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CHERNOBYL

 

 

"La primera vez que sobrevole el reactor todo estaba en silencio. Parecía un cementerio recuerda Ion Kostin." El hombre que documentó la catástrofe sin medir los riesgos

EL FOTOGRAFO IGOR KOSTIN FUE EL PRIMERO EN LLEGAR AL LUGAR DEL ACCIDENTE, AL QUE VISITARIA OTRAS CINCO VECES

Como, la radiación se sigue manifestando, es difícil calcular con precisión la cantidad de víctimas que produjo la tragedia. Se cree que la lista de personas afectadas de un modo u otro rondaría los 15 millones, sumando ucranianos, rusos, bíelorrusos y habitantes de países europeos vecinos.

El adiós definitivo a Chernoby1 fue el 15 de diciembre de 2000.
solo protestaron el cierre los empleados de la central.


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El 26 de abril de 1986 explotaba un reactor de la central atómica de Chernobyl provocan( un escape radiactivo que se expandió sobre casi toda Europa. Tuvieron que pasar meses años para medir sus catastróficas consecuencias: decenas de miles de muertos y hasta  millones de afectados. Un fotógrafo documentó la historia desde el mismo dia del accidentde la Zinaida Kordyk aquella madrugada del sábado 26 de abril 
de 1986, hace casi 15 años, cuando las agujas de sus medidores enloquecieron 
frente a sus ojos desconcertados "No puede ser pensó.
Pero era. El nivel de radiactividad en el ambiente que sus equipos le devolvían cada tres horas había pegado un salto brusco y repentino. 
"¿Será un error de los lectores?" No, no era. A uno- cuantos metros de  ahí un humo lúgubre crecía bajo el cielo limpio de Chernoby1, a 120 kilometros de Kiev -la capital de Ucrania..
. Un terrible: el accidente nuclear más grave de la historia acababa de ocurrir. Sin saberlo, sin siquiera imaginar las dimensiones quela catástrofe iba a ir ensanchando más y más durante años, el fotógrafo Igor Kostin aceptó sin pensar -sólo así pudo haberlo hecho- la invitación que un am igo piloto de aviones le hizo para sobrevolar la planta atómica, cuando sólo habían pasado tinas pocas horas desde que se desató el primer
incendio. "El reactor todavía humeaba -recordaría después-, y yo saqué unas cuantas fotos." Fueron las primeras, Podías sentirel silencio. Era como un cementerio." Era un cementerio. 0 iba camino a serlo. Durante los siguientes cuatro años, Igor y su cámara regresaron cinco veces a la zona, y aun recorren Europa buscando retratarlas consecuencias que la explosión todavía produce sobre las personas que soportaron radiaciones. La gente tiene el derecho de saber", era su unica respuesta cuando le advertían sobre el peligro que corría.
¿Cómo empezó todo? Ni siquiera bajo el severo orden soviético los controles cerraron el paso alas iniciativas -más o menos lógicas, más o menos bienintencionadas, abso imprudentes- con que los cie tíficos y operarios de la cen de Chernoby1 intentaron averiguar cuan seguro era el comportamiento de los cuatro reactores atómicos entre los que ha( ía n sus cálculos. Para hacerlo intentaron un experimento que re fatal: disminuyeron la potencia de tino de los reactores (en cuyo
interior se provoca la ruptura -fi de un átomo de uranio provocando una reacción en cadena que genera energía) con la intención de saber durante cuánto tiempo sin recibir vapor seguirían funcionando las bombas refrigerantes de emergencia. Claro, hubiera sido más seguro apagar el aparato, pero para evitar otras reacciones físicas que hubieran ocurrido al reencenderlo enseguida -similares al "ahogo" de un carburador automovilístico- prefirieron no hacerlo. La caída de la potencia fue muy grande -al uno por ciento de la capacidad máxima-, y para hacerla completa desconectaron todos los seguros que habrían apagado el reactor. A la 1.23 de la madrugada, y con las bombas refrigerantes desactivadas, el calor sobrecalentó el corazón del reactor, el agua de las cañerías se evaporó, el vapor reventó los caños y produjo una primera explosión.
