperar deben refugiarse en la colonia chiapaneca del D.F. El
estancamiento de la ciudad por exilio de sus élites inquieta al Presidente
Lázaro Cárdenas, cuya intervención en 1940 la reactiva con medidas económicas,
educativas, sociales y agrarias que explican su repunte ulterior. En 1947, los
bueyes que jalaban carruajes por malas brechas, ceden el paso a automóviles
porque !por fin ! la carretera panamericana vincula San Cristóbal con el resto
del país.
Apartir de 1970, la ciudad duplica cada década, alcanzando hoy los 100 000
habitantes. Pero desde esa fecha, el crecimiento demográfico no obedece al
saneamiento cardenista sino, al contrario, a las frustraciones de campo por que
los pueblos indígenas buscan cómo superar la crisis conquistando espacios
urbanos. Con sus miles de desempleados, sus 47 fraccionamientos irregulares (
1993 ), un 35.30 % de indígenas y un 23.23 % de analfabetas (1990), San
Cristóbal es otra ciudad, en la que una tercera parte de su gente intenta
reconstruir sus vidas, desestabilizadas por la modernidad anárquica que la
expulsa del campo.
Desde su fundación en
1528, hasta nuestros días, la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, ha
tenido diez nombres distintos.
Del 5
de Marzo de 1528 al 21 de Julio de 1529, se llamó Villa Real de Chiapa.
Recibió este primer nombre de su fundador Diego Gaspar de Mazariegos, en
homenaje de Ciudad Real en España, lugar de nacimiento del
conquistador. El 21de Julio de 1529, se le nombró Villa Viciosa de Chiapa, por
acuerdo que impuso al abildo municipal Juan Enríquez Guzmán, juez de la
residencia de Mazariegos en recuerdo de su propia ciudad natal. Este
segundo nombre sólo duró dos años, puesto que el 14 de agosto de 1531 ya se llamaba San Cristóbal de los Llanos,
por imposición, esta vez, de Pedro de Alvarado. Cinco años más tarde
volvió a cambiar de nombre, debido a gestiones hechas en la corte de
Madrid por Luis de Mazariegos. Por real cédula del 7 de julio de 1536, recibió
el rango de ciudad, con el título de Ciudad Real de Chiapa. Además de este
nombre oficial, que mantuvo durante el resto de la época colonial, tenía
otro más popular, Chiapa de los Españoles, para distinguirla de la antigua
ciudad indígena de Chiapa de los Indios, la actual Chiapa de Corzo.
El 27 de Julio de 1829, por
decréto del Congreso del Estado, recibió la denominación de San Cristóbal.
Posteriormente, el 31 de mayo de 1848, en homenaje a Fray Bartolomé,
primer obispo que residió en ella, adoptó su apellido, denominándose en adelante
San Cristóbal de las Casas.
En épocas rescientes, al
abolirse por decreto de 7 de Febrero de 1934, los nombres de santos en el estado
de Chiapas, fué bautizada como Ciudad de las Casas. Pocos años después, a petición de sus habitantes y gracias al decreto presidencial
del 4 de Noviembre de 1943, volvió a su nombre
anterior, llamándose desde entonces San Cristóbal de
las Casas. Además de este nombre oficial, lleva otro
popular, Jovel, utilizado ya desde tiempos
prehispánicos para designar el valle en el que se
encuentra fundada.
Arquitectura y Urbanismo
La tierra es roja, fértil y
extensa. La tierra es roja, generosa, moldeable…de ahí, adobe para muros,
madera para techos. Refugio de la raza que la habita. Los cerros que la
cuidan el sueño del valle. Pocos son sus moradores. Duermen. La tierra
avisa. Se oyen pasos… "los Chiapanecos prefirieron lanzarse de cabeza al
río desde un risco de El Sumidero antes que someterse a las fuerzas
españolas de Diego de Mazariegos quien, dice el relato, desalojó a los
indios que aún estaban vivos y los asentó en un pueblo cercano, el actual
Chiapa de Corzo que se conoció como chiapa de indios….Al mismo tiempo, en
marzo de 1527 o 1528, un pueblo aparte, reservado exclusivamente para los
españoles, se fundaba, a más de una legua de distancia…"
Todavía corre marzo y ya los españoles
buscan un mejor lugar. En menos de un mes se trazan las calles y se distribuyen solares a
los primeros vecinos. Se funda así, la Villa Real. Hoy San Cristóbal de Las
Casas. Son leyes
españolas, son las leyes de indias. Vendrán a organizar las nuevas sociedades
hispanoamericanas. A controlar los pueblos conquistados. Se abre un espacio,
surge la plaza, corazón de la nueva villa. A partir de ahí, se mira al oriente,
al poniente, norte, sur. Se entretejen los caminos. Hay un orden. En la plaza
comenzará la construcción de un templo, centro de religión y poder. Las
órdenes misioneras han venido a evangelizar a los naturales. Ha comenzado la
cristianización. Alrededor de la plaza mayor: el Recinto, ocupado por las familias españolas. En
la periferia, quedan los barrios de indios amigos de los españoles. Son los
tlaxcaltecas y mexicas que han venido con ellos. Dos ríos son las barreras
naturales que protegerán a la nueva ciudad que crece.
