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Rusia norada del "enviado de Díos "

EL ASESINATO DE RASPUTIN  

  A la conquista de la corte  

Un asesinato programado  

El misticismo en Rusia

Yusupov cuenta

Rasputin en la pelicula el monje loco

Rasputin y su corte

pelicula yo mate a rasputin(1967)

El 16 de diciembre de 1916, el príncipe Yusupoy y algunos otros aristócratas deciden poner fin a la vida de Gregorio Rasputín, monje corrupto, mujik borracho, que penetró en el círculo íntimo de la familia imperial gracias a sus poderes de curandero. Pero la tarea de aquella noche resulta bastante nLás dificil de lo previsto. Gregorio proviene de un pueblo siberiano que abandonó un día para dedicarse a la religión, la meditación y la vagancia. Después de algunos años de este vagabundeo místico, adquiere en su región natal la reputación de starets, o sea, de hombre santo. En 1904, abandona Siberia para ir a San Petersburgo y pide hospitalidad en la Academia de teología, donde es presentado al obispo Hermógenes y al gran predicador Eliodoro. Estos son seducidos en seguida por su fe, lo adoptan y favorecen su entrada en la sociedad de la capital. Desde entonces se comienza a hablar de él, tanto por los milagros que realiza, como por los desórdenes e inmoralidades de los que es instigador.

  A la conquista de la corte

  La corte del Zar Nicolás 11 vive un drama. El zarevitch Alexis, único heredero de la corona, está aquejado por una enfermedad incurable, la hemofilia, que lo hace sufrir terriblemente. La reputación de Rasputín llega a oídos de la zarina Alejandra, quien convoca a la corte al "hacedor de milagros." Este logra atenuar en varias ocasiones los sufrimientos del joven enfermo e incluso llega a detener hemorragias normalmente fatales. ¿Podríamos hablar de puras coincidencias entre la llegada de Rasputín y la innegable mejoría de la salud del niño? Es imposible responder con certeza. Sin embargo, la influencia aparentemente positiva que el hombre ejerce sobre la enfermedad del pequeño Alexis explica la fuente de su poder sobre la zarina, sobre la corte y en el mundo aristocrático de San Petersburgo. La familia imperial le profesa una amistad tal, que se le empieza a designar como el "zar por sobre los zares". Rasputín profita ampliamente de la fascinación que ejerce, particularmente en las mujeres. Cuando una joven mujer, de preferencia bonita, viene a pedirle consejo, él no duda en abusar de ella mientras le habla de Dios y de la redención. La fama de su vida, de una inmoralidad sin límites, no le impide tener una corte femenina a su servicio, dispuesta a hacer todo por él. El departamento de Rasputín se vuelve pronto el lugar de paso obligado de todos los solicitantes imaginables así como de los personajes más importantes. En 1916, el presidente del consejo Sturmer y el ministro del interior Protopopov participan en sesiones de espiritismo que Rasputín organiza en su casa. Esta importancia desmesurada suscita tanto odio como celos en los medios influyentes, que se termina por atribuirle una actividad y una responsabilidad política que no tiene en realidad, incluso si la zarina está a sus órdenes.

  Un asesinato programado

  En 1916, las derrotas de Rusia en el frente de batalla y la desintegración del Estado suscitan una ola de indignación en todo el país. Si todo va mal, es necesariamente por culpa de la mala influencia que Rasputín ejerce sobre el zar, y las derrotas del ejército sólo se explican, según la opinión pública, porque el starets se ha vendido al espionaje alemán. En esta atmósfera de descomposición del país, un cierto número de aristócratas, como el gran duque Dimitri Pav1ovitch, emparentado con el zar, piensan que la única forma de ayudar al país es deshaciéndose del monstruo que es Rasputín. Un joven príncipe de diecinueve años, Félix Yusupov, se siente investido para cumplir esta misión. El 29 de diciembre de 1916 invita a Rasputín a su casa, al palacio de la Moika, con el pretexto de presentarle a su mujer. Con sus cómplices, el príncipe hace preparar un pastel impregnado de una dosis de cianuro capaz de matar a veinte personas y vierte del mismo veneno en el vaso destinado a Rasputín. Llegado donde Yusupov, el staretsse instala, come los diferentes platos que le son ofrecidos y, a pesar de que el cianuro demora normalmente sólo algunos minutos en surtir efecto, Rasputín sigue sintiéndose muy bien durante dos horas. El priincipe está exasperado y Rasputín pide algo para beber. Decidido a terminar de una vez, Yusupov toma su revólver y dispara a quemarropa. Con el ruido, los córnplices surgen de sus escondites; un médico que examina a Rasputín concluye que todavía está vivo. Al poco tiempo su respiración se detiene y sus asesinos bajan el cuerpo al subsuelo del palacio. Sólo algunos minutos más tarde, Rasputín se levanta, intenta estrangular a Yusupov y se precipita al exterior: son necesarias cuatro balas más para que caiga al suelo y varios golpes de garrote para romperle el cráneo. Los conjurados envuelven el cuerpo y lo lanzan al río Neva. Cuando se encuentra el cadáver en el agua, se' constata que aún estaba vivo cuando cayó a las aguas de] río: Rasputín murió ahogado. Esta resistencia excepcional contribuye a la leyenda de Rasputín como un "superhombre". ¿Era acaso insensible al veneno? Esto permanece en el misterio. Era en todo caso lo que llamamos una fuerza de la naturaleza y tenía un temperamento fuera de lo común.