Una máquina de 200 toneladas apoyada encima del reactor se derrumbó rompiendo más caños, se produjeron mezclas de hidrógeno y oxígeno que al explotar arrojaron por todas partes productos de fisión altamente radiactivos. Tal la génesis de la tragedia.
Mientras un grupo de bomberos evitaba con su audacia y sus mangueras que los 30 incendios desatados contagiaran la catástrofe a los otros tres reactores, la sombra i nsible de una enorme nube radia va iniciaba su vuelo mortal haci norte y el oeste, empujada le mente por el viento sin que n pudiera detenerla. Excepto po espantada meteoróloga ucrania nadie supo de la explosión hasi mañana del lunes 28, cuando de los obreros de la planta aton sueca de Forsmark -al norte de tocolmo- escuchó la alarma del tector de radiación al entrar el trabajo: el polvo que cubría sus tas era radiactivo. ¿Había pas por algún sector restringido? ¿Alguien le había prestado los patos? Tampoco. Los análisis daron poco en revelar que esta la radiactividad estaba afuera .Dónde? Cómo saberlo. Dura todo ese día se establecieron contactos reservados con Estados   dos para establecer el origen ¿ fuga, cuya magnitud tampoco conocía. Sólo a las 9.02 de la no¡ cuando las sospechas ya apu ban hacia la Unión Soviética, N cú difundió un breve comunica "Ha ocurrido un accidente e planta de energía de Chernot uno de los reactores resultó di do. Están tomándose medidas 1 eliminar las consecuencias de. cidente. Se está asistiendo a las sonas afectadas."
Además de los 31 muertos que la misma explosión que abrío hueco en el techo del reactor, primeras "personas afectadas" la radiación fueron evacuadas sivamente a toda velocidad: má 100.000 habitantes de las ciudad de Chernoby1 y Pripiat fueron salojados en menos de 40 ho con el encargo de que sólo lleva consigo lo justo porque regresarían a sus casas en cuestión de e Nunca más lo hicieron. Con chos de ellos -25.000 personas gobierno fundó la ciudad de SI, tich, que fue levantada en tier .Antes de dejado todo para dedicar su vida a la fotografía profesional, Igor Kostin era un ingeniero civil más preocupado en resolver cómo se construían los edificios que en retratar cómo podrían llegara quedar después que una tragedia los destruía. Entonces tenía 36 años. Trece temporadas después, cuando trabajaba como corresponsal fotográfico en Kiev para la agencia de noticias soviética Novosti, se enteró que acababa de ocurrir un accidente en la central atómica de Chernoby1, a 120 kilómetros de su casa. Era el 26 de abril de 1986. Sin pensado dos veces, ese mismo día voló sobre la planta y tomó las primeras imágenes de la tragedia, ahora históricas. Profundamente conmovido, volvió con su cámara otras cinco veces hasta 1990. En ese lapso fue testigo de un catálogo de horrores personales: chicos quemados por los incendios que causaron las explosiones, personas refugiadas como pañas lejos de sus casas mientras la radiactividad empezaba a manifestarse en sus cuerpos, bebés y animales que nacían con deformaciones horribles. 'Ahora me resulta difícil vivir como una persona normal", suele decir. Y su cuerpo le da la razón: poco quedó de normal en la vida de igor quien después de haberse sometido a una radiación cinco veces mayor a la aceptable suele sentirse cansado, a veces camina con dificultad y ya tuvo que ser intemado en tres ocasiones. Nikoiai, su hijo de 16 años, teme por su vida y suele pedirle que no regrese más a Chernoby1. Para logrado, tendría que rogar que allí no hubiera más noticias. Kostin, vestido para la ocasion prepara su equipo en una salida. récord con trabajadores provenientes de ocho repúblicas soviéticas. Mientras tanto, en Europa se trataba de contener el pánico y de multiplicar las mediciones y recaudos en medio de una polémica envenenada de acusaciones. ¿No se tendría que haber vigilado mejor a las centrales soviéticas? ¿Para qué sirven los espías? ¿Son seguras nuestras propias centrales atómicas? Las autoridades sanitarias de varios países establecieron restricciones a la compra de alimentos provenientes de un área de 1.000 kilómetros alrededor de la central para evitar