Siglo XVI
Durante este
primer siglo de contacto la mayor atención estuvo
dirigida a la construcción de monumentos religiosos. Inicialmente
estos templos fueron edificados con un sistema rudimentario. Los españoles
adoptaron un modo de construcción elemental. Los materiales empleados eran
los de la región: el barro, la madera, la paja y la cal. No había
arquitectos, eran artesanos que dejaban ver en susobras la influencia
mudéjar (estilo árabe introducido por los moros,de gran arraigo en el sur de
España). Algunos elementos góticos,renacentistas y platerescos no escaparon
del diseño de estos constructores. Poco se conserva de este siglo,
solamente algunos elementos aislados, como la portada plateresca labrada en
piedra, de la casa de la sirena, ubicada cerca de la plaza mayor.
Siglo XVII
Es característico de este siglo una intensa actividad
arquitectónica en San Cristóbal de Las Casas y en los pueblos indios
aledaños. Se consolidan y sistematizan los estilos de carácter más duradero
en los edificios religiosos. Comienza la construcción civil. Junto a
ésto, conviven aún algunos elementos precarios de la arquitectura del
siglo XVI. Los templos son de una sola nave, con excepción de la catedral, que presenta tres. Se construye por las etapas. Se levanta la
nave de la iglesia, con su invariable techo de par y nudillo (estructura de
madera cubierta de tejas), de forma piramidal y pintado. Le sigue el presbiterio
o capilla mayor cubierta con una bóveda y mas tarde, la fachada que con
frecuencia se levantaba de piedra. La combinación de dos tipos de techumbre en
la misma iglesia es una tradición traida del sur de España. A finales
de este siglo la influencia barroca proveniente de la Antigua Guatemala llega
a San Cristóbal: aparece la fachada retablo, con órdenes arquitectónicos
aplicados mediante la técnica mudéjar del ataurique (motivos florales y
geométricos de yeso) sobre la superficie de las fachadas. Un ejemplo de este
trabajo se puede apreciar en la Catedral y en la iglesia de Santo Domingo.
La continuidad constructiva es característica de este
siglo, donde las partes de un edificio son erigidas en diferentes épocas, y
en otros casos son modificadas las más antiguas. Entre los ejemplos
arquitectónicos de este periódo podemos citar la iglesia y la torre del Carmen,
la iglesia y el convento de Santo Domingo, la Catedral, el templo de San
Agustín, la iglesia de San Francisco y los templos de San Nicolás, Cuxtitali y
San Diego.
Siglo XVIII
Esta etapa está marcada por una
decadencia constructiva, provocada por una severa crisis económica que azota
a la región. Algunas estructuras antiguas se reparan o alteran atendiendo a las nuevas corrientes en boga. Es importante en esta época
la influencia barroca de Antigua Guatemala. Ejemplos de construcciones de
esta etapa son las iglesias de La Caridad y El Calvario, la Casa de Diego de
Mazariegos y el arco pintado de La Merced.
Siglo XIX y Años Posteriores
Las tradiciones coloniales
no se perdieron con la independencia de España. Algunas variantes crearon un
estilo neocolonial que perdura hasta la segunda década del siglo XX.
Como muestra de esta variedad de estilos, surge el neoclásico trabajado
por el arquitecto Carlos Z. Flores, quien retoma elementos de la arquitectura
colonial, como es el patio central con sus cuatro corredores y propone para
este esquema, una expresión neoclásica. Como los ejemplos más
representativos de la arquitectura de esta época, citaremos el Palacio
Municipal, la Escuela de la Enseñanza, el Teatro de la Ciudad, (actualmente
en proceso de remodalación).