El misticismo en Rusia

Después del siglo XVII y hasta la revolución de 1917, un gran número de sectas nacen en Rusia. Sus numerosos adeptos practican rituales muy extraños.
"Los combatientes del espíritu". Ellos consideran la religión ortodoxa como una forma de idolatría, rechazan el bautismo y no se persignan antes de orar como lo exige la tradición; tampoco aceptan la institución del matrimonio porque consideran que el consentimiento mutuo es suficíente. Para ellos, la principal fuente de fe no es la Biblia, sino la tradición oral viva que los fieles se transmiten de generación en generación.
"Los bebedores de leche". Los miembros de esta secta, fundada por Simion Oukie«íne, están en contra de los "combatientes del espíriu  y de la Iglesia Ortodoxa. Destruyen todos los ¡conos o los queman; no toman bebidas alcohólicas (de ahí su nombre de "bebedores de lechel; sus hijos no tienen juguetes, no tienen derecho a estar en la calle o a comer dulces, pero nunca son castigados por sus padres. Las mujeres no llevan joyas, pero son tratadas igual que los hombres.
"Los flagelantes" o "khlysty" ("azotados"). En sus asambleas, se azotan con atados de ramas o telas entorchadas para mortificar su carne. Según su doctrina, Cristo se reencarna periódicamente en seres humanos que llaman "cristT. Se conocen casos donde los participantes comulgan tomando la orina de su "cristo" y entran en comunicación coi) el Eterno durante "bailes giratorios", suerte de sesiones de éxtasis y de trance colectivo de donde salen purificados.
"Los castrados". Ramificación M grupo de los fiagelantes que aparece en el siglo XVIII, practican los mismos "bailes giratorios", pero le agregan la castración obligatoria. Para ellos hay que escapar M envoltorio corporal que simboliza el sexo para alcanzar la pureza absoluta.

Yusupov cuenta

  Raspulín estaba muerto. Gotas de sangre corrían por la herida y caían sobre las baldosas de granito. Bruscamente su ojo izquierdo se entre brió... y los dos ojos e Rasputín, que se volvieron extrañamente verdes yfijos como los de una serpiente, me atravesaron con una mirada diabólica llena de odio... Como si bruscamente fuera poseído por un frenesí, saltó como disparado por sus piernas; salía espuma de su boca, estaba aterrador. Un grito salvaje llenó la sala y vi llegar sobre mí una mano con dedos retorcidos... Rasputín resucitado repetía mi nombre con una voz sibílantey abogada... En este hombre moribundo, envenenado y atravesado por una bala, en este cadáver que oscuras fuerzas habían puesto nuevamente de pie para vengar su muerte, había algo aterrador, tan monstruoso que hasta hoy, cuando me acuerdo de ese momento, me embarga un terror indecible... Me parecía que el mismo diablo se bahía encarnado en el mujik... y que sus dedos retorcidos me agarraban para no volverme a soltar nunca más... Pero mi sorpresa y mi borrorfueron mayores aún cuando vi abrirse la pue~na de entrada y Rasputín desapareció en la oscuridad... Puncbkev¡tcb se lanzó tras él, se oyeron tres disparos y des~ un cuarto... Vi a Rasputín titubeary &splornarse en la nieve. "

 

Príncipe Yúsupov, el Fin de Rasputín.