alteraciones genéticas, y sólo les quedó orientar sus presupuestos médicos para atender lo mejor posible las consecuencias del accidente, que ya iban a llegar. Es dificil contar a las víctimas que produjo el desastre de Chernoby1, porque la radiación sembrada en quince años aún sigue manifestándose. Se cree que en este tiempo murieron entre 45.000 y 300.000 personas; las autoridades ucraniana calculan que en ese país hay 3,4 millones de afectados (el 6,5 por ciento de la población), de los cuales 1,3 millones son niños; si se cuentan los afectados en Bielorrusia (donde cayó el 70 por ciento de la radiación) y en Rusia, la cifra supera los 7 millones. Incluyendo a los perjudicados en el resto de Europa, son unas 15 millones de personas las afectadas de algún modo por la desgracia. Los casos de cáncer detectados desde entonces se multiplicaron por diez, y aún siguen naciendo bebés con malformaciones causadas por la radiación que soportaron sus padres.
Con una zona adyacente de 30 kilómetros cuadrados desocupada por completo después del accidente, en la central de Chernoby1 la actividad se multiplicó de la mano de los "liquidadores", tal como fueron bautizados los encargados de controlar al monstruo. La prioridad era sepultar cuanto antes la fuga ra diactiva, por lo que durante 10 o fueron arrojadas desde helicó ros más de 5.000 toneladas de na, mármol molido, plomo, bo cemento. Entre mayo y diciem del 86 sobre ellas se construy sarcófago, una estructura de i 100 metros de alto que contii 700.000 toneladas de acer( 400.000 de hormigón.
Los técnicos estiman que aguas rá sin fisuras hasta el 2015, p cuando -se supone- estará list próximo ataúd, que se comenza a levantar sobre su antecesor el, próximo. Acorralado por los el tos que la tragedia produjo en to el mundo y sin el paraguas prot tor de la desaparecida Unión: viética, el gobierno de Ucrania vio obligado a programar el cie defl ti itivo de la central. En 1991, sactivo el reactor número 2,
en 1996 el número 1 y el pasado 15 de diciembre se apagó la última lucecita del reactor número 3. Adiós Chernoby1.
Pero no todos están felices con el fin de la central nudear. Entre los descontentos se cuenta la mayoría de sus empleados, que bajo el argumento de su ira porque el gobierno de su país "se ha puesto de rodillas ante Estados Unidos", esconden la más doméstica desazón que les provoca una segura reducción de sus salarios a un tercio, o la llegada de la más occidental plaga del desempleo. Nueve mil de los habitantes de Slavútich vieron así cómo se iban perdiendo los privilegios que hasta ahora les permitieron asomar sus cabezas por sobre la miseria que azota a millones de sus compatriotas, sin que ninguna protesta pudiera torcer este destino aciago, que alcanzará este año a los últimos 2.914 ex trabajadores de la planta. No pensaba en ellos el presidente ucraniano Leonid Kuchma cuando ordenó que apagaran el último
reactor activo hace cuatro meses Más bien celebraba el éxito de presión (¿alguien dijo chantaj, sobre Washington y Europa pa conseguir el financiamiento que permitirá terminar las dos nuev centrales atómicas de Rovnc JrneInitski. Es que Chernoby1 -p veía el 7 por ciento de la eléctrica que consumía el país, sumido una grave crisis económica que impide absorber por sí solo el cie de la fatídica planta tal como Ku ma le había prometido al ex presidente Bill Clinton.
La solución llegó a Ucrania a fi del año pasado, cuando aterriza los primeros billetes prometí por el Banco Europeo de Recc trucción y Desarrollo (215 millo de dólares) y la Unión Europea ( millones). Se estima que el Gr de los Siete (integrado por los ses más industrializados del m do) firmará los créditos que fa para reunir los 1.500 millones dólares que cuesta poner en 1 cionamiento los dos nuevos rea res, previa promesa de extrema normas de seguridad. Pero es otra cuestión.
En Chernoby1, donde los ojos mundo lloraron de espanto ha( años, la central atómica yace va Y parece un cementerio. Otra.

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