La Ciudad Hoy
Entre
muros y tejados, templos y plazas, el tiempo se esconde. Allá afuera la
ciudad respira áspera modernidad. Las fachadas lo saben y nos
sonríen. Cornisas, pretiles que ocultan tejados, tejados que ingenuamente
se asoman, molduras que enaltecen vanos, umbrales que en su fría sombra
guardan patios. Espacio de luz y aire. Donde la tierra, aún es roja.
Claudia Hernández de Ponce de
León
¿Qué cuenta su corazón? “…Los de un
viejo son como los ojos de los días, que lo van clavando todo en el
filo del insomnio. Hay que inventar de nuevo, sacar de los rincones de
los sueños marcas que fueran como antorchas, trozos de vida rotos y
vueltos a pegar….
Jaime Augusto
Shelley
Jaime
Trascendiendo de generación a generación, invaden cada uno de los
rincones de esta ciudad, sus fiestas, sus tradiciones artesanales artísticas y
culinarias; reflejando en el quehacer diario, sentimientos que enriquecerán
el ambiente de una cultura latente,
defendiendo cada página, cada voz que enaltece su leyenda.
No es fácil descubrir los sitios en donde se elige la
condimentación de la comida coleta, sus dulces, el pan caliente, en donde se
elabora la artesanía; el sancristobalense esconde sus secretos en casonas de
refugiante humedad, en traspatios que han sido testigos de mañanas, atardeceres
y veladas nocturnas en que las familias dedican sus manos al quehacer que
distingue cada uno de los barrios. Habrá sitios que usted podrá visitar,
abiertos para el turista.
HISTORIA DE SUS
BARRIOS. Juan
Blasco
La Villa Real fue concebida como una villa
española rodeada de pueblos indios; separada de las poblaciones autóctonas pero
relacionadas con ellas a través de múltiples mecanismos de dominación tanto
económicos como ideológicos.
Con los
conquistadores llegaron indios mexicanos y tlaxcaltecas: “y con las guerras y el
cansancio del bagaje se consumió la mayor parte de ellos”.
Para aumentar el numero de “indios amigos” que se
integrarían a los barrios, se solicitó a las autoridades de la ciudad de
México:
“que mande venir a poblar esta tierra
cerca de esta Villa doscientos indios con sus mujeres, que sean de tierra
de México…”
Los grupos de indios llegados a México, Oaxaca y
Guatemala, consideraban que debían ser tratados como vecinos y no como siervos,
puesto que habían llegado en calidad de conquistadores a invitación de los
españoles. En los siglos posteriores, se
dieron frecuentes conflictos entre los barrios y la población española
concentrada en el Recinto.
Los barrios
más antiguos son los de Tlaxcala y Mexicanos, ocupados por los indios llegados
con la tropa española. Poco después se fundaron los barrios de San
Antonio, San Diego y Cuxtitali.
Villa
Real pasó a llamarse Ciudad Real en 1536, nombre que conservaría hasta 1829,
fecha en que cambió su nombre por el de San Cristóbal. En el año de 1549 fue
proclamada en Ciudad Real, la abolición de la esclavitud indígena. Un
grupo de indios de la región, esclavos hasta por 20 años de los españoles,
decidió quedarse a vivir en los terrenos cedidos a espaldas del convento de
Santo Domingo antes que regresar a sus pueblos de origen.
Al irse extendiendo la mancha urbana y acabar por
romper con el relativo aislamiento en que se encontraba, los barrios han ido
perdiendo su antigua imagen y parte de sus costumbres tradicionales.
En los dos últimos decenios, las zonas
periféricas del Valle han visto surgir nuevas colonias de población
predominantemente india. Su llegada está relacionada con una serie de
factores demográficos, económicos y religiosos. Así han ido apareciendo la
Hormiga, Nueva Esperanza, María Auxiliadora, El Relicario, Peje de Oro, La
Garita, La Almolonga. Hasta llegar a construir un nuevo cinturón indígena que
viene a repetir en algún sentido la antigua división colonial entre el Recinto y
los barrios de los indios, en una sociedad más abierta y dinámica que la de los
siglos de dominio español.
