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LA CRETA MINOICA
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La
leyenda de la Atlántida, el fastuoso imperio
insular que quedó sumergido súbitamente en el mar en épocas remotas, ha
fascinado a los estudiosos y a los buscadores de tesoros durante siglos.
Platón, el gran filósofo (427-347 aC), proporcionó las líneas maestras de la
historia en dos de sus obras, y la Atlántida desaparecida se ha ubicado en
diversas partes del mundo en distintas épocas. Muchos la consideraban un
mito, lo mismo que la Troya de Homero; pero con los descubrimientos de
Schliemann en Hisarlik, que dieron consistencia a la historía de Troya,
algunos arqueólogos aficionados se lanzaron a hacer descubrimientos
similares y desde entonces ciertos hallazgos indujeron a creer que por fin
se había encontrado la Atlántida.
Sir Arthur Evans siguió los pasos de Schliemann. No le movió la misma
obsesión que Schliemann tenía por Troya, pero como estudioso que era, quería
conocer los brígenes de la civilización de la edad del bronce que Schliemann
había descubierto en el Egeo.
El interés de Evans se centraba especialmente en las formas primitivas de
escritura, y por este motivo fue a Creta, donde unas previas excavaciones
parciales habían revelado la existencia de abundantes restos antiguos. Evans
ádquirió un lugar conocido como Kefala, una colina de escasa elevación
situada en la costa septentrional de Creta, que desde muy antiguo se decía
que era el lugar en que se encontraba un gran palacio en ruinas, Knossos, y
comenzó la excavación en 1899.
La leyenda del Minotauro
Sus hallazgos no fueron menos espectaculares que los de Schliemann, pues
Evans también descubrió una civilización desconocida hasta entonces. En los
antiguos poemas heroicos griegos se recordaba Creta como la patria del rey
Minos, soberano sabio y justo, que arrastraba la desgracia de tener un hijo
mitad hombre, mitad toro, el famoso Minotauro. Minos recibía tributo
anualmente de Grecia, y en el laberinto se ofrecían sacrificios en honor del
Minotauro. El laberinto era un palacio tan complejo que ni el monstruo
ni las víctimas eran capaces de encontrar la salida en aquella confusión de
corredores.
Según la leyenda, el héroe griego Teseo logró matar al Minotauro y escapó
siguiendo un cordel con el que había ido señalando el camino. Evans, tomando
el nombre de la leyenda, denominó minoica a esta civilización cretense. Los
ecos de la leyenda del Minotauro tenían numerosas manifestaciones: los
minoicos rendían culto al toro; el palacio de Cnosos, que se conservaba
extraordinariamente bien, era de una complejidad laberíntica. No halló
deslumbrantes máscaras funerarias de oro como las que encontró Schliemann en
Micenas, pero sí grandes cantidades de cerámica, delicadas figurillas de
bronce, y en los muros del palacio podían apreciarse unos frescos que
expresaban la animación de la vida cultural y artística de los antiguos
cretenses. Y Cnosos no era única, sino solamente la ciudad principal de una
civilización que en su día ocupó toda la isla.
La cuestión que sigue intrigando a los estudiosos interesados en Creta es:
¿por qué desapareció esta civilización y fue reemplazada tan rápidamente por
las culturas que llegaron del norte de Grecia? La clave se encuentra en la
isla de Thera (Santorini), a ciento doce kilómetros mar adentro al norte de
Creta. Thera en la actualidad está formada por un rosario de pequeñas islas
en torno a una profunda bahía, los restos de un antiguo volcán que entró en
erupción en una ocasión con una fuerza devastadora. Todavía quedan dos
pequeños conos en actividad en el centro de la bahía.
Los arqueólogos opinan que la civilización minoica desapareció alrededor del
1500 aC y que únicamente el complejo principal de Cnosos sobrevivió a la
catástrofe y fue conquistado una generación después. Los sismólogos afirman
que Thera hizo explosión alrededor del 1470 aC. La fuerza de la erupción fue
indescriptible; la montaña arrojó miles de toneladas de rocas y piedra pómez
antes de desmoronarse, hundida en el magma, dejando únicamente el rosario de
islas y los abruptos acantilados que aún pueden contemplarse hoy en día.Los
acantilados de Thera se elevan a doscientos metros sobre la bahía, de aguas
tan profundas que los barcos no pueden anclar en ella. Están cubiertos con
estratos de piedra volcánica que alcanzan hasta sesenta metros de espesor en
algunas zonas. No existen relatos coetáneos de la explosión, pero sí de
sucesos similares en época moderna. La más destacable es la erupción de
Kracatoa, en Java, que tuvo lugar en 1883.
Las consecuencias producidas por Kracatoa fueron terribles: trescientas
ciudades y pueblos de las islas de Sumatra y Java, situadas a unos ochenta
kilómetros de distancia, fueron anegadas por las olas, y más de treinta y
seis mil trescientas ochenta personas perdieron sus hogares. Las olas se
elevaron a treinta y cinco metros y el sol quedó oscurecido por una nube
volcánica de cientos de kilómetros. Y existen indicios que permiten suponer
que Thera sufrió una explosión al menos igual, si no superior a la del
Kracatoa.
¿Pudo ser la erupción de Thera responsable de la desaparición de los
minoicos? Es muy probable, ya que la mayoría de los palacios minoicos se
encontraban en las peligrosas costas del norte de Creta. En 1966, al sur del
pueblo de Akrotiri, situado en Thera, unos arqueólogos descubrieron una
importante colonia minoica bajo una capa de piedra pómez. Algunos palacios
cretens,es conservaban restos volcánicos. Únicamente se salvó el de Cnosos
por estar situado en tierras altas, lejos del mar, y no cabe duda de que en
la imagen de una gran cultura insular, que desapareció súbitamente en una
sola noche, podemos encontrar los ingredientes básicos de una leyenda griega
posterior, la de la Atlántida.
Sir Arthur Evans fotografiado en 1936 en una
exposición de antigüedades griegas, rodeado de objetos del palacio minoico
de Cnosos, que él mismo había excavado. A la derecha, una reproducción del
trono de Minos, rey legendario de Cnosos y guardián del Minotauro. La
civilización minoica desapareció tan rápidamente que se la considera posible
fuente de la leyenda de la Atlántida.
Una ciudad moderna se alza en los acantilados de Santorini. Las rocas son
restos de un antiguo volcán que entró en erupción en 1470 aC y esparció
oleadas de materiales volcánicos que cubrieron la Creta minoica y llegaron a
112 kilómetros mar adentro. ¿Es éste el origen de la leyenda de la Atlántida
desaparecida?
Una gigantesca vasija cerámica de almacenamiento procedente del palacio
minoico de Cnosos. Se han encontrado muchas otras similares a ésta en otros
yacimientos minoicos, en algunos casos resquebrajadas o rotas a causa del
calor de una capa de materiales volcánicos, prueba de la erupción que, según
se cree, destruyó la civilización minoica.
La civilización minoica, anterior a la griega clásica, se caracterizó por
una vida artística y cultural exuberante. Las brillantes pinturas murales
descubiertas y restauradas por Evans, del palacio de Cnosos, uno de los
escasos centros minoicos que se libraron de la destrucción súbita y
misteriosa, constituyen un auténtico tesoro artístico. |
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