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El
porvenir a merced del azar Símbolos herméticos
Aunque el gran maestro
Fulcanelli está considerado como uno de los
investigadores y estudiosos del fenómeno esotérico más notorios de todos los
tiempos, sin embargo, su aportación al desvelamiento
de los símbolos herméticos encerrados en
fas piedras
milenarias de las catedrales, es lo que ha hecho que se popularicen sus enseñanzas.
Quien no conoce su prestigiosa obra
"LElUYSTEREDESCATHEDRALEy
("BIVUsteno de fas
Catedrafesfí), la cual
rparcó un hito en el conocimiento de las
doctrinas herméticas difícilmente superable y que,
a la vez, sirvió
de gura para profundizar en el estudio de
los fenómenos
ocuttos, esotéricos y aiquimicos. La obra
de Fulcanelli conserva toda la sabiduría
ancestral de las piedras de las canteras medievales,
talladas por manos artesanales conforme a los
criterios de los grandes magos y adivinos, y, al mismo tiempo, contiene la
fuerza de la convicción de los símbolos y
signos emblemáticos más representativos de todos los siglos.
Las bóvedas de las catedrales representaban,
en su primigenio origen, la unión entre los
trascendente y lo inmanente, entre el Cielo y la Tierra, entre las deidades
del Mano
Trascendente y del Plano Inmanente.
Posteriormente, según las figuraciones
arquitectónicas más sublimes, se produjo la separación entre ambos planos,
lo cual tuvo corno inmediata consecuencia el advenimiento de! vacío y de la
nada. de la noche y del día. de la miseria y la abundancia, de la realidad y
la ficción, del amor y el odio..., en suma, la
diversidad de los contrarios se estableció en
el cosmos y su expresión simbólica quedó materializada en las catedrales, de
aquí que sus secretos y sus misterios hayan ocupado la mente
de los más notorios-estudiosos
del fenómeno esotérico y, en todo caso. la piedra angular vendría
a ocupar el centro de toda edificación. Para algunos autores, la piedra
angular se erige en la clave de toda
construcción, en centro de la
tróveda celeste y, en consecuencia, la esencia
del mundo -en cuanto cosmos inmenso, o macrocosmo, y en cuanto cosmos
concreto y limitado, o microcosmo-
se encuentra en el mismo lugar elegido para colocar la piedra angular: la
primera piedra del Universo. Por ello, donde se hallare la piedra angular,
allí se encontrará la esencia del Universo.
El
porvenir a merced del azar
Tesoro de tesoros
El gran maestro Futeanetii,
autor del célebre libro
"E^Mistem de fas
Catedrales",
marca un hito en la historia del fenómeno
esotérico y ocultista con sus teorías sobre el significado enigmático de las
catedrales, desús piedras, de sus bóvedas.
Oigamos lo que dice el propio Fulcanelli al
respecto: "Santuario de la Tradición, de la
Ciencia y del Arte, la catedral gótica no debe
ser contemplada como una obra únicamente dedicada
a la gloría del
cristianismo, sino más bien como una vasta
concreción de ideas,
de tendencias y de fe populares, como un todo
perfecto al que podemos acudir sin temor cuando tratamos de conocer el
pensamiento de nuestros antepasados, en todos tos
terrenos: religioso,
laico, filosófico o social. Las atrevidas
bóvedas, la nobleza de fas naves, la amplitud
de proporciones y la belleza de ejecución hacen de la catedral
una obra original, de incomparable armonía,
pero que el ejercicio del
culto parece no tener que ocupar enteramente.
Si el recogimiento,
bajo la luz espectral y polícroma de las altas
vidrieras, y el silencio,
invitan a la oración y predisponen a la meditación,
en cambio ¡apompa,
la estructurar la ornamentación producen y reflejan,
con extraordinaria fuerza, sensaciones
menos edifícantes, un ambientemos
laico y. digamos la palabra, casi pagano. Allí
se pueden discernir,
además de la inspiración
ardiente nacida de una fe robusta,
las mi] preocupaciones de la gran alma
popular, la afirmación de su conciencia y de su voluntad propia, la imagen
de su pensamiento en cuanto tiene éste de complejo,
de abstracto, de esencial,
de soberano", Es de tal envergadura la
investigación que realizó
Funcanelti sobre las catedrales, desde el
punto de vista alquímico, esotérico y
ocultista que, en puridad, nadie ha alcanzado
el nivel de los logros del maestro. En este sentido, algunos de sus discípulos
y, como es obvio, la mayoría de sus adeptos,
han calificado la obra de Fulcanelli como eJ
"Tesoro de los Tesoros^,
en verdad, no han exagerado, puesto que las páginas de
"Ef Mistem de
tes CotedrofQS"
recogen una serie de estudios, asertos y consejos tendentes a descubrir a
los humanos una nueva dimensión en sus vidas,
pues, tal como lo escribe Fulcanetii,
'la catedral
es el refugio hospitalario de todos los infortunios".