SAN CRISTOBAL Y SU
RELIGION. Renato Rondolini
Truena un cohete en el aire. ¿Será una
fiesta, un novenario, la nacida o la sentada, un rezo, una bendición, una boda o
cabo de año, bautismo o comunión? Se mezclan olores de pólvora y de juncia
(hojas de pino esparcidas en el suelo), de pan y de flores, de incienso
abundante.
Llegan ecos de cantos
tradicionales, confusas oraciones, se oyen gritos de dolor en el funeral que
sale de la iglesia y se dispone a paralizar el transito, o es la voz de la
marimba que a lo lejos se libra de lo monótono ritmo de un bajo y el estridor de
un ebrio saxofón.
Es la fiesta, y el
arpa monótona acompaña a la imagen del santo, mientras expresa con gemidos el
drama de su vida, externando en voz alta sus repetidas peticiones, sin
distraerse con el alboroto del entorno.
Hay mucha gente por las calles. Todos caminan hacia la misma
dirección. Es una fiesta de barrio, es la fiesta más grande que celebra una
comunidad identificada con su templo, su santo, su historia y
tradición.
Una fiesta de barrio se
empieza a preparar muchos meses y hasta un año antes, con el nombramiento de las
juntas que recaudan ayuda visitando cada familia y organizando parte del evento
que le corresponde: La novena, el día de la mudada, el rompimiento, la descarga
de cohetes y las bombas,los maitines, la música y mil cosas
más.
Cuando se acerca la celebración se
elabora un detallado programa lleno de nombres de personas, más que de fechas y
horarios, significando así la carga de participación humana en la comunidad. El
programa se imprime en una hoja grande y se reparte en toda la ciudad y queda
después como un recuerdo y un documento que hará pasar a la historia esos
nombres motivando a las nuevas generaciones.
Con la novena va aumentando progresivamente la participación de la
gente; llegan peregrinaciones, flores, luces, puestos de venta, adornos de todo
tipo, empiezan a instalarse los juegos mecánicos, las tarimas de los conjuntos
musicales.
Hay impaciencia, se acerca
la fiesta; ¿Cómo saldrá este año, hará buen tiempo, se alcanzara a prepararlo
todo?
Llega el día de la mudada llamada así porque cambia el ropaje al
santo, se limpia la imagen con algodones que serán repartidos a todos. Se
celebra en un domingo que cae en la novena. /*
El día anterior a la fiesta empieza con el rompimiento a muy
temprana hora, con una fuerte descarga de cohetes y bombas, que sacuden el
vecindario. Salen rumbo al cerro los jóvenes y señores que traerán el follaje
(las ramas verdes para el adorno). Empieza a tocar la primera marimba en la
puerta del templo. Al medio día acompañados por el mariachi, llegan a los carros
con el follaje. Los anuncian cohetes; y las muchachas aguardan con su
dulce de calabaza. Se preparan los maitines.
La solemne celebración de los maitines, a las ocho de la
noche, convoca el mayor número de personas, dentro y fuera del templo. Hay
alegría en todas partes, saludos, conversación de amigos tomando un ponche
cargado y caliente para quitar el frío de la noche que empieza a calar. La gente
entra y sale del templo, para visitar al santo. Rezan, cantan y luego revienta
la fiesta con los conjuntos musicales en la plazuela. Ya no cabe la gente;
bailan, comen, juegan, mientras los juegos pirotécnicos alumbran el
cielo.
Ahora allí, en el barrio, está
presente toda la ciudad y los vecinos se sienten orgullosos de haberla
reunido.
Se hace tarde y hace mas
frío. La gente regresa a sus casas. Quedan los encargados de la fiesta para
adornar el templo, por dentro y fuera, con el papel picado, juncia, ramas y
muchas flores. Se trabaja durante la noche para que todo esté perfectamente
listo al siguiente día, así el santo estará contento, y la gente también; los
organizadores recibirán la aprobación de la comunidad, y qué gran premio reciben
cuando oyen decir:
“Este año se
lucieron; !Qué alegre estuvo la fiesta! “
Y el mero día amanece espléndido de colores, música y gentío. Ya
nadie se siente solo, se goza la comunidad y las creencias arraigadas en el
fondo del corazón y de la historia se expresan de mil maneras.
