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ISLA DEL TESORO
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La
leyenda de la «isla del tesoro» del capitán Kidd se difundió rápidamente
tras su muerte y el valor del tesoro se multiplicó, transformándose en
millones, aunque no existe ninguna prueba concluyente de que Kidd se
apoderase de algo más que el oro, la plata, las joyas y las sedas del Quedah
y el Doncella durante la breve temporada en que se dedicó a la piratería.
Una parte de las ganancias se repartió entre los miembros de la tripulación
que se quedaron en Madagascar cuando Kidd atracó allí en 1698, y otra parte
fue a parar a manos de los marineros que abandonaron la corbeta Antonio en
Lewes, en la bahía de Delaware, antes de que Kidd llegara a Boston en julio
de 1699. También sabemos que, antes de que Kidd atracara en esta ciudad, se
detuvo en la isla de Gardiner, frente a las costas de la isla de Long, para
dejar fardos y cofres, y que al menos uno de ellos contenía oro. Pero lord
Bellomont encontró rápidamente esos objetos y se los llevó consigo sin dejar
rastro.
Los escépticos mantienen que los relatos originales sobre el tesoro de Kidd
se basan en sus actividades en la isla de Gardiner y que la carta que
escribió en la víspera de su ejecución sirvió para echar más leña al fuego.
Dicha carta sigue siendo la única prueba concluyente de la existencia del
tesoro. Palmer encontró todos los mapas en cofres marinos auténticos de la
época de Kidd, con el nombre del capitán, y la caligrafía parece coincidir
con la escritura de Kidd. Pero, siempre según los escépticos, que un solo
hombre encuentre nada menos que cuatro mapas piratas al cabo de más de
doscientos años resulta demasiada coincidencia.
El mapa más explícito apareció en 1934, en el interior de un cofre con la
siguiente leyenda: «William y Sarah Kidd, Su cofre.» Indica la latitud y
longitud de la isla, así como instrucciones en código sobre el lugar en que
está escondido el tesoro. Pero en aquellos días, la latitud no se calculaba
en todo el mundo a partir del meridiano de Greenwich, de modo que los datos
del mapa no son muy útiles. Además, el código no ha acabado de descifrarse y
otro factor que complica aún más las cosas es que la isla está situada, sin
lugar a dudas, en el mar de la China. Que se sepa, Kidd no llegó a esa zona
en el transcurso del viaje que realizó entre 1696 y 1699.
Un descubrimiento japonés
Según cierta teoría, podría tratarse de la isla de Yokoate, que forma parte
de un archipiélago que se extiende desde el sur del Japón hasta Taiwan. En
1952, unos pescadores japQneses se refugiaron en una cala de aquella zona.
Explorando en tierra, encontraron grabados de un animal con cuernos en la
superficie de una roca. El descubrimiento llegó a oídos de un erudito
japonés, Nagashima, que recordó que Kidd a veces firmaba con el dibujo
estilizado de un cabrito, una broma que hacía con su apellido. (En inglés,
Kid significa cabrito.)
Nagashima inspeccionó el lugar, donde se rumorea que encontró la entrada de
una cueva casi cubierta por completo de maleza. Según cuentan, en su
interior había un montón de viejas cajas de hierro con unos cincuenta
millones de dólares en monedas de oro y plata, que Nagashima envió a Tokio
en el más absoluto secreto. Más adelante, la prensa japonesa dio la noticia
de que Nagashirna había desaparecido, al parecer llevándose el tesoro, y de
que la policía lo perseguía.
Tanto si es cierto que Nagashima encontró el tesoro de Kidd como si no, mu
chas personas sostienen que la referencia al mar de la China que aparece en
los mapas es correcta. Aseguran que los mapas, o el original del que fueron
copiados y que se ha perdido, no señalan el escondite de las riquezas de
Kidd, sino que éste los adquirió en una época concreta mientras actuaba como
corsario. Esta teoría explica un misterio: por qué un comerciante próspero
aceptó la arriesgada misión de combatir contra los piratas. Se dice que el
objetivo de Kidd consistió siempre en aprovechar la ocasión del viaje del
Adventure para encontrar la isla del mar de la China y que confeccionó
varias copias del mapa por si uno se perdía o lo robaban.
Los que comparten esta opinión añaden que esto explica por qué Kidd, en su
última carta, no especificaba el lugar en que se encontraba el tesoro:
porque él mismo no lo sabía con exactitud. Por otra parte, como lo que
intentaba era comprar su vida y no era precisamente estúpido, ¿por qué
habría tenido que dar todos los detalles a sus carceleros hasta que le
prometieran el perdón?
Otras islas
Otros piensan que el mapa que sitúa el tesoro en el mar de la China no es
más que una treta, ideada para despistar a quien por casualidad se tope con
el mapa, y que en realidad Kidd enterró el tesoro mucho más cerca de su
país.
El Caribe es un posible escondite, pues fue allí donde Kidd cambió el Quedah
por el Antonio. Esto último no parece muy probable, porque para entonces ya
habían reducido el barco a chatarra y, casi con toda seguridad, lo habían
saqueado. Sin embargo, si Kidd hubiera escondido el cargamento en algún
lugar de las islas y hubiera utilizado el nombre del barco como una especie
de taquigrafía para comunicarse con Bellomont, la historia tendría más
sentido, pero no se ha encontrado ninguna prueba de que esto sucediese, por
lo que resulta difícil apoyar esta teoría.
La teoría más interesante sitúa la isla de Kidd mucho más al norte, frente a
las costas de Nueva Escocia. Se trata de la isla de Oak, que es objeto de
las investigaciones de muchos buscadores de tesoros desde 1804, pero aún no
se han desentrañado todos sus secretos.
En los tratos que tuvo posteriormente con Bellomont, Kidd debió hacerse con
gran parte de las fabulosas riquezas que, según aseguraba, había dejado en
las bodegas del Quedah.
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