El porvenir a
merced del azar
Fulcanelli
De entre los grandes
maestros que dedicaron \o mejor de
su vida ai estudio del
esoterismo, con todas sus implicaciones,
destaca Fulcanelli, maestro de maestros y sabio entre los sabios. El
verdadero nombre de Fulcanelli no se conoce ni,
como explican sus discípulos y adeptos, se
conocerá jamás. Los datos sobre la vida de este ilustre y misterioso
personaje, que firmaba sus escritos con el
seudónimo de Fulcanelli, son escasos. Se sabe que aún vivía
después de la Segunda Guerra Mundial y que,
tras la liberación de Francia, desapareció como por ensalmo. Las
investigaciones sobre el paradero de Fulcanelli,
particularmente por parte de los estudiosos de las ciencias herméticas,
resultaron de todo punto infructuosas y, salvo algunos discípulos
privilegiados, nadie
conoció la verdadera identidad del maestro Fulcanelli. Este remitiría sus
obras, hallazgos e investigaciones a su admirador
y discípulo predilecto Eugene
Canseliet quien, en el prólogo a la célebre
obra "EL Misterio de las Catedrales" explica
que Fulcanelli ya murió: "Desapareció
al sonar la hora fatídica,
cuando se produjo ¡a Señai. ¿ Y quién se
atrevería a sustraerse a la Ley?
Fulcaneffiyano exista.
Sin embargo, y
este-es nuestro consuelo, su pensamiento
permanece, ardiente y vivo,
encerrado para siempre en estas páginas como
en un santuario. Gracias a él, la catedral
gótica nos revela su
secreto. Y así nos enteramos de cómo fue tallada
por nuestros antepasados la primera piedra de
sus cimientos, resplandeciente gema, más
preciosa que el mismo oro."
Con estas palabras, nos introduce el discípulo de
FulcaneHi en el meollo mismo del valor
emblemático que la obra de aquél atribuyó a
cada una de las piedras de las catedrales medievales.
Por lo demás, nadie reveló nunca la verdadera identidad de FulcaneHi
y, en consecuencia, nada cierto se sabe acerca de su persona; y así, cobra
mayor importancia su obra, especialmente sus escritos dedicados al
estudio y desvelamiento de la simbotogía
hermética y oculta de las catedrales góticas.
El libro de Fulcanelli se erige, así, en uno de los documentos esotéricos,
alquímicos y ocultistas más interesantes de
cuantos hasta ahora se han publicado. El saber
inapreciable de Fulcanelli le lleva a aconsejar a la humanidad:
"Nuestra estrella
es única y, sin embargo, es doble. Aprenda a
distinguir su huella real de su imagen,
y observaré
que-bfiffQ con mayor intensidad a la luz
del día que en las tinieblas
de^fa noche"
El porvenir a
merced del azar Arte mágico
"La catedral,
dice Fulcanelli, "es el refugio mágico de
todos los infortunios. [...] Es asilo
inviolable de los perseguidos y sepulcro de los difuntos ilustres. Es la
ciudad dentro de la ciudad, el núcleo intelectual
y moral de la colectividad, el corazón de la actividad pública, el apoteosis
del pensamiento, del saber y del arte. Por la abundante floración de su
ornato, por la variedad de los temas y de las escenas que la adornan, la
catedral aparece como una enciclopedia muy completa y variada -ora ingenua,
ora noble, siempre viva- de todos los conocimientos medievales. Estas
esfinges de piedra son, pues, educadoras, iniciadoras primordiales. Este
pueblo de quimeras erizadas, de juglares, de mamarrachos, de mascarones y de
górgolas amenazadoras
-dragones, vampiros y tarascas- es el guardián
secular del patrimonio ancestral. El arte y la
ciencia, concentrados antaño en los grandes
monasterios, escapan del laboratorio, corren al edificio, se agarran a los
campanarios, a los pináculos, a los arbotantes, se cuelgan de los arcos de
las bóvedas, pueblan los nichos, transforman los vidrios en gemas preciosas,
los bronces en vibraciones sonoras, y se
extienden sobre las fachadas en un vuelo gozoso de libertad y de expresión.