La religiosidad corre como sangre en las venas de
la cultura y al mismo tiempo que la repite, la renueva y la revive. Todo lo que
se ve afuera, tiene un motivo adentro. Solamente lo conoce quien es parte del
todo, una experiencia que sólo puede ser vivida, no fotografiada.
El calendario de
celebraciones religiosas en San Cristóbal es tan
intenso y variado que no hay día del año sin que resuene en el aire el
tronido de un cohete que anuncia, invita y convoca.
Empieza el año con las innumerables celebraciones de las nacidas,
en los templos, en las casas; al Día de Reyes les siguen las sentadas del Niño
Dios, con sus madrinas y patrocinadores. El Miércoles de Ceniza, la gente llena
los templos pidiendo una señal de su arrepentimiento, mientras se va
preparando la Semana Santa. Es el Jueves Santo el día de mayor concurrencia y
participación religiosa en San Cristóbal. Se prepara en cada templo el
monumento, original y reluciente cada año, con centenares de lámparas y velas,
flores, luces y símbolos sagrados, para albergar al Santísimo que después de las
misas de la tarde, será custodiado y adorado toda la noche. Son las ocho o las
nueve y la gente se derrama por las calles, ahora si silenciosa y recogida,
visitan una y otra y otra iglesia, rezan, recuerdan, prometen, hasta que la
niebla de la noche adormece la ciudad.
El Viernes Santo son las procesiones del Via Crucis que ocupan la
mañana, un clima de respeto y silencio se nota en todas partes, hasta que la
tarde del sábado devuelve la alegría festiva que desemboca en la
feria.
El 25 de julio es la fiesta del
patrono principal, San Cristóbal, que reúne por varios días en la cumbre del
cerrito a decenas de miles de personas.
Pasados los primeros de noviembre con sus muertos, se van
terminando los preparativos para las muchas carreras de Antorcha Guadalupana.
Actividades de jóvenes que trabajan todo el año en la organización de estos
recorridos turísticos y religiosos a la vez. A finales de noviembre o iniciando
diciembre van en grupo a lugares lejanos, hasta México, Oaxaca o Guatemala ,
para venirse luego corriendo por etapas, auxiliadas por medio de transporte y
llegar al día 12 de diciembre puntualmente a presentar su antorcha encendida a
la Virgen de Guadalupe, en el templo del barrio que lleve el mismo nombre. Gran
fiesta la de Guadalupe, no solo para el barrio, sino para toda, la ciudad,
seguida inmediatamente por la de Santa Lucia, el día l3 y la efervescencia
de las posadas inminentes.
Diciembre, mes de celebraciones, vacaciones, retornos, encuentros,
bodas y aniversarios; negocios , gastos
y
ganancias. Y en todo está presente la religión, que en un pasado aún cercano ha
marcado el ritmo de la vida
económica y social de la ciudad, pero que ahora permanece
como nota musical de fondo para recordar que hombre y cultura son alimentados
por una raíz que no se ve en el diario desenfreno de la vida , pero que aparece
en mil retoños cuando la misma vida exige fiesta, alegría, paz absoluta y
convivencia.
Esa voz de marimba que
persiste discreta sobre el reventón de ruidos, en el atardecer monótono y
lluvioso, invita a salvar la fiesta, a San Cristóbal, al corazón del hombre que
siempre necesita de una fiesta.
Siglos
de historia abrazadas por ásperas montañas envueltas en nubes tormentosas
encierran un pueblo abierto al misterio que vive y celebra. Muchos vienen de
lejos para ver hoy cómo fue su pasado y aprovechar algún sentimiento de
nostalgia para tomar más en serio el mañana anunciado en la despedida del sol;
en el trasfondo oscuro y frío de la noche que avanza, hace resplandecer las
blancas fachadas de los templos y de las casas que miran a poniente. Es la luz y
el calor de una religión que sigue penetrando en la cultura y de la vida y
vigor, y le da crecimiento y esperanza en un mañana mejor.
San Cristóbal y su religión son para el
mundo interesante de reflexión y encuentro y, para los que hayan perdido su
memoria en el río caudaloso del progreso, no deja de ser un libro
inédito.
PASEANDO POR LOS BARRIOS.
EL CERRILLO…..
El gusto por la herrería en puertas y balcones de las casas es
evidente. Es en este barrio donde los los maestros herreros, forjan estilos
originales, que van de la sencillez de barrotes pesados, a la elaboración de
formas y figuras con particular significado. Como la tradicional cruz de esta ciudad, que suele colocarse en los
techos de las casas y actualmente como adorno en jardines fuentes y paredes.
Esta obra artesanal, consta de símbolos naturales: el sol, la luna, las
estrellas, flores, la escalera que desciende a una nueva vida, la maldad en la
tierra, haciéndose presente en la serpiente, el despertar diario por el canto
del gallo, la muerte en la lanza; sobreponiéndose la balanza como el equilibrio
que cada hombre elige en su vida, inclinándose al bien o al mal .
SAN RAMON..... Los atardeceres fríos en
este lugar, invitan a los habitantes a reunirse en casas de
familiares y amigos. Es costumbre que las conversaciones sean acompañadas con
café y chocolate con agua, así como con el delicioso pan caliente, el cual es
elaborado desde hace muchos años en los hornos de este barrio. Desde las tres de
la tarde los cestos y charolas se verán adornados con
cazuelejas, rosquitas de anís y canela
bañadas en ajonjolí, pan
francés, figuras
imaginativas y el nombrado
marquesote. Además podrá encontrarse una
gran variedad de dulces, con los que San Cristóbal ha sobresalido en muestras
gastronómicas de diferentes Estados.
Dulces coletos. Chimbo (pan de yema aderezado con
almíbar), cajetas de yema y
frutas regionales, nuegados (pequeñas bolitas de
harina fritas bañadas con almíbar), gaznates
(rollo de pasta tipo hojaldre relleno de merengue), duraznos pasa,
higos verdes con almíbar, yemitas en diversas figuras. Mocas, quesadillas de arroz, tartaritas de
turrón y una variedad tan sorprendente como el sabor transmitido con
base en el tiempo de su dedicación.
Es
en san Ramón donde se encuentra uno de los talleres más importantes de
alfarería. El barro símbolo de la creación, se concretiza en piezas de singular
estilo, gracias a las manos de esta familia dedicada a elaborar en tornos y
hornos de baja temperatura, vajillas, pisos, losetas naturales y cistalizadas,
figuras originales, floreros, marcos, macetas, etcétera. Sacando
continuamente todo aquello que muestre una creatividad comprometedora hacia
ellos y hacia una comunidad exigente.
Este taller, atendido por sus dueños: Sr. Luis Mandujano e hijo,
abre sus puertas al turista en la calle Aguascalientes No.1 de siete de la
mañana a seis de la tarde.
LA
MERCED.....
Las velas
tienen un significado sagrado, de adoración, respeto y comunicación con lo
divino. En templos y altares de algunas de las casas, resaltan por la delicadeza
que se elige en colores y formas, que las familias expertas le dan a las flores
y hojas que la componen en cada pieza.
En el barrio de la Merced podrá apreciar el trabajo de la cerería
artística, a un costado del templo, cruzando la calle, encontrará tiendas que
elaboran este quehacer.
MEXICANOS.....
Los bosque de este estado, uno de los más ricos y abundantes en
pinos, encinos y cipreses, ofrecen una gran cantidad de materia prima para la
producción de artículos de madera. Las campañas de reforestación que actualmente
se llevan, permiten que el arte de la carpintería prevalezca.
El aroma y el sonido de las sierras, lo conducirá
a los talleres escondidos en el barrio de mexicanos. Aquí encontrará muebles
para todo tipo de gustos. Para la terminación de tallado clásico de este lugar,
los maestros carpinteros lo recomendarán con “un su primo” o bien personas
especializadas en esta labor
CUXTITALI.....
Barrio que se distingue por la crianza porcina, condimentando
de manera secreta embutidos como: chorizos, longaniza, butifarra y moronga.
Característica es la limpieza en sus cortes de carne de puerco y
chicharrón.
Cuxtitali ha conservado su
antigüedad en cada una de sus calles, su iglesia y plazuela guardan un
sabor rústico, que bien vale la pena disfrutar.
GUADALUPE.....
Las voces de los niños armonizan cada calle con sus risas y
atropellantes palabras , envolviendo el juego del agarrador en un espectáculo
inentendible para todos auquellos que han dejado su infancia; pero los artesanos
de este barrio, se encargan de revivir con sus sueños, sus primeros años, los
transmiten en camiones de carga, trompos, baleros, maromeros, aves rodantes
impulsadas por un largo palo, la variedad de rostros que llevará un trepatemico.