¡Nada más laico que el exoterismo de esta
enseñanza! Nada más humano que esta profusión de imágenes originales, vivas,
libres, movedizas, pintorescas; a veces
desordenadas y siempre interesantes; nada más emotivo que estos múltiples
testimonios de la existencia cotidiana, de los gustos, de los ideales, de
los instintos de nuestros padres; nada más cautivador, sobre todo, que el
simbolismo de los viejos alquimistas, hábilmente plasmado por los modestos
escultores medievales.Nadie -añadimos nosotros- como el gran maestro
Fulcanelli, cuya identidad sigue permaneciendo
en el anonimato (únicamente se conocen sus obras a través de alguno de sus
discípulos y mentores), para explicar el sentido mágico y esotérico de las
catedrales góticas y de sus piedras, bóvedas y vidrieras. Fue Fulcanelli
quien consideró a la catedral gótica como el templo
alquímico por excelencia e, incluso, llegó a
afirmar, en su célebre obra
"El Misterio de las
Catedrales",
que las catedrales góticas, por sus planos y su arquitectura inigualable,
eran la glorificación muda, pero efectiva, de la antigua ciencia
hermética. Al respecto, la investigación que, sobre la catedral de
Notre-Dáme, llevó a cabo Fulcanelli no tiene
parangón en la historia del esoterismo y el
ocultismo; y, gracias a tan egregio maestro,
hoy se sabe mucho más acerca de los oscuros misterios, el arte mágico, que
encierran en las catedrales góticas.
El porvenir
a merced del azar
Gótico
Siguiendo con el
estudio de los escondidos secretos que albergan entre sus piedras, columnas,
cimientos, vidrieras y torres las catedrales góticas, y teniendo como guía
única de todas disquisrcron esotérica
ta obra del gran maestro Fulcanelli, cuya
notoriedad ha ido pareja con su anonimato, se
hace necesario desentrañar el significado
último, y oculto, del término "gótico".
Ningún investigador del ocultismo y del
esoterismo ha captado, con la profundidad que
lo ha hecho Fulcanelli, el significado último
del enigmático término que ha venido a designar estas edificaciones que son
las catedrales góticas. El término "gótico"
es estudiado por Fulcanelli en su célebre obra
"El Misterio de las Catedrales"
y, después de una breve introducción, en la que cita
lo que se ha venido especulando acerca del
sentido encerrado en el término "gótico",
introduce al lector en un mundo pleno de matices y riqueza
dialéctica. Y así, Fulcanelli comienza
diciendo que el término
"gótico" no
tiene nada que ver con
tosGodos, ese antiguo pueblo
germánico al que los romanos denominaban "bárbaro"
porque sus costumbres eran diferentes de las de ellos. Otros autores,
continúa Fulcane^, identifican
et término "gótico"
con el vocablo "gótico"
(="mág/co")
y, de este modo, afirman que el "Arte Gótico" se encuentra en
estrecha relación con el "Arte Goéticon o
^Arfe Mágico".
Sin embargo, ninguna de estas explicaciones
satisface a Fulcaneili quien desvela un
significado, hasta entonces inédito, del término
"gótico". Dice Fulcanelli, al respecto,
que- los vocablos
"arte gótico" no son más que una deformación ortográfica del concepto
"argótico" y, fonéticamente, no se
distinguen en absoluto. Desde este punto de vista, y en opinión del gran
maestro, te catedral sería, entonces,
una obra de ^arí
gotr^ o de "afgo^". A partir de aquí,
Fulcanelli señala que los diccionarios definen el vocablo
"argot" como
"una lengua particular
de todos los individuos que
tienen interés en comunicar sus pensamientos
sin ser comprendidos por los que fes rodean".
De este modo, el gran maestro llega a denominar al arte gótico como una cabala
hablada y lo asocia, además, a los argonautas
de los pueblos clásicos que hablaban la argótica
mientras remaban en busca de las costas en las que pensaban hallarían
el Vellocino de Oro. Además, Fulcanelli dirá que hoy en día,
el "argot ha quedado convertido en lenguaje
de una minoría de individuos que viven fuera de las convenciones, de
los usos y del protocolo,
impuestos por la mayoría".
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