Ofreciendo todo ésto a cambio de las sonrisas de los niños chiapanecos,
motivando así la creatividad del artesano.
Es de la iglesia de Guadalupe donde inicia una avenida que termina
en la plaza central: Real de Guadalupe, en donde se han instalado los comercios
que ofrecen artesanía indígena y la de los diferentes barrios.
Hoy en día las tradiciones de cada barrio se
extienden a otros, podrá usted encontrar herrería, carpintería,
cerería, pan caliente y dulces, embutidos, juguetes y
demás artesanías por toda la ciudad; pero la distinción que anteriormente se le
ha otorgado a cada uno de los barrios, prevalece como actividad preponderante de
los lugareños.
TRADICION CULINARIA
Beatriz
Trujillo
La cocina coleta será parte importante
dentro de la experiencia que le brindará esta Ciudad Real.
En la mayoría de sus barrios encontrará restaurantes
y casas, invitándole a saborear platillos tradicionales, consecuencia del
encuentro de dos culturas: indígena y española.
Exquisitas sugerencias:
Jamones
Y Embutidos: elaborados, en su mayoría con carne de puerco,
condimentados con pimienta, tomillo, laurel, arrayán, romero, yerbabuena y
anís.
Asado Chiapaneco: carne de puerco, sazonado con
el llamado recadito, mezcla de chiles secos y especias.
Chiles
Rellenos: chile de tipo poblano, relleno con carne de cerdo y
verdura, capeado, frito en aceite acompañado de un caldillo espeso de
jitomate.
Cocido: caldo de carne de puerco, res y
verdura.
Sopa de Pan: receta de condimentación
secreta.
Lomo Relleno: lomo de cerdo, relleno con
carne molida, almendras, pasas y huevos cocidos.
Chanfaina:
menudencias de carnero con recadito.
Estofado de
Carnero: Carnero preparado con especias, pan francés, vino
dulce y chile en vinagre.
Lengua en Azafran: Lengua sazonada con
azafrán, verduras, pan dulce y blanco, especias, aceitunas y pasas
dulces.
Cuando usted pasee algún sábado por la tarde sobre las
calles de la ciudad, le llamara la atención encontrar afuera de algunas casas,
faroles hechos de papel celofán rojo, encendidos. Es costumbre que este día los
habitantes compren para cenar los típicos tamales chiapanecos. La masa de maíz,
la hoja de platanar y de elote, chile de Simojovel, ciruela, aceituna, azafrán,
mole, mumo (hoja aromática), carne de puerco y condimentación secreta, distingue
al tamal de bola y al untado, como uno de los platillos únicos de San
Cristóbal.
ANTOJITOS
REGIONALES.
No se pierda de probar las chalupas, preparadas con verdura
y lomo de puerco. Los suculentos
panes
compuestos y los
tacos
dorados, preparados con masa especial.
Las bebidas que se acostumbran servir en mesas
Sancristobalences son: la cervecita dulce,
ponche caliente, atole agrio y la relajante
mistelita (mistela en base a diferentes
frutas curtidas en licor).
La tradición culinaria se presenta durante todo el año, pero habrá
platillos y dulces que se preparan en ocasiones muy especiales. Así un pavo prensado, acompañado de
ensaladas exquisitas será la cena para festejar la Noche Buena. No
faltando las hojuelas
tendidas, elaboradas de harina, yema, manteca, azúcar, sal y
jugo de naranja, adornadas con canela, azúcar glass y miel de abeja.
Los visitantes podrán descubrir la enorme riqueza
que esconde la tradición culinaria; sus platillos bebidas y dulces ofrecerán una
bien merecida recompensa a los kilómetros recorridos para disfrutar
de una mesa sancristobalense.
LA MÚSICA:
Jorgue Octavio Ponce de León A.
Las notas de la mayoría de las partituras utilizadas
cuando los Dominicos trajeron los primeros órganos armonios, han
permanecido dormidas, sin que nadie vuelva a ambientar las misas y
ritos religiosos con la pentafonía guardada en el archivo de diocesano o en
colecciones particulares.
Es así que esta
real ciudad, contiene una relevante cultura musical. La riqueza de pianos
alemanas y franceses con candelabros de cobre, plata o baño de oro y labrado
finícimo en sus estructuras, eran los instrumentos que solían deleitar a las
familias y amistades en reuniones de una sociedad amante de la música clásica y
barroca; Siendo las señoritas, principalmente, las que estudiaban dicha
ejecución, con maestros particulares o en reconocidas Escuelas de la
Enseñanza.
El cielo azul, la
singularidad de sus calles, el ambiente natural que rodea al valle y el
romanticismo que emerge de una historia, han formado un marco de inspiraciones
para grandes músicos compositores, nacidos en estas tierras. Destacando
hasta la fecha: Abel Domínguez Ramírez con obras, como “ Oye cómo suena la
marimba”, Eduardo Domínguez Sánchez con: “Muñequita”, “Alborada chiapaneca”,
“Serenata sureña” .
Y los reconocidos
Hermanos: Abel, Alberto, Armando y Ernesto Domínguez Borráz, quienes han
plasmado el romanticismo en obras como: “Capullito de alhelí “ , “Perfidia” ,
“Frenesí “ , “ Al son de la marimba”, “ Luna de Miel” ,” Cancionero”, entre
muchas otras.
SERENATAS O GALLOS
Antiguamente las serenatas, solían tener detalles muy
especiales. El enamorado enviaba un anunciamiento por medio de una fotografía de
la homenajeada, apareciendo en el ángulo izquierdo, entre una artística
guirnalda de flores, la dedicatoria y nombre de las piezas elegidas con su
respectivo autor. Por lo general aquel joven contrataba una orquesta o un
grupo de marimba. También se acostumbro la serenata con piano del cual solía ser
trasladada en una carreta tirada por un par de bueyes.
Las serenatas siguen escuchándose en las calles
de San Cristóbal, aunque el anunciamiento y el piano forme ya parte de una
historia, los jóvenes enamorados ahora acompañan sus sentimientos con un grupo
de mariachis, un trío de guitarras o con el invitante son de una
marimba.
LA MARIMBA CHIAPANECA.
El sonido que se contrasta con la vida de Chiapas,
instrumento que pasa a formar parte importante en reuniones, fiestas
religiosas y momentos especiales para los sancristobalences. La ejecución de la
marimba ha sido la inspiración para grandes compositores e intérpretes. Existen
familias comprometidas con este arte, el cual ha trascendido de antiguas
generaciones.
Este instrumento
regional, de la familia de los xilófonos, tiene su origen en Africa,
Centroamérica y Sudamérica. Consiste en un conjunto de láminas de madera
de diferente tamaño y espesor. Debajo de las láminas hay resonadores hechos de
calabazas. Ha sido modernizada (primero por Sebastián Hurtado, de Guatemala en
1895) y ahora se hace de barras de madera dura de grosor uniforme y con
resonadores tubulares de metal, afinados, con extensión de seis o siete octavas.
Se toca con con masillos forrados de caucho o fieltro. Suelen ejecutar este
instrumento de dos a cinco músicos.
LA BANDA
La banda de un pueblo, el corazón de un recorrido del
sábado por la tarde o bien, el día domingo, alrededor del kiosco que resalta en
el parque central.
No hace mucho tiempo
que los lugareños y visitantes de esta ciudad, disfrutaban de la alegría
de una banda, la cual por motivos económicos , abandonó sus instrumentos en uno
de los cuartos de la casa de la cultura por varios años; pero el interés por
despertar de nuevo el sonido de tambores, saxofones, trombones, trompetas y
platillos, llevó a Cuxtitali a ser el sitio en donde cada instrumento emitiría
de nuevo su sonido.
Ahora llamada LA Banda
de los Consejos, deleita en ocasiones especiales el sentimiento de esta
ciudad.
GRUPOS MODERNOS.
Al caminar por las calles, se dará cuenta de la
cantidad de grupos musicales que dedican su tiempo a ensayar melodías,
generalmente modernas, para ambientar fiestas y reuniones sociales. El tipo de
instrumentación es de tecnología actual; guitarras y bajos eléctricos,
sintetizadores, bafles, etcétera. Jóvenes aficionados al quehacer
musical.
Así es como la armonía entorna
a San Cristóbal, sea la marimba, los mariachis, la banda, los tríos, los
conjuntos modernos o conciertos programados por centros culturales, la
música será parte fundamental de ambientes que se respiran a
